Hace sólo un año, Pedro Sánchez reaccionó a la debacle electoral de las autonómicas de la Comunidad de Madrid dando un giro a su equipo y sacando de su núcleo duro a Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo, entre otros.
El giro se completaba recuperando a exdirigentes como Óscar López y Antonio Hernando, con los que creció en política, pero con los que confrontó en las diferentes primarias. Hubo otros cambios como los de la Secretaría de Estado de Comunicación, que pasó de un periodista a un exdiputado.
El giro, básicamente, consistía en reducir peso político, recuperar al PSOE clásico y buscar la movilización. Justo lo que Sánchez ahora quiere volver a cambiar, dando a entender que los cambios no han funcionado como él quería.
Hace sólo nueve meses, en el Congreso Federal de Valencia nombró vicesecretaria a Adriana Lastra y designó como sustituto en la portavocía a Héctor Gómez. Algo antes fue designada Eva Granados portavoz en el Senado.
Ahora, tras las derrotas en Castilla y León y en Andalucía, el presidente del Gobierno reacciona igual y anuncia un nuevo giro, que supone la "rectificación de la rectificación" y que tiene alarmados a diputados y dirigentes socialistas.
No se sabe nada a ciencia cierta de la maniobra que culminará en el Comité Federal del sábado, pero sí que afectará al Gobierno, al partido y también al Grupo Parlamentario, recién ajustado. Si se cumplen las expectativas, esos cambios rectificarán de nuevo el giro de hace un año y de hace nueve meses.
Además de la inquietud por la expectiva de cambio, la alarma se refiere, según explican, a la imagen de debilidad que esos continuos cambios de equipos y modelos de funcionamiento transmiten. Añaden que "rectificar la rectificación" tan de continuo hace imposible mantener una línea de trabajo o tejer relaciones con otros grupos o sectores.
En su opinión, mientras se esfuerza en insuflar ánimos para lograr la remontada frente a las encuestas adversas, transmite la idea de duda y de no encontrar la tecla necesaria para afrontar la gestión actual y preparar el camino hacia las elecciones generales de 2023.
El desconcierto es más evidente en las direcciones de federaciones en las que debe haber elecciones autonómicas y municipales a mediados de 2023.
Por supuesto, en el Gobierno y en el PSOE se tiene clarísimo que la dimisión de Lastra no ha provocado los cambios, sino que es la proximiodad de los cambios lo que ha provocado la dimisión de Lastra. Es decir, que se ha ido antes de que Sánchez ejecutara su plan para acabar con las continuas disputas entre la vicesecretaria general y Santos Cerdán.
Este periódico informó reiteradamente desde el 28 de mayo de tal posibilidad. "Miembros del Ejecutivo se preparan para una debacle en Andalucía y ven posible una crisis de Gobierno", titulaba ese día EL ESPAÑOL: la primera parte, la de la debacle, se cumplió y la segunda, la de la crisis de Gobierno, está en trámite.
[Sánchez culmina con Lastra la purga de los 8 'sherpas' que le ayudaron a escalar la Moncloa]
Otra de las inquietudes o sorpresas vienen de la procedencia de las incorporaciones al núcleo duro del presidente del Gobierno. No sólo porque hayan ido saliendo casi todos los "sherpas" que le ayudaron en su travesía a la Moncloa y su primer año en el Gobierno, sino porque los nombres que se barajan proceden de sectores que combatieron en su momento a Sánchez.
Es el caso de Óscar López y Antonio Hernando y puede ser el de Patxi López y Pilar Alegría si se confirma que tendrán un papel relevante en la nueva etapa. El primero compitió contra él en las primarias de 2017 y la ministra de Educación tuvo papel destacado en la candidatura de Eduardo Madina en 2014 y de Susana Díaz en 2017.
"Ni siquiera respeta a los fieles", aseguran miembros del PSOE.
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos