El decálogo de Feijóo para llegar a la Moncloa: así ha cambiado en dos meses al PP de Casado
Feijóo ha buscado un campo de batalla con planteamientos que no provocan rechazo en el electorado de izquierdas y que saca a Vox de la agenda.
24 abril, 2022 02:28Noticias relacionadas
Si se cumplen las previsiones sobre los planes de Pedro Sánchez, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, tiene sólo unos 595 días para poner su partido al día y desarrollar una estrategia para intentar llegar a la Moncloa. Y aunque su idea de la política se basa en parte en "medir los tiempos", ya ha empezado a avanzar dentro de las líneas que se ha trazado para competir a finales de 2023 contra Sánchez.
El pasado 3 de abril, recién elegido presidente del PP en Sevilla, mantuvo una charla informal con los periodistas en la que, entre tono irónico y lamento, pidió cien días de cortesía antes de que se juzgara su nuevo cometido.
En la práctica, ya estaba al frente del principal partido de la oposición desde el 20 de febrero, cuando forzó la destitución de Pablo Casado, con apoyo de los principales barones y casi todos los coroneles del PP que viraron sus armas para dar todo el poder al presidente de la Xunta de Galicia.
Han pasado más de 60 días desde aquel advenimiento de Feijóo, aunque luego pasó por dos votaciones de aclamación entre militantes y delegados al congreso de Sevilla. En ese breve espacio de tiempo se ha producido ya un giro en el PP con respecto a la etapa de Casado, que afecta al día a día, a la estrategia a corto y medio plazo, y al discurso.
Su último paso es la presentación y envío a Moncloa de una alternativa económica, que cambia el paso del simple rechazo a todo que caractdrizó la etapa anterior del PP. La propuesta está elaborada con datos y desde la experiencia de la gestión, para diferenciarse de partidos como Vox que no han tenido hasta ahora representación institucional.
Según dirigentes actuales y anteriores del PP y parlamentarios populares, el giro conduce a una deconstrucción del partido, a la espera de que los acontecimientos permitan a Feijóo mantener ese rumbo. Estos son los 10 puntos principales de ese giro, según explican las citadas fuentes del Partido Popular:
1. Reconstruir relaciones
Uno de los primeros gestos de Feijóo ha sido reunirse con los responsables de las organizaciones empresariales y de los sindicatos. Casado mantenía pésimas relaciones con Antonio Garamendi (CEOE) y con los sindicatos no pasó de algunos encuentros esporádicos en los que, por cierto, hablaba siempre de un familiar sindicalista y de su conocimiento de la actividad de los agentes sociales en la fábrica de Nissan de Ávila.
Garamendi no fue a la convención de otoño de Casado, pero sí al congreso de entronización de Feijóo en Sevilla, en el que también estuvo Pepe Álvarez (UGT) y el nuevo líder del PP quería recuperar relaciones con ellos.
Ya en 1990, uno de los primeros actos de José María Aznar tras ser elegido presidente del PP, también en Sevilla, fue reunirse con organizaciones sindicales y empresariales.
La reunión del martes con sindicatos y empresarios fue encajada en la agenda como excusa para no acudir a la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León. De hecho, el encuentro con Unai Sordo (CCOO) fue necesariamente corto porque el líder sindical tenía que tomar un avión y el PP insistió en que fuera ese día.
El líder de CEOE salió encantado, con la idea de que vio a Feijóo "como un presidente del Gobierno" y, sobre todo, compartiendo sus propuestas, después de mucho tiempo de ruptura entre la patronal y el principal partido de la derecha. Respaldó las propuestas económicas del PP, lo que no ocurría desde hacía mucho tiempo, y ambos coincidieron en la pésima situación económica y los errores del Gobierno de Pedro Sánchez.
Se cerró la brecha que se agrandó cuando Garamendi pactó la reforma laboral con el Gobierno y Casado ordenó al PP votar en contra.
