Hace una semana, soliviantada por la aprobación "sin haber informado previamente al socio" del alza de 1.000 millones para el gasto en Defensa, Yolanda Díaz exigió una convocatoria "urgente" de la comisión de seguimiento del pacto de coalición. Fuentes de Moncloa confirmaron a este diario que se celebraría "antes del Debate del estado de la Nación". Pero la reunión ni se ha celebrado ni "hay noticias de Presidencia" para que vaya a ser agendada.
Es más, Pedro Sánchez no ha vuelto a reunirse con su vicepresidenta segunda, como hace habitualmente desde que Díaz ocupa el liderazgo de Unidas Podemos en el Gobierno, desde antes de la cumbre de la OTAN. O sea, desde antes de que se conociera la ampliación en un 50% de la presencia de destructores estadounidenses en la base de Rota. O el compromiso del presidente para "llegar al 2% de inversión militar" en 2029.
El ala morada del Ejecutivo ha enviado una serie de medidas económicas en las últimas semanas a Moncloa, "sin recibir respuesta", según confirma el entorno de la vicepresidenta. La semana pasada, hubo encuentros informales de los equipos, "pero Yolanda Díaz no ha hablado con Pedro Sánchez" en este tiempo. "No sabemos qué va a anunciar en el debate", aseguraban de madrugada los socios minoritarios de la coalición.
[El rechazo de Podemos al aumento del gasto en Defensa aleja a Sánchez de sus terceros Presupuestos]
Cuando Pablo Iglesias dejó el Ejecutivo y ella tomó el mando, dejaron de celebrarse las llamadas reuniones de maitines, cada lunes en Moncloa. A ellas acudían Sánchez e Iglesias, pero también Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Irene Montero y, no siempre, María Jesús Montero o Pablo Echenique.
La relación pasó a ser cara a cara entre el presidente y la también ministra de Trabajo. Pero desde la última crisis en la que hubo de convocar esa comisión de seguimiento -cuando las "injerencias" de Calviño en la reforma laboral- se adoptó un nuevo formato: Yolanda Díaz y Ione Belarra, por un lado, y Félix Bolaños junto al presidente o la titular de Hacienda, por el otro.
Cuando acabe esta semana, se estará cumpliendo casi un mes sin esas reuniones de coordinación "en las que se avanza mucho", según las fuentes consultadas.
"Acuerdo de país"
Y eso que Sánchez pidió "un acuerdo de país", prometiendo llevar estas iniciativas al Congreso, a pesar de que no lo necesita y de que sabe que chocará con sus socios y aliados. El presidente se presentará este martes a las 12.00 del mediodía ante sus señorías sin haber siquiera compartido con Díaz -ni, por supuesto, con Ione Belarra, líder de Podemos- qué "nuevas medidas económicas" prevé desgranar durante su discurso.
La propia portavoz del Ejecutivo confirmaba este lunes, en Moncloa, que Sánchez prepara un nuevo paquete de propuestas "para proteger a los más vulnerables de los efectos de la inflación". A su lado, dos ministros socialistas, esta vez no había ninguno morado que pusiese mala cara, como hace dos semanas ocurrió con la censurada Irene Montero.
"Acudir al primer debate de política general de un Gobierno de coalición no ya sin acordar las líneas generales, sino sin siquiera informar a tu socio de lo que va a decir jefe del Ejecutivo", apuntan fuentes de la dirección morada, "no parece el mejor precedente". En Podemos sospechan que el presidente ya vuela solo, tratando de afrontar todos los focos de sus crisis: la económica, la del Gobierno y la de su partido.
Pero es cierto que el PSOE juega con una ventaja. La propia Díaz es más partidaria de "cuidar la coalición" que de confrontar. Y aunque la semana pasada fuese taxativa en que no está de acuerdo en un mayor gasto en Defensa, se mostraba el domingo mucho más calmada.
La vicepresidenta morada aparecía en una entrevista en El País asegurando que los Presupuestos son "una concepción global", y que lo que le preocupa es "ser capaces de compensar el impacto de la inflación en las mayorías sociales. Y esta es la discusión central, el presupuesto de Defensa es una pequeña parte".
"Paradas en la industria"
Fuentes del entorno de la vicepresidenta confirmaban a este diario que no habían recibido "ninguna noticia" de Moncloa. Desde la Secretaría de Estado de Comunicación tampoco se tenía "ningún conocimiento" ni de fechas ni de los componentes de la posible reunión de seguimiento.
Pero nada se decía sobre el nuevo plan económico... que, desbordado por nuevos síntomas -"ya hay algunas paradas en la industria", confesaba un miembro del Gobierno a este diario-, llegará incluso antes de que el Congreso convalide, el jueves, el anterior, aprobado vía decreto.
Más allá de que después de la última crisis se cambiara el formato de la coordinación semanal de las dos alas del Gobierno, según fuentes internas de la coalición, esas citas "son más para visualizar la foto que efectivas de verdad". Y que antes de un Debate sobre el estado de la Nación "lo que menos le iba a convenir a Sánchez" es entretener a los medios y a su propio equipo, desviando atenciones, con una representación.
"Los compromisos con la OTAN se van a cumplir", afirman fuentes cercanas al presidente, "no estamos para juegos en una situación de guerra". Tanta firmeza como se expresa desde el entorno morado: "No lo apoyaremos, y punto", aclaran, "será el PSOE el que tenga que ver cómo lo hace para que haya Presupuestos con la mayoría de la investidura y cumple, a la vez, sus promesas a Joe Biden".
Otra cosa es sentarse este martes en el banco azul, junto a Sánchez y tener la misma expectación que la oposición ante lo que vaya a decir. "A lo mejor, lo que prefieren es que nuestro portavoz, Echenique, le reproche todas estas cosas".
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