Carles Puigdemont se reunió con un presunto enviado del Kremlin el 26 de octubre de 2017, sólo 24 horas antes de la declaración de independencia unilateral de la "república catalana", según una investigación hecha pública en la madrugada de este domingo por la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), un consorcio de medios de prensa, agencias de análisis y periodistas internacionales especializado en la investigación de crímenes de Estado, casos de corrupción y delincuencia organizada.
La reunión, según los investigadores de la OCCRP, tuvo lugar en la Casa dels Canonges, la residencia oficial del presidente de la Generalitat, anexa a la sede del Gobierno catalán. En esa reunión, el emisario del Kremlin, Nikolai Sadovnikov, habría incitado a Puigdemont a declarar la independencia garantizándole el apoyo de Rusia con 10.000 soldados y 500.000 millones de dólares.
A cambio, Sadovnikov habría exigido que Cataluña se convirtiera en un paraíso fiscal de las criptomonedas.
Según la investigación de la OCCRP, en la que han participado entre otros los periodistas españoles Antonio Baquero y Jesús G. Albalat (El Periódico de Cataluña), Sadovnikov es un antiguo diplomático ruso con un largo historial como emisario del Kremlin en áreas de conflicto y en países de Oriente Medio, como Irán o Siria.
Según al menos una agencia de inteligencia europea de alto nivel, Sadovnikov tiene, efectivamente, línea directa con Vladímir Putin.
Sadovnikov, que la investigación relaciona con Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, es calificado también por la OCCRP como "un peso pesado de la diplomacia paralela rusa" (es decir, de las operaciones de desestabilización que el Kremlin lleva a cabo en Europa y en el resto del mundo a través de agentes camuflados como diplomáticos, o de las mafias del crimen organizado).
En la mencionada reunión habrían estado presentes el presidente catalán, el propio Sadovnikov, otro ciudadano ruso no identificado, y un "intérprete" que algunas fuentes identifican como Jordi Sardà Bonheví, un exmonitor de esquí que saltó a las portadas de los diarios en 2012, cuando firmó con el Gobierno ucraniano un contrato de 800 millones de dólares en nombre de Gas Natural. Cuando se demostró que Sardà no tenía ninguna relación con Gas Natural, este se justificó diciendo que "pensaba que podría convencer" a la compañía española tras la firma del contrato. Según fuentes de la investigación cercanas a la OCCRP, Sardà es "sin duda alguna un hombre del Kremlin".
Memoria selectiva por Covid
Sadovnikov, según informa la OCCRP, reconoce haber estado en Barcelona el 26 de octubre de 2017 para reunirse con "alguien", aunque dice "no recordar" quién en concreto tras pasar el Covid en 2020 y haber "perdido parte de la memoria". Sí reconoce haber sido llevado por un amigo a una reunión con "gente" a la que no habría entendido porque "ninguno hablaba ruso".
"La prueba de que la reunión fue significativa es que el presidente recibió a Sadovnikov en el día probablemente más tenso de todo el procés" dicen fuentes cercanas a la investigación. "El día en el que se decidía una declaración de independencia unilateral en plena Unión Europea. ¿Quién recibe a visitantes sin importancia en un día como ese?".
ERC se desmarca
Las conexiones del separatismo catalán con el Kremlin por medio de agentes encubiertos y tramas delictivas han sido un motivo de fricción entre los partidos independentistas. ERC se ha distanciado siempre de dichas conexiones ante la evidencia de que los enlaces con el Kremlin han sido siempre hombres del núcleo neoconvergente más cercano a Carles Puigdemont, como Josep Lluís Alay, jefe de la "oficina" del prófugo, cuyo patrimonio y viajes están siendo investigados en la actualidad por el juez Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona.
Más conflictiva es la relación de la otra mitad del Gobierno regional catalán con Moscú. A la vista de la imposibilidad de negar las conexiones de Puigdemont y de su entorno con Moscú, el espacio neoconvergente y sus principales medios afines han fabricado una narrativa que niega la importancia de esas conexiones y las caricaturiza como el intento de algunos estafadores rusos de aprovecharse del procés catalán en beneficio propio.
La investigación de la OCCRP demuestra sin embargo que el interés del entorno de Puigdemont en los "enviados de Putin", como ellos mismos los llaman, se mantuvo mucho más allá de la reunión del 26 de octubre de 2017 con Nikolai Sadovnikov.
Prueba de ello son los chats que un estrecho colaborador de Puigdemont, Víctor Terradellas, y el propio Jordi Sardà mantuvieron durante meses tras la declaración de independencia y en las que se insinuaba la llegada de ingentes cantidades de dinero de origen ruso para la financiación del procés. Dichos chats forman parte de la investigación del caso Volkhov, en manos del antes mencionado juez Joaquín Aguirre.
La OCCRP incluye en el texto de su investigación una foto de Terradellas, exdirector de Catmon y antiguo responsable de relaciones internacionales de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), posando con un supuesto certificado del Union Bank of Switzerland de 500.000 millones de dólares que debía servir como garantía de la promesa de financiación rusa.
La fotografía del certificado, obviamente falso, se tomó durante uno de los días en los que Terradellas y Sardà se reunieron para hablar de la ayuda rusa. La OCCRP sólo documenta una única transferencia de los rusos de un bitcóin (poco menos de 10.000 dólares por aquel entonces) con destino a los separatistas, aunque la promesa inicial había sido de 56 bitcoines (unos 525.000 dólares).
Subversión y estafa
La narrativa separatista no explica tampoco por qué Carles Puigdemont le concedió audiencia a Sadovnikov durante la "jornada de reflexión" previa a la declaración de independencia, o por qué esos contactos del Kremlin con el separatismo se mantienen mucho después de que, teóricamente, lo absurdo del ofrecimiento del exdiplomático ruso hubiera demostrado que este era sólo un estafador.
En los chats mencionados por la OCCRP se alude también a una foto que habría sido tomada por el CNI y en la que se vería a Sadovnikov entrando en el Palau de la Generalitat. Dicha foto habría sido utilizada por el CNI, según se dice en el chat, para convencer a "los alemanes", es decir al Gobierno alemán y sus servicios de inteligencia, de la injerencia rusa en Cataluña.
"No hay ninguna prueba de que los rusos hayan intentado estafar a los independentistas" dice una fuente muy cercana a la investigación de la OCCRP. "Ninguna petición de dinero, ninguna exigencia ni contrapartida" añaden. "Que sería lo normal si, como dicen los separatistas, esto fuera sólo una estafa. Es probable que los rusos intentaran convencer a los independentistas de que podían contar con su apoyo futuro, el de un miembro del Consejo Permanente de la ONU, para desestabilizar la UE".
Los expertos consultados por la OCCRP insisten sin embargo en una tesis mixta: la de la voluntad de desestabilización del Kremlin, aceptada de forma tácita por el separatismo desde el momento en que este se aviene a hablar con emisarios rusos, y la estafa pura y dura. "Parece que estamos frente a una operación encubierta de la inteligencia rusa combinado con un intento de estafa colateral. Las conexiones íntimas del Kremlin y el crimen organizado ruso son una característica definitoria de cómo Rusia ejerce y proyecta su poder".