Respecto a Sordo y Álvarez, fuentes sindicales explican que sacaron la conclusión clara de que la prioridad de Feijóo es la economía, que está preocupado porque si las reglas fiscales cambian desde Bruselas España se meterá en un lío, y percibieron un registro distinto en el PP.
Su análisis es que Feijóo ha buscado un campo de batalla política con planteamientos que no provoquen rechazo en su electorado. Los sindicalistas no comparten sus propuestas de bajada fiscal, pero Feijóo se comprometió a hacérselas llegar cuando las mandara a la Moncloa. "Entiende lo que somos los sindicatos", aseguran estas fuentes sobre Feijóo, desde la distancia respecto de sus propuestas.
Además, la dirección del PP extenderá esa estrategia para tender puentes a asociaciones profesionales y organizaciones sociales. También a empresarios que han pedido ver a Feijóo, aunque con muchos ya mantiene relación por su cargo al frente de la Xunta.
También la extenderá a otros partidos políticos con los que tradicionalmente han mantenido relaciones. En sus primeros días de mandato, Feijóo intercambió mensajes formales con Inés Arrimadas (Ciudadanos) y Andoni Ortuzar (PNV), entre otros. En este último caso, según el PP, no pasaron de un intercambio protocolario, pero esperan que tenga continuidad en el futuro.
2. Pausar la política
Siempre se dijo que el ritmo de Rajoy no tenía nada que ver con el del resto de mortales. "Hay que darle un pensada" era una de sus frases preferidas para marcar sus tiempos y también para preparar su posición sobre los asuntos que se le planteaban.
Ahora, en el PP se aprecia el retorno de esa técnica de parar el balón y esperar. Así lo ha hecho Feijóo marcando internamente los tiempos para designar a su equipo, lo hace para salir de la Presidencia de la Xunta y también en su respuesta al presidente del Gobierno tras la reunión en la Moncloa.
De hecho, el pasado 7 de abril dejó sorprendido a Sánchez cuando en su reunión en la Moncloa no respondió a asuntos que se le plantearon como la renovación del CGPJ. Pidió tiempo para estudiarlo y el presidente del Gobierno tuvo que preguntarle algo así como: "¿Puedo anunciar que estás dispuesto a reabrir las negociaciones?". Y Feijóo asintió.
Luego el equipo de Moncloa ha mantenido la sorpresa por la falta de un contacto con el PP para saber siquiera quién será su interlocutor para esas conversaciones, y hasta el lunes no se confirmará oficialmente que Esteban González Pons será quien negocie con Félix Bolaños, ministro de Presidencia. Sin prisa. Feijóo quiere que quede claro que primero se habla de economía.
3. Priorizar la economía
Primero, la propuesta económica y la respuesta de la Moncloa, y luego empezar otras conversaciones como la citada del CGPJ. Esa estrategia de Feijóo está contenida en sus discursos en el congreso de Sevilla y en sus actos desde entonces.
Sánchez también se sorprendió de que Feijóo fue sin papeles a la reunión de la Moncloa, pero le han llegado este viernes en forma de propuesta económica articulada y elaborada bajo la dirección de Juan Bravo, consejero de la Junta de Andalucía, y apoyo de expertos ajenos al PP.
El presidente del Gobierno tuvo claro en esa reunión que el líder del PP quiere basar su política de oposición en esas propuestas económicas y fuentes del PP explican que, además, pretenden aterrizarlas desde la macroeconomía a términos más próximos a los ciudadanos, como poder adquisitivo, impuestos o coste de la vida, entre otras.
Feijóo busca ganar las elecciones con la imagen de gobernante experimentado y serio que ofrece soluciones a los problemas de los ciudadanos.
La propia propuesta económica por su forma y su contenido supone un cambio sustancial respecto a la etapa anterior del PP. Porque no se basa en el rechazo a medidas del Gobierno sino que pretende presentar una alternativa a la política de Sánchez, tiene el tono de estar hecha por quien tiene experiencia de gestión y hasta en la forma es diferente porque no incluye siglas del PP.
