Después del "refuerzo del flanco Sur" acordado este martes con Joe Biden en Moncloa, tras más de tres meses de negociaciones y desechados más de una decena de borradores, el Gobierno de Pedro Sánchez ha logrado dos cambios claves en la redacción del nuevo 'Concepto estratégico' de la OTAN, que llevará el apellido "de Madrid". Ambos, para proteger Ceuta y a Melilla y, como adelantó este diario, para afrontar las amenazas que vienen desde el norte de África.
Moncloa considera "un éxito y un orgullo" haber cumplido con "todos los objetivos". Porque, si bien el documento no nombra específicamente a Ceuta y Melilla, "es que no hace falta, gracias al trabajo que hemos hecho". España no consideraba "especialmente relevante" esta mención. De hecho, según las fuentes consultadas, ni lo ha luchado, centrándose en una estrategia de aproximación por una vía más sencilla "y que sirve a todos los aliados".
Para empezar, a propuesta de España, en el punto 20 del nuevo Concepto Estratégico, la Alianza Atlántica ya no se compromete a defender "la integridad a territorial aliada", sino la "de los aliados". Es decir, que a partir de ya -porque el documento se ha publicado y es oficial-, los 30 miembros de la OTAN (pronto serán 32) están obligados a salir en defensa de cualquier agresión a las dos plazas españolas.
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Y también de otros territorios que la redacción del artículo 6 del Tratado de Washington deja fuera, como Hawaii o algunos territorios franceses de ultramar. "Además, si estamos defendiendo la integridad territorial de Ucrania, que no es miembro de la OTAN, es impensable que no defendamos a un aliado", explican las fuentes del entorno del presidente Sánchez.
El propio secretario general de la Alianza, el noruego Jens Stoltenberg, ha sido claro durante la sesión: "Defenderemos hasta el último centímetro del territorio de nuestros aliados".
Y es que "este cambio de redacción no sólo clarifica un punto que era muy importante para nosotros", explica una fuente de Moncloa, "sino que es lo jurídicamente correcto, ya que no existe una figura de derecha que sea la integridad territorial aliada, y sí la que define cada uno de los miembros del Consejo Atlántico".
Por otro lado, y según fuentes consultadas en el Gobierno, la fórmula le deja claro a "cualquier actor externo" que el territorio español es el que España tiene definido en su Constitución, que además es el reconocido internacionalmente.
Y eso evita una mención explícita que, diplomáticamente, sería contraproducente para con un socio clave en el norte de África como Marruecos. El régimen de Rabat, más o menos explícitamente, reclama las dos ciudades autónomas -a pesar de que no hay motivo histórico que lo apoye-, y es el principal aliado de Estados Unidos en el norte de África.
El flanco Sur
El otro cambio sustancial está contenido en el punto 11 del documento, que habla sobre "los desafíos de la vecindad Sur". Es un párrafo completo que "sigue inmediatamente a la definición de Rusia como la "principal amenaza", al terrorismo "en rodas sus formas" como la siguiente en importancia, y a China como un "desafío sistémico": por primera vez, la Alianza lanza esta advertencia al gigante asiático, incluyéndola en su hoja de ruta.
Para España, haber logrado esta mención tan explícita "y en esa posición dentro del texto" es un éxito.
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El párrafo es taxativo: "Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Próximo afectan directamente a nuestra seguridad y a la seguridad de nuestros socios". Es más, Moncloa destaca que, también por primera vez, los aliados han considerado oportuno poner la mirada no sólo en la generalidad denominada "los vecinos del sur de la OTAN", sino expresamente en "el Sahel".
Según el Concepto Estratégico, los riesgos para la seguridad europea vienen de los "desafíos interconectados de seguridad, demográficos, económicos y políticos" que vive el norte de África, sobre todo en esa franja empobrecida e inestable más al sur del Sáhara. Estos retos se han visto "agravados por el impacto del cambio climático, la fragilidad de las instituciones, las emergencias sanitarias y la inseguridad alimentaria" que se ha exacerbado con la guerra en Ucrania.
La Alianza, según Moncloa, entiende que ese "terreno fértil para la proliferación de grupos armados no estatales, incluidas las organizaciones terroristas" también permite "la interferencia desestabilizadora y coercitiva por parte de competidores estratégicos", como (de nuevo) Rusia y China.
Aunque en este caso, el documento no menciona explícitamente a estos dos países, según las fuentes de Moncloa, durante las negociaciones ha quedado claro que los aliados son conscientes de que la presencia rusa y china en esa región supone un riesgo cierto de pinza, "ahora que hay una guerra en el flanco Oriental".