Lo único que parece claro es que Pedro Sánchez no está contento con la forma en la que llega a los ciudadanos el mensaje de la acción del Gobierno y que una parte de ello tiene que ver con el eco que encuentra en el PSOE.
Así lo ha explicado retiradamente en diferentes foros, incluida la última reunión de la Ejecutiva Federal, celebrada un día después de las elecciones andaluzas, en la que reiteró la necesidad de movilizar al partido para reforzar la acción del Gobierno.
De la misma manera, es claro que todos los ministros han recibido el encargo de volcarse a predicar en todos los foros posibles lo que hace el Gobierno.
También es claro y admitido por todos que en Ferraz las piezas que se colocaron hace pocos meses no han terminado de encajar, empezando por el portavoz del partido, Felipe Sicilia, y siguiendo por altos cargos enfrentados y que aún buscan cómo dividir sus competencias.
Hace menos de seis meses, Sánchez introdujo un pequeño ajuste para que Adriana Lastra, vicesecretaria general, asumiera también las funciones de comunicación y de coordinación parlamentaria, en detrimento del secretario de Organización, Santos Cerdán.
Los dos comparten de facto intervención en negociaciones clave. Por ejemplo, Lastra tiene magníficas relaciones con ERC y Cerdán suele intervenir con éxito en negociaciones importantes para lograr apoyos de Bildu que han terminado siendo vitales para el Gobierno.
Lastra tiene gran influencia en Sánchez y cuenta con su protección y Cerdán conoce al milímetro cada sede de cada federación del partido.
Pero, hacia fuera y de cara a la movilización del partido, en la Moncloa se considera que el tándem no funciona y que el PSOE no da ese eco necesario a la acción del Gobierno. También se imputa a Ferraz gran parte de la falta de movilización de los electores socialistas en los comicios de Castilla y León y Andalucía y se teme que pueda ocurrir lo mismo en las municipales y autonómicas del 2023 y, sobre todo, en las generales de final de ese año.
A partir de ahí, este lunes se celebra una Ejecutiva en la que dirigentes socialistas esperan continuidad de la autocrítica de hace dos semanas y decisiones de impulso del partido. Creen lógico que haya cambios pero no tienen seguridad de que Sánchez lo haga.
Nada se sabe en concreto sobre posibles cambios de personas, que se consideran coherentes con la incomodidad de Sánchez, pero sobre los que no se conoce nada concreto. Ni siquiera se conoce si el presidente del Gobierno y líder socialista deshará algunos de los movimientos que hizo hace un año cuando restó peso político al Gobierno y el partido con la salida de Carmen Calvo y José Luis Ábalos.
Se da por hecho que, si finalmente hay cambios serán ahora, en vísperas del debate sobre el estado de la nación y con tiempo suficiente para que se noten en las próximas elecciones, pero no hay ninguna certeza.
[Dirigentes socialistas creen que Sánchez estudiará cambios para la próxima semana]
Este domingo, al ser preguntado Sánchez en El País sobre los posibles cambios, se ha limitado a asegurar: "Yo estoy muy a gusto y cómodo, y tienen todo mi respaldo todos los ministros del Gobierno de España y la dirección federal del PSOE".
Para colmo ha avivado los rumores el hecho de que, de forma muy inusual, Sánchez se haya fotografiado en esa entrevista con Antonio Hernando, adjunto a su jefe de Gabinete en la Moncloa.
Hernando fue un eficaz portavoz parlamentario del PSOE en la primera etapa de Sánchez al frente del partido.
No se les veía juntos desde 2016, porque Hernando optó por los adversarios de Sánchez en el PSOE. Luego, trabajó en la consultora Acento que fundó José Blanco y volvió a la Moncloa hace un año, cuando salió de ella Iván Redondo,
Desde entonces ha tenido un papel discreto, aunque muy próximo a Sánchez en su equipo más próximo junto a Óscar López y este domingo se fotografiaban juntos en vísperas de la Ejecutiva y cuando se había publicado que podría encargarle de un puesto de relevancia en Ferraz, una vez pasado el tiempo razonable desde su vuelta de la consultora.
Otras fuentes, por contra, aseguran que es una casualidad, que acompañó al presidente a la entrevista porque Óscar López tenía un compromiso familiar.
En el equipo de Sánchez en la Moncloa ha ganado peso también Iván García Yustos, director de Asuntos Institucionales del Gabinete de la Presidencia del Gobierno Estatutariamente, la Ejecutiva puede incorporar un nuevo miembro y designar un portavoz, a instancias de Sánchez.
Ya antes de las elecciones andaluzas, dirigentes socialistas dieron por hecho que una derrota evidente en esos comicios provocaría cambios. A su vez, esas especulaciones sobre cambios en esas portavocías se han traducido estas semanas en reproches cruzados sobre filtraciones interesadas, lo que demuestra también las discrepancias mencionadas.
En las últimas semanas, también se produjeron dudas sobre la continuidad de los portavoces en el Congreso y el Senado, Héctor Gómez y Eva Granados, respectivamente. Ambos llevan sólo un año en sus cargos y fuentes de sus equipos aseguran que desconocen cualquier posibilidad de relevo.
Gómez ha protagonizado en las últimas semanas, junto a Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, diferentes negociaciones para desatascar normas como la de Memoria Democrática que han concluido con buenos resultados para el Gobierno.
En todo caso, ya se han producido algunos movimientos en segundos y terceros escalones en el Gobierno desde las elecciones andaluzas. Por ejemplo, la salida de los dos secretarios de Estado del Ministerio de Inclusión, la incorporación a Moncloa de uno de ellos (Jesús Perez) al Gabinete de Sánchez y el relevo del responsable del INE, entre otros.
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