Inés Arrimadas ha confesado su "tristeza" justo veinticuatro horas después de conocer los resultados en Andalucía, su tierra. La jerezana vio cómo Ciudadanos perdía todos sus escaños –21– y la vicepresidencia de la Junta. Antes de que lleguen las elecciones municipales, pondrá su cargo a disposición de la militancia y pedirá ser "refrendada".
Así lo ha detallado en una entrevista con Onda Cero. Arrimadas, además, prepara una "refundación": un nuevo catálogo de propuestas y de equipos organizativos con los que intentar "reconectar". No se descarta siquiera cambiar el nombre del partido.
Por primera vez desde que, en marzo de 2020, asumió la presidencia de Ciudadanos, Arrimadas ha reconocido: "La marca está muy castigada". En un plano personal, ha dicho que está siendo "muy duro" ver cómo cada vez que se abren las urnas su partido se desmorona: "Desde las generales de noviembre, ha habido días muy duros".
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El resultado, que ha definido como "muy malo", se ha llevado por delante a su "amigo" Juan Marín. Ella le ha intentado convencer para que no dimitiera, pero el vicepresidente de la Junta quiere dejar atrás la política. Entre lágrimas, confesó este lunes por la mañana en Más de Uno la ilusión por pasar más tiempo con sus hijos. A lo largo de este mandato, se separó de su mujer, con quien compartía vida desde hacía casi cuarenta años.
"En días como este hay que hacer de tripas corazón. Hay que dar la cara. Seguiré luchando porque creo en este proyecto y en este espacio. Pero debemos reflexionar profundamente", ha comenzado Arrimadas.
Pese a la insistencia del entrevistador por conocer los detalles de ese "proceso abierto" donde los militantes podrán opinar acerca de la presidencia del partido, la jerezana se ha limitado a mencionar que buscará la fórmula en los "estatutos".
Tal y como reveló EL ESPAÑOL, hace ya meses que encargó a un comité de crisis la elaboración de ese catálogo de propuestas con el que intentar frenar la hemorragia electoral.
Ese proceso –ha dejado entrever– sigue en marcha. Ella misma viaja esta semana a Bruselas para "mantener una reunión muy importante". El comité de crisis, precisamente, está trabajando de la mano de distintas formaciones de la familia liberal europea.
De ahí que Arrimadas, en la entrevista, haya nombrado a, por ejemplo, los alemanes y los holandeses, que desaparecieron de sus respectivos parlamentos y luego consiguieron hacerse imprescindibles.
"España llevaba treinta y cinco años sin partido liberal. Costó mucho implantarlo y va a costar mucho consolidarlo. Pero todos, en Europa, han pasado por momentos durísimos", ha dicho.
Los errores
Arrimadas ha aceptado abrir el melón de los errores. Ha comenzado por reconocer que fue una equivocación –lo ha hecho en primera persona pese a haber sido una decisión de Rivera– no haber tendido la mano a Sánchez tras las primeras generales de 2019, cuando PSOE y Ciudadanos sumaban mayoría absoluta.
"No fuimos capaces de tender la mano para demostrar que era Sánchez quien no quería pactar. Se lo pusimos muy fácil. En las segundas elecciones se nos percibió como los culpables", ha relatado.
Después, llegó la negociación de los gobiernos autonómicos y municipales. Rivera decidió entregar al PP todo el poder, pese a contar con escaños suficientes como para arrancar varios gobiernos. Cedió las cuatro vicepresidencias autonómicas y la alcaldía de Madrid, entre otras. A toro pasado, Arrimadas también lo ha tachado de "error".
Por último, sobre la moción de Murcia, donde comenzó el efecto dominó que acabaría con la era dorada de Ciudadanos, ha "jurado" por sus "hijos" que ella no negoció con Sánchez "ni con ningún miembro del PSOE".
Eso sí, ha reconocido que no actuó con "contundencia" en relación a Carlos Cuadrado y José María Espejo, autores de la maniobra, a los que no cesó inmediatamente: "Ese error me acompañará toda la vida".