La situación de desabastecimiento energético que se avecina en Europa es lo suficientemente grave como para que el Gobierno haya hecho algo hasta ahora inédito en la legislatura: reunir a todos los grupos políticos antes de tomar una decisión trascendente. Pero "la medida real de la preocupación en Moncloa" es que el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) ha encargado informes oficiales a expertos para estudiar la viabilidad de la prolongación de la vida de las centrales nucleares en España.

Así lo confirman a este periódico fuentes del departamento que dirige la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, a pesar de que la información no fue compartida en la cumbre, celebrada en el mediodía de este martes en la sede del Ministerio.

"Tomo nota", contestó Ribera a las reclamaciones de PP y Cs sobre las nucleares, según fuentes oficiales. Otro de los presentes en la sala desmiente ese punto: "No pensamos que estemos en condiciones de revisar el calendario de cierre", habría respondido. Pero lo cierto es que los informes ya están en marcha.

[El plan de contingencia de Ribera no descarta cortes de suministro a empresas e industrias españolas]

Como informaba este periódico en exclusiva el martes, el Plan de Contingencia que está elaborando el MITECO incluye la posibilidad de que haya cortes de suministro para empresas y grandes industrias en España si ocurre lo que se da por inevitable: que la guerra de invasión de Rusia en Ucrania provoque un cierre sobrevenido del grifo del gas y del petróleo... o que las sanciones europeas a Moscú acaben por imponerse antes de lo hoy previsto. 

"Todo depende de lo que la Comisión Europea entienda por solidaridad". Ese concepto, presente desde hace ya más de dos meses en los documentos oficiales de la UE -como el RepowerEU-, se traducirá este miércoles en medidas concretas, cuando Bruselas presente su propuesta bajo el nombre Save gas for a safe winter (Ahorra gas por un invierno seguro).

Ese documento aún será sólo un borrador, en la que la Comisión reclamará poderes especiales para imponer recortes de consumo a los Estados miembros. Porque una semana después se deberá discutir en el seno del Consejo, con los ministros de cada país, y más tarde deberán dar su visto bueno los jefes de Estado y de Gobierno.

Teresa Ribera y Félix Bolaños, reunidos con portavoces de los grupos parlamentarios para el Plan de Contingencia para el suministro energético. MITECO

Pero Ribera ya reconoció hace una semana que su Ministerio ha confirmado la viabilidad del mantenimiento de la central de carbón de As Pontes (La Coruña), a través de un informe similar a los pedidos ahora para las nucleares. "No es nuestro plan", insisten en el MITECO, "no lo contemplamos y no queremos dar pasos atrás en la transición energética a las renovables, pero si Bruselas nos pide mucho volumen de solidaridad, tendremos que planteárnoslo".

Debate de la Nación

Alemania está quemando carbón desde hace meses, como antes del inicio de la transición ecológica. "No podemos permitirnos esto", apuntan desde el MITECO. "No es que no haya planeta B, es que ni cumpliendo los compromisos de París nos daría tiempo a salvar éste". De ahí la negativa oficial... aunque, mientras, se mantiene la puerta abierta.

El PP ya presentó una propuesta de resolución, como colofón al Debate sobre el estado de la Nación, en la que reclamaba "promover un nuevo calendario de cierre alargando la vida útil de las cinco centrales nucleares [...] que representan alrededor del 20% de la generación eléctrica en España, en colaboración con sus titulares y siempre bajo la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear".

Y además, acordó otra con Foro Asturias para impulsar la construcción del cementerio nuclear en Villar de Cañas, ahora paralizado.

A la reunión acudieron el ministro Félix Bolaños y su número dos, Rafael Simancas. "Eso te da una medida del interés que tiene Moncloa por demostrar que es todo el Gobierno el que entiende que necesita diálogo y decisiones conjuntas en este asunto", explicaba Mari Carmen Martínez, de Ciudadanos. 

Frente a ellos, representantes de todos los grupos menos Vox. "Tanta bandera de España, y desprecian el problema de mayor gravedad... no les importa nada", comentaba uno de los asistentes, en conversación con este diario.