4. Eludir guerras culturales
La etapa de Casado se caracterizó por mantener el pulso con la izquierda sobre cuestiones ideológicas que puedan dividir. Por ejemplo, la memoria histórica o la violencia de género. Ahora, la decisión marcada es evitarlo en lo posible, ya que puede ser aprovechada por el Gobierno para enviar al PP hacia la extrema derecha y sacarle del centro.
Los populares esperan, no obstante, que el Gobierno use esa estrategia los próximos meses en el trámite de leyes atascadas en el Congreso como la de Memoria Histórica, la del Sí Es Sí o la Ley Mordaza, entre otras.
Entienden que en este escenario les gana Vox, porque puede permitirse ir más lejos que el PP.
5. Evitar la sobreexposición
El miércoles, Feijóo pidió en la reunión a puerta cerrada del Comité Ejecutivo del PP que se haga oposición sin actuar como "comentaristas de la actualidad", sino intentando mantener la iniciativa y marcar la agenda con sus propuestas, según varios asistentes.
En la anterior etapa del partido, casi todos los días había intervenciones públicas de su máximo dirigente sobre los asuntos del día, sin eludir casi ninguna polémica. Es cierto que Feijóo comparte aún la presidencia de la Xunta con la del PP, pero hay una decisión estratégica de evitar la sobreexposición.
Por ejemplo, ante el escándalo del supuesto espionaje a partidos independentistas catalanes, el PP ha impuesto el silencio. Primero porque esas prácticas empezaron presuntamente en la etapa de Mariano Rajoy en el Gobierno, y segundo porque considera que es un asunto que divide al bloque parlamentario de investidura. Feijóo aplica la tesis que dice que "cuando el adversario se equivoca, no le distraigas".
Esa falta de presencia pública le permite también no tener que mojarse sobre asuntos incómodos, como el caso de las mascarillas de Madrid o las novedades procesales de escándalos de corrupción.
La doctrina del PP para limitar esa presencia pública se define, según fuentes populares, en el título del libro de Rajoy: Política para adultos.
6. Eludir disputas orgánicas
En esa misma reunión de la dirección del partido, el presidente del PP pidió también que se orillen las disputas orgánicas para centrar el objetivo en intentar ganar elecciones, primero en Andalucía, luego en las territoriales de junio de 2023 y, finalmente, en las generales.
El objetivo de la nueva dirección es cerrar las heridas de la disputa que acabó con Casado, pero también las previas por las batallas entre Génova y cada uno de los territorios, por lo que los barones consideraban interferencias de la cúpula del partido.
Sí habrá planes específicos para comunidades como País Vasco y Cataluña, donde tuvieron resultados catastróficos y necesitan poner a punto el partido para sumar escaños en las generales.
7. Sacar a Vox de la agenda
El gran quebradero de cabeza de Feijóo es la presencia y avance de Vox. De hecho, mientras aterrizaba en el partido Alfonso Fernández Mañueco pactaba una coalición en la que cedía a Vox en casi todo lo que pedía.
Fuentes del PP aseguran que la actuación del líder del PP eludiendo ir a la toma de posesión para evitar la foto con Santiago Abascal explica su estrategia: ignorar a Vox y sacarle de la agenda.
Su tesis es que lo que diferencia al PP es la capacidad para ser un partido de Estado, con cuadros y experiencia, y es ahí donde deben insistir. Por eso, presenta una propuesta económica detallada, lo que no está al alcance de Vox en este momento.
Se trataría de zafarse de la estrategia del PSOE que busca poner a Vox en el centro del debate para atacar al PP, tal y como explicó Feijóo a puerta cerrada a los miembros de su Comité Ejecutivo. Fue su estrategia en Galicia para lograr que Vox y Ciudadanos no tuvieran ni un concejal siquiera.
