Santander

Casi como si de una lección de periodismo clásico se tratara, Felipe González ha colocado sus mensajes más importantes al principio. "¡Felipe! ¡Felipe!", le ha gritado un fotógrafo para que se acercara a las cámaras. "Bueno, yo me acerco, pero no les atiendo", ha sonreído al poco de bajarse del coche en la península de La Magdalena, Santander.

Ha sido el primero de los expresidentes en hablar. Luego le seguirán, para celebrar el noventa aniversario de los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. En ese orden, en el cronológico, como si fuéramos a ver un documental de historia democrática.

González ha atendido a los medios dos minutos –literalmente–. Ya se iba, pero entonces ha escuchado la pregunta: "¿Qué le parece el sobresaliente que ha dado Zapatero a la gestión económica de Sánchez?". Entonces se ha girado, ha dado un pasito hacia las cámaras y ha contestado: "En el caso de Zapatero es cum laude". Una ironía sobre la alta calificación que su sucesor dio al Gobierno. Una manera de decir que él le daría un...

Declaración de Felipe González

Ese ha sido el prólogo a su charla "España en el mundo ante el futuro", donde ha compartido escenario con José Juan Ruiz, el presidente del Real Instituto Elcano. En esos dos minutos previos, ha dejado claras sus intenciones. Una señora que estaba de paseo por La Magdalena le ha dicho: "Es usted el mejor de todos los socialistas". La frase, como si fuera el libreto, definía el argumento de la obra a punto de empezar: la distancia entre felipismo y sanchismo.

El Gobierno sigue siendo igual de "inestable" que hace dos años, González no ha leído el proyecto de la nueva Ley de Memoria pero no le suena bien, apoya el aumento en el presupuesto de Defensa y considera que "el problema más grave" es la inflación.

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Por cierto, no comparte ese argumentario de Moncloa según el cual el aumento del precio de la cesta de la compra se circunscribe a la guerra de Putin. "Venía de antes", ha dicho.

González ha podido estar en Santander por los pelos. Se acaba de recuperar del coronavirus, aunque todavía –como él mismo ha dicho– le queda la tos. Su interlocutor le ha pedido una definición de liderazgo. Lo ha hecho para recordarle una frase vertida a mediados de los noventa, poco después de que saliera de Moncloa.

Dijo González entonces: "Gobernar es hacerse cargo del estado de ánimo de los ciudadanos". ¿Y hoy? ¿Qué es el liderazgo? "La primera condición (...) que [el líder] sea capaz de tener un proyecto para su país lo menos mercenario posible. La credibilidad es mayor en la medida en que el proyecto es menos mercenario".

A ojos de González, que dice las cosas como las dicen los expresidentes, diciendo sin decir, el verdadero líder trata de implantar su proyecto "a cambio de nada". "Tener un proyecto no es lo mismo que querer ganar un gobierno".

Una descripción en la que parecía encajar continuamente, aunque no lo ha mencionado, el Gobierno de Pedro Sánchez, obligado al funambulismo pactista por su debilidad aritmética.

También en abstracto, se ha reafirmado: "La gente que depende del voto para permanecer en el poder cree que se equivoca el mundo, no ellos". ¿Y qué ocurre cuando, parafraseando al propio González, un gobernante gobierna sin hacerse cargo del estado de ánimo de los ciudadanos? "Está condenado al fracaso inmediato".

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La brecha entre González y el binomio Sánchez-Zapatero lleva años siendo evidente, pero resulta cada vez mayor. Cuando ha respondido las preguntas, el primer presidente socialista ha dejado ver que nada sabe de lo que sucede en Moncloa.

Con las luces largas puestas, sin embargo, Felipe González ha aclarado que no comparte el pesimismo que parece impregnar la actualidad: "A pesar de los momentos de dificultad, debido a la pandemia y a Ucrania, no hay nada que demuestre que la situación sea peor que hace cincuenta años".

"Hay mucho más de histérico que de histórico. No se va a caer el Muro de Berlín todos los días por la mañana. Parece que vivimos continuamente el final de la primera o la segunda guerra mundial", ha ironizado.

Porque González, esta mañana, ha sido un torrente de ironía. Sobre el bloqueo en la renovación del CGPJ, por ejemplo, ha apuntado: "Un comisario europeo absolutamente respetable dice que el CGPJ debe ser elegido entre sus pares. Y yo digo: ¿qué hacemos con los impares?".

Fue el Ejecutivo del propio González el que, en los ochenta, enmendó la Carta Magna y dictó que el CGPJ fuera elegido por los políticos. Se atribuyó en aquel tiempo a Alfonso Guerra la mítica frase "Montesquieu ha muerto". En referencia al 'inventor' de la separación de poderes. Guerra siempre ha negado haberlo dicho.

González ha pedido al Gobierno que busque en otros países europeos un modelo que "sirva de inspiración" y evite bloqueos como el actual. "Que experimenten con gaseosa", ha criticado sobre aquel intento de Moncloa, en connivencia con Podemos, con el que el Ejecutivo habría podido renovar los vocales sin contar con la oposición.

"Somos una sociedad envejecida, empezando por mí". El público ha reído. Pero no era solo una broma. "Uno es viejo cuando empieza a mirar el suelo para ver dónde pone el pie. Si uno mira demasiado al suelo, pierde el horizonte y se queda atenazado por el miedo". Y eso es lo que empieza a ocurrirles a las sociedades contemporáneas.

"Europa es un espacio de extraordinaria calidad de vida y cohesión social. No hay nada comparable en el mundo. Debería ser declarado patrimonio de la humanidad para que nadie lo tocara", ha celebrado González.

En ese punto, ha criticado a Podemos y a quienes se postulan en contra de aumentar el presupuesto en Defensa: "Quieren menos gasto en eso, pero más autonomía respecto a Estados Unidos. Tengo un ataque extemporáneo de bondad universal y le declaro la paz al mundo, pero si alguien me molesta se lo recriminaré al maestro armero". Más ironía con el mismo objetivo.

"Algunos han perdido fe en el sistema democrático. Cuando un gobierno falla, ¡la culpa no la tiene el sistema! Sería bueno que recuperaran la fe antes de que echen de menos el sistema democrático por haberlo perdido", ha concluido González.

Al salir del paraninfo de La Magdalena, la organización le ha regalado un chubasquero impermeable. Se lo ha probado antes de subirse al coche. Por si fuera a caerle un chaparrón de las "terminales oscuras". Aquí cada uno tiene las suyas.