El cuarto informe Cumpliendo era presentado este viernes por Pedro Sánchez en el peor contexto general y particular. "Hemos conocido esta mañana un mal dato de inflación, del 10,8%", admitió. Y no lo dijo, pero las previsiones son a peor en lo que queda de año. Así que más que pasar balance de lo hecho, el presidente anunció -una vez más- nuevas medidas para paliar los efectos de la inflación. Y esta vez, incluso, para combatirla directamente.
Fueron tres los anuncios principales. El primero, "un paquete de medidas urgentes para la eficiencia y el ahorro energético". Son medidas que ya anticipó este diario, trabajadas por la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y que pretenden cumplir con "el acuerdo de esta semana en Bruselas"... ese acuerdo que supone una obligación de restricciones para nuestro país que puede alcanzar el 7% del consumo de gas.
Así, para cumplir con esos compromisos, las medidas "se anunciarán el lunes a la población" y se aprobarán el lunes en Consejo de Ministros. "Para que todos contribuyamos en reducir la factura energética y en reducir la dependencia de los combustibles fósiles de Putin. Para doblegar la curva de la inflación de toda Europa".
Y es que Sánchez anunció dos proyectos para septiembre con la Comisión Europea. "Propondremos reformar el mercado eléctrico, para desacoplar el precio del gas al de la electricidad", un plan que lleva más de un año defendiendo su Gobierno ante la Comisión y que se abre paso entre los países inicialmente reticentes.
"Y además, propondremos una nueva intervención en el mercado energético para poner un tope, un límite máximo, al precio de las emisiones de CO2". Esta idea es nueva, y pretende frenar la especulación en los mercados de emisiones que está inflacionando el precio de uso de la energía.
"Son dos medidas que van a beneficiar a España, a las empresas, a las familias ya las industrias", dijo. "Pero que, sobre todo, van a ayudar a Europa a doblegar la curva de la inflación".
Transición energética
Como ya anticipó en el Comité Federal, el nuevo hilo conductor de su política -al menos del relato de ésta- es la transición energética. Y así continuará mientras sea verano, y mientras haya una crisis energética. Por eso, hizo Sánchez un cuarto anuncio: un real decreto ley de medidas urgentes en materia de incendios forestales.
Será también en el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones. "Una norma para fortalecer la coordinación y las capacidades de todas las administraciones en las tareas de prevención y extinción de incendios, así como la restauración de las zonas afectadas".
Sánchez pasó por encima del pacto impuesto por la Comisión, ése al que España se negaba -"no aceptaremos recortes que no sean cero", dijo Ribera un día antes de asumir ese 7%-. "Podemos celebrar el acuerdo de esta semana, pero también seguir trabajando. Somos europeos por convicción, no sólo por necesidad. Así que vamos a ser solidarios y proactivos".
Aunque, eso sí, Sánchez no dejó de presumir de que España ha recibido "este mismo viernes el segundo pago de los fondos europeos para el Plan de Recuperación, por valor de 12.000 millones de euros". Un desembolso promocionado ya hasta tres veces... "Es muestra del cumplimiento de nuestros compromisos con la modernización de España, tal y como demanda Europa".
El resto de su intervención fue un repaso a las calamidades que le ha tocado gestionar. "Hace ya más de un mes que aprobamos un plan de eficiencia energética de la Administración General del Estado, y se lo hemos mandado a las CCAA y las corporaciones locales para que pongan de su parte", advirtió descorbatado, "como verán, como ejemplo para que todos contribuyamos siempre que sea posible".
"Pero todo lo que hemos hecho ha sido siempre sin el apoyo de la derecha ni la ultraderecha", repitió al menos siete veces. "La derecha cambia de cara, pero no de actitud. Ahí está el bloqueo y el negacionismo, a lo que ahora suman el catastrofismo".
Es más, incluso anticipó cuál será el voto del PP y de Vox a los nuevos impuestos a la banca y las energéticas. "No lo apoyarán y es legítimo preguntarse a qué intereses responden... se lo dejo a ustedes uy a los españoles para que se lo respondan". Se le preguntó a él su opinión, ya que tanto lo cita... pero no la dio, sólo dejó caer que "el presidente de la patronal tuvo el otro día una intervención desafortunada, citando a Bertolt Brecht".
Balance del año
Que el papel lo aguanta todo es tan cierto como que Pedro Sánchez tiene cifras de las que presumir. Por ejemplo, el ritmo de creación de empleo. O incluso el crecimiento de la economía, que es el más alto de los países grandes de Europa.
Aunque también es verdad que ese ritmo no nos llevará al nivel prepandemia hasta 2024, según el FMI, y los demás -los comparables- ya han llegado hace tiempo. Y que seguimos doblando la tasa de paro de la zona euro.
El presidente del Gobierno, inmerso en una vorágine de actividad y sobreexposición después del "batacazo" de su partido, el PSOE -y no digamos de su socio, Unidas Podemos- en Andalucía el 19-J, se ha visto obligado a hacer balance del curso el mismo día en el que el INE publicaba el dato adelantado de inflación de julio y el de crecimiento económico del primer semestre.
Hasta junio, el cálculo del IPC nos llevaba a un 11% a final de año. Y ya casi hemos llegado: la tasa interanual es del 10,8%. Y en cuanto al PIB, Moncloa celebra el "acelerón" para ver el vaso medio lleno. Pero eso es porque el batacazo de enero a marzo asustó tanto en el Gobierno como calmó el pensar que lo siguiente era un verano de turismo récord. Y también porque el otro dato "chulísimo", el del empleo, es reivindicado legítimamente por la socia minoritaria, Yolanda Díaz.
Pero Pedro Sánchez lucía datos este viernes en Moncloa. "Cumple" con un 49% de compromisos ya aprobados. Y otro 20% ya "en marcha". Evidentemente, no cumple en otras cosas, como en sus promesas electorales de última hora -lo de no pactar con Bildu, lo de no encamarse con Podemos, lo del cumplimiento íntegro de las Peñas del procés o lo de traer a Puigdemont ante el juez-, pero de eso no iba la rueda de prensa.
Tampoco cumple en lo de dar estabilidad, ni formalmente ni en el fondo. Por un lado, por sus "cambios constantes" en sus equipos -con las personas a las que sube y baja de los sillones, que elegante o prudentemente aún callan, eso sí que es un incumplí difícil de digerir-. Y por otro, porque no logra darle solidez a las instituciones. O "no quiere", si uno escucha al PP. Y ahí se mira al CGPJ, a la Fiscalía General, al Tribunal Constitucional…
O a la "seguridad jurídica", si se escucha a la banca y a las empresas energéticas, que a mitad de ejercicio han sabido que parte de lo que están ganando con unas reglas del juego les será detraído tal como suenen las campanadas de fin de año porque el juego tributario ha cambiado sobrevenidamente.
Los nuevos impuestos llegan de golpe, aceleradamente y sin asumir el proyecto en sus propios términos. Lo elabora Hacienda, pero lo presentan los partidos. Se anuncia como impuesto en el Debate de Nación, se le llama luego "contribución" para suavizar el resto con un eufemismo, y se tramita como "no tributario" en la proposición de ley para defenderse preventivamente de las demandas que, ya anunciadas, amenazan con hacer el cobro de ida y vuelta.
Quizás tan temporal el ingreso -dos años, pone la ley- como la obligación de devolverlo, según los expertos consultados por este diario.