“Menos Siria y más Soria”, le dijo el entonces ministro Jesús Posada a José María Aznar cuando éste era presidente del Gobierno y cuando en su segunda legislatura se volcó en la política exterior, la relación con Estados Unidos y la participación en la Guerra de Irak, desatendiendo la política nacional y el desgaste electoral que esa estrategia le provocaba.
Estos días, Pedro Sánchez se ha volcado en la cumbre de la OTAN, demostrando que desde el Gobierno se controla la agenda política, se eclipsa a la oposición y se logra eco en lo que él llamó el sábado las “terminales mediáticas”. Y apunta a que, según miembros del Gobierno, a Alberto Núñez Feijóo se le puede hacer largo el año y medio hasta las elecciones estando en la oposición y fuera del foco.
En realidad, desde el inicio de su mandato en 2018, Sánchez mostró que la participación en reuniones internacionales es su fuerte y es el lugar donde más cómodo se siente, a diferencia de lo que le ocurría a Mariano Rajoy.
En algunos casos, porque en esas relaciones, en especial las de la Unión Europea, está gran parte de la salida a la crisis provocada por la pandemia y luego por la guerra de Ucrania.
“Querido presidente”, le ha podido decir este martes al fin a Joe Biden en la Moncloa, tras el fracasado encuentro de hace solo un año que terminó en saludo rápido en un pasillo. Sánchez vive estos días su momento de mayor proyección internacional con la cumbre de la OTAN, en el centro del mundo y como protagonista de la actividad que más le gusta como presidente.
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Y para rentabilizar los efectos de la cumbre, Moncloa ha diseñado un intenso plan de presencia en medios de comunicación del presidente del Gobierno, con profusión de entrevistas, como nunca había hecho en su mandato y como nunca han hecho sus antecesores.
El lunes fue entrevistado en La Vanguardia, este miércoles en la cadena SER, el jueves en La Sexta y en TVE y el domingo que viene en El País. Todo ello ocurre la semana después de que Sánchez se quejara de ser “golpeado por los poderes económicos y sus terminales mediáticas” y atribuyera a ello su desgaste.
Entremedias tendrá estos días varias comparecencias ante los medios para informar de la cumbre.
Esquivando la tormenta
El propio Sánchez ha encabezado en las últimas semanas el mensaje según el cual los ciudadanos no aprecian las medidas que toma el Gobierno para proteger a los más débiles, entre otras cosas, porque los medios no informan de ello. Es lo que define como “ser golpeado por las terminales mediáticas” de los poderes económicos, lo que en el Gobierno se caracteriza también como disfunciones en la política de comunicación. Esta semana, al menos, tendrá eco en los medios y eclipsará la agenda política de todos los demás.
Desde la cumbre, el presidente del Gobierno asiste a la tormenta política del resultado electoral en Andalucía, la caída en las encuestas, las dificultades económicas, la polémica por sus declaraciones apoyando a la Policía marroquí, las críticas por el asalto a Indra y al Instituto Nacional de Estadística (INE) y las consecuencias de la reforma legal para controlar el Tribunal Constitucional, entre otras.
Desde la cumbre y junto al “querido presidente” de los Estados Unidos observa esas polémicas de política doméstica.
Sobre Melilla, todos sus socios parlamentarios y de Gobierno han criticado sus palabras alabando la actuación de la policía de Marruecos.
Sobre Indra y el INE, la oposición entiende que el Gobierno busca controlar la empresa y el organismo público. En el segundo caso, viene precedido de la crítica de ministros como Nadia Calviño y José Luis Escrivá a los datos del INE. Según la oposición, el Gobierno busca controlar los datos oficiales para que dejen de ser desfavorables.
Sobre el Tribunal Constitucional, el Pleno del Congreso votará el 14 de julio la reforma para que el Consejo General del Poder Judicial pueda renovar dos magistrados, que el Gobierno pueda designar otros dos y la mayoría de la institución pase a ser progresista.
La sobreexposición del presidente seguirá los días 12, 13 y 14 en el Debate sobre el estado de la Nación, el primero desde hace cinco años. No intervendrá Feijóo y generalmente les suele salir bien a los presidentes, porque no tienen limitación de tiempo, poseen los datos y cierran el debate.
El 14 se votará también la convalidación del decreto con las medidas contra la inflación y el proyecto de ley de Memoria democrática. En todas esas votaciones avanza estos días el acuerdo con sus socios del llamado bloque de investidura, con las únicas reticencias de ERC.