El pasado domingo, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, lo explicaba así desde su posición en una entrevista en El Correo: "Al PP y al PSOE les pasa algo parecido: en lugar de mirar a Vox como un peligro potencial, lo ven como un cooperante necesario para sus fines a corto plazo. El PP piensa que, si quiere llegar a la Moncloa, de momento no puede en solitario y no quiere indisponerse con Vox, de manera que, si hay que meterlos en Castilla y León, los mete. Y el PSOE piensa que, mientras el PP esté enredado en la relación con Vox, él va a ser la referencia del centro. Los dos meten a Vox en la ecuación, y es un error grave. Lo que habría que haber hecho es un acuerdo de mínimos en virtud del cual Vox no fuera necesario y no pudiera condicionar la situación en Castilla y León".
8. Las organizaciones regionales
Desde el congreso de Sevilla, el PP se ha convertido en lo que nunca fue, un partido de barones. La tesis de la nueva dirección es que la prioridad interna son las elecciones territoriales, porque con un triunfo en esos comicios será posible la victoria en las generales, mientras que una derrota, por ejemplo, en Andalucía, le pondría las cosas más difíciles. O si ocurriera como en Castilla y León, donde el resultado fue tan malo que les llevó a ponerse en manos de Vox. Por eso, del congreso del PP salió el Pacto del Betis entre el PP de Galicia y el de Andalucía.
Para eso y para cerrar debates internos, Feijóo ha cerrado el conflicto sobre el congreso del PP de Madrid y la presidencia de Isabel Díaz Ayuso, y agilizará los congresos regionales de los próximos meses, respetando en lo posible la voluntad de las organizaciones territoriales. Las úniacs excapciones son País Vasco y Cataluña donde los resultados fueorn tan malos que necesita un cambio para facilitar la llegada a la Moncloa.
9. Acuerdos con el Gobierno
Si son necesarios y con su ritmo. No es fácil que haya pactos sobre economía, según fuentes del PP, pero sí es previsible que a medio plazo haya otros acuerdos sobre la Ley de Seguridad Ciudadana, el voto de los españoles en el exterior y el CGPJ, entre otros. Y, por supuesto, apoyo a la posición del Gobierno respecto a la guerra de Ucrania.
De hecho, para Feijóo es un valor que también le diferencia de Vox como partido de Estado. Y varios ministros del Gobierno admiten que esa posición les pone las cosas más difíciles y explican que "era más fácil tener enfrente al PP de la hipérbole y la descalificación". Entre otras cosas, porque esa oposición exagerada servía también como cemento de los votantes de la izquierda.
"Sé que en la política actual no es frecuente que el Ejecutivo y la alternativa de Gobierno trabajen juntos en asuntos tan relevantes como éstos, pero mi voluntad es cambiar esa política y sustituirla por otra que lo considere normal y habitual. Por supuesto, soy consciente de que ello debe ser recíproco y, por eso, te pido que atiendas las propuestas formuladas desde el Partido Popular con espíritu leal y constructivo", asegura la carta que Feijóo remitió este viernes a Sánchez. Consigue poner en el tejado del presidente del Gobierno la decisión de avanzar o no hacia los acuerdos. Que sea Sánchez quien lo rechace, pero que por él no quede.
10. Cambio de equipos
Feijóo está llevando a cabo un cambio radical, pero a su ritmo. Algunos de los que ya han sido nombrados se quejan de las dificultades de trabajar con sólo una parte del equipo nombrado.
Faltan muchos responsables de área que den apoyo a los vicesecretarios ya nombrados y sigue la incertidumbre sobre las portavoces del Congreso y el Senado, que pueden quedar para el momento en el que Feijóo asuma su escaño de senador por designación autonómica, una vez que deje la Xunta.
Otro de los problemas de los nuevos dirigentes es que prácticamente todos ellos comparten cargo en el partido con otro: Feijóo entre el PP y la Xunta; Cuca Gamarra entre el partido y el Congreso; Elías Bendodo y Juan Bravo, entre Génova y la Junta de Andalucía, y González Pons entre el PP y el Parlamento Europeo.
Queda también por constituir la Oficina del Presidente en la que participarán exministros y otros ex altos cargos. Muchos ya se han propuesto para colaborar con el partido sin dejar sus actividades privadas y Feijóo quiere aprovechar ese potencial que Casado orilló.