Sentados a la misma mesa, o por vía telemática, participaron desde la CUP (Albert Botran) al PP (Guillermo Mariscal), o representantes tan dispares como los de Ciudadanos y los de Esquerra (Joan Capdevila y Carolina Telechea).

Un corrillo con Bolaños

La semana pasada, Ribera se había reunido ya con el sector energético, los grandes consumidores industriales, las organizaciones de consumidores y usuarios y los agentes sociales.

"El ambiente fue muy cordial, de mucho trabajo y de colaboración", coinciden todas las fuentes. Es más, tras levantarse la sesión oficial, se formó un corrillo largo con Bolaños y Mariscal, entre otros. En él, según pudo saber este diario, el secretario general del Grupo Popular insistió en su reclamación sobre las nucleares, que había compartido con la representante de Cs.

Los populares se muestran abiertos a todos los proyectos que planteó el Gobierno, como la apuesta por la biomasa, el hidrógeno verde, el ahorro energético desde el hogar y las costumbres ciudadanas, o el impulso de la movilidad eléctrica. Pero su representante alegó, según las fuentes consultadas, que todo eso "son planes a medio y largo plazo, y la realidad es que con ellos no llegamos a lo que necesitamos en otoño".

El PP lamenta lo que califica de ideologización tecnológica del Ejecutivo, tal como han expresado sus diputados en varias conversaciones con este periódico. Y de hecho, no sólo aboga por las nucleares, sino que quiere poner a trabajar todos los saltos de agua, de la energía hidroeléctrica. De hecho, en sus documentos internos se pone el ejemplo de la turbina de bombeo recién instalada por Iberdrola en Portugal.

En representación de Unidas Podemos, Pablo Echenique propuso "una línea de ayudas para que hogares y edificios que tengan su calefacción con gas natural puedan cambiar su sistema por otras tecnologías que no dependan del gas", según informaron fuentes de su entorno. Es decir, "calderas eléctricas, aparatos de aerotermia, y generadores de biomasa".

Según sostiene el grupo parlamentario de Yolanda Díaz y Ione Belarra, "esto reduciría el consumo de gas y aumentaría la soberanía energética de España". Además, apuntan, "reduciría en muchos casos la factura y aceleraría la transición ecológica en la dirección de reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles".

El temor alemán

Según pudo saber este diario, Ribera garantizó a los 14 representantes que "en ningún escenario, ni siquiera en el más negativo, habrá cortes de suministro a los ciudadanos en nuestro país". Pero en los escenarios que describió sí habló de la "complejísima situación" en la que están Alemania y otros socios europeos, "totalmente dependientes de los combustibles fósiles rusos".

En ese punto, fueron varios los participantes en la cita los que llamaron la atención al Gobierno por "el temor" de que la locomotora económica de la UE caiga. "Pero flexibilizar los derechos de emisión por Berlín debe ser compatible con revisar nuestra política nuclear", se apuntó.

Pero sobre todo, pidieron al Ejecutivo que transmita a Bruselas las diferencias: si España está mejor preparada no es sólo por su apuesta por las renovables, "sino por los deberes hechos desde la época de Aznar, cuando se apostó por las plantas regasificadoras y los acuerdos de suministro como el del Medgaz".

Y que la diplomacia económica haga su trabajo mirando al sur, recuperando las buenas relaciones con Argelia -que acaba de firmar un megacontrato de 4.000 millones con Italia-, e impulsando un partenariado a tres con Marruecos: "¿De qué nos ha servido lo del Sáhara?", se preguntó uno de los presentes.

La conclusión de la cita fue que se mantendrá la comunicación con la oposición. Que el documento de la Comisión se conocerá este miércoles y que de él dependerá el diseño ulterior de nuestras políticas. Pero que siempre se actuará de la mano de los grupos parlamentarios.

Otra idea clara fue que no se descarta que los problemas de abastecimiento sí alcancen a algunas grandes empresas y/o industrias ante las más que previsibles restricciones energéticas que se vienen en otoño e invierno. Y dos, que fuera de nuestro país sí que se pueden dar -y con casi total seguridad, se darán- cortes de suministro al consumidor final.

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