Todo eran sonrisas entre el Gobierno y sus socios hasta que Gabriel Rufián subió a la tribuna del Congreso. El portavoz de ERC colocó sobre el atril, una por una, tres casquillos de bala "recogidos en Melilla", para intentar apuntar a la responsabilidad del presidente Pedro Sánchez en la muerte de "37 inmigrantes" por disparos de la gendarmería marroquí, en el asalto a la valla del pasado 24 de junio.
"¿Sabe qué son, señor presidente?", pronunció Rufián con tono desafiante, "son balas que ha recogido mi compañera en la frontera de Ceuta y Melilla, con las que mataron a 37 personas" (aunque las autoridades marroquíes sólo reconocen 23 muertes).
Desde el banco azul, Pedro Sánchez negaba con la cabeza: "No me llames racista", articuló el presidente del Gobierno, moviendo los labios.
Unos minutos después, Sánchez subía a la tribuna para calificar de "error imperdonable" la actuación del portavoz de ERC, al que ha equiparado con los golpistas del 23-F: "Esto no es una Corte de Justicia", ha advertido Sánchez, "es el templo de la palabra. Aquí entraron balas y las trajeron los golpistas", ha añadido señalando al cielo, donde han permanecido incrustados durante años los proyectiles disparados por los agentes que acompañaron a Tejero en el asalto al Congreso.
Hasta ese momento, los socialistas se mostraban razonablemente contentos por el transcurso de la primera jornada del Debate sobre el estado de la Nación. Consideran que Pedro Sánchez ha logrado desarmar el discurso de la portavoz popular, Cuca Gamarra, al recordar que Alfredo Pérez Rubalcaba acusó al PP de "utilizar el dolor de las víctimas del terrorismo".
Pero sobre todo consideran que el presidente del Gobierno ha logrado reconciliarse con Unidas Podemos y con sus principales socios parlamentarios, al lanzar el nuevo impuesto que gravará los beneficios de la banca y de las eléctricas. El valor de este gesto es ante todo simbólico, pues apenas reportará 3.500 millones de euros a las arcas del Estado.
La vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sido la única ministra que no ha aplaudido este anuncio -cuyo alcance real desconocía- durante la intervención del presidente. Pero luego, en el patio del Congreso, ha mostrado su satisfacción por esta medida y ha pedido que se extienda a los "márgenes empresariales" de las grandes corporaciones.
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También el portavoz de Unidas Podemos Jaume Asens se ha felicitado por el "golpe de timón" del presidente Pedro Sánchez. Los socialistas se felicitaban por haber recuperado la cohesión de sus socios, hasta que Gabriel Rufián ha subido a la tribuna.
"¿Por qué 130 africanos asaltando una valla son una mafia y 130.000 ucranianos desplazados son una causa?", se ha preguntado mientras colocaba los casquillos de bala sobre el atril, intentando poner de relieve el distinto trato del Gobierno con los distintos tipos de inmigrantes. Y él mismo se ha contestado: "Porque los segundos son rubios y tienen ojos azules".
Esta intervención de Rufián ha herido a Sánchez más que cualquiera de las frases lapidarias lanzadas por Cuca Gamarra, pues el presidente ha interpretado que el portavoz de ERC le estaba tachando de "racista". Concluida la sesión, Rufián se ha acercado al banco azul y ha mantenido una breve conversación con el presidente del Gobierno para intentar explicarle sus palabras.
A este encuentro se ha referido la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez en declaraciones a la Cadena Ser, comentando que Rufián, está "arrepentido". Según ella intuye, Rufián "ha sido consciente de ese error, que seguramente le perseguirá".
Frente a la satisfacción que exhibían los socialistas, el portavoz de ERC ha venido a aguar la fiesta. Ha criticado el compromiso de elevar hasta el 2% del PIB el gasto en Defensa "a cambio de que la OTAN considere Ceuta y Melilla como territorio OTAN" porque, ha dicho, "eso sirve tanto para el salto de la valla como para un referéndum".
Cumbre con Aragonés
Daba a entender que el Gobierno español esta vez estaría dispuesto a recurrir al uso de las armas, e incluso a pedir ayuda a sus socios de la OTAN, si los independentistas deciden convocar un nuevo referéndum ilegal.
Rufián ha reprochado a Pedro Sánchez que sólo hubiera dedicado una frase de su discurso inicial a Cataluña (en la que ha apelado al "diálogo" para normalizar la situación en esta comunidad) y le ha preguntado si quiere "pasar a la historia como el presidente que resolvió el problema de Cataluña, o como un socialista más".
Pero la tensión generada por el portavoz de ERC en el debate no es un buen augurio para la cumbre que Pedro Sánchez celebrará el viernes en Barcelona con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés.
La reunión no se celebra en el mejor clima posible, tras las acusaciones lanzadas por los independentistas contra el Gobierno a raíz del caso Pegasus de espionaje, que se saldó con la destitución de la directora del CNI, Paz Esteban.
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Las malas noticias no se habían acabado. Rufián ha advertido una vez más que "las izquierdas necesitamos como el respirar militar en la utilidad, y eso se traduce en llenar la nevera a la gente". Algo que a su juicio este Gobierno no está consiguiendo.
Pese a los esfuerzos de Pedro Sánchez por impulsar políticas sociales, ha señalado, "la derecha y la extrema derecha" siguen escalando en las encuestas debido a una curiosa combinación: "Fachas en la calle, guerra judicial y mentiras en la tele".
Por ello ha pedido a Sánchez que impulse una "Ley contra la contaminación mediática, que no nos deja pensar de forma clara", ha dicho.
"La brutal contaminación mediática que sufre este país", ha argumentado el portavoz de ERC, "hace que los ciudadanos estén expuestos cada día a mentiras que coinciden con la agenda de la derecha y la extrema derecha. De la mentira nace el odio, y del odio nacen monstruos", ha sentenciado.