Dentro de nueve meses, próximo domingo 28 de mayo, se celebrarán las municipales y autonómicas. Ese día se someterá a examen la gestión de 8.131 ayuntamientos y 13 comunidades autónomas. Muchos ciudadanos, entonces, acudirán a votar con un paisaje devastado por los incendios que este verano asolan gran parte del país.

Nunca en la historia reciente España había sufrido tanto el fuego. La cercanía entre estos desastres naturales y la fecha electoral podría pasar factura a las múltiples candidaturas políticas que se presentan. Especialmente si se tiene en cuenta que este asunto ha entrado en el debate partidista. 

A lo largo del verano, por ejemplo, el Gobierno ha señalado abiertamente como responsables de las llamas primero a la inacción de la Junta de Castilla y Léon -donde se originaron los primeros incendios-, y después a "los recortes" de efectivos del anterior presidente Mariano Rajoy.

Debate partidista

Es más, en los encuentros que mantuvieron en la Moncloa el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y tres barones del PP -Alfonso Fernández Mañueco, presidente castellanoleonés; Alfonso Rueda, presidente gallego, y Juanma Moreno, presidente andaluz- los deberes en la lucha contra los incendios fue motivo de disputa. 

Pero la correlación entre catástrofe natural y sentido del voto se da, sobre todo, si la respuesta del gobernante de turno no es la correcta. Así lo cree Gonzalo Adán, director de SocioMétrica, quien considera que una acción "negligente" genera "una pérdida de confianza en ese gobierno".

[Moncloa señala a Mañueco por la ola de incendios: "Los planes de prevención tienen que ser anuales"]

Cabe destacar que el fuego es un problema "multidimensional" para la población, ya que el miedo de las personas se reparte entre "pérdidas de recurso económico" y también el impacto "ambiental, de lo que toda la vida ha sido tu paisaje o tu contexto de verano". 

Si a esto se le suman víctimas mortales, que elevan a otro exponente el dolor de vecinos, conocidos y familiares, es irremediable la búsqueda de alguien al que achacar el fatal desenlace. Así lo reconoce Adán, que señala que la primera pregunta que se formulan estas personas es: "¿Quién paga por esto?" 

En ese sentido hay que recordar lo que sucedió en Guadalajara en 2005. Uno de los mayores incendios de la historia de España no sólo arrasó unas 12.000 hectáreas, sino que se cobró la vida de once personas. 

Aquel verano algunos técnicos de la Junta de Castilla-La Mancha tuvieron que responder ante la Justicia, imputados por delitos de imprudencia y homicidio por imprudencia en concurso con el delito contra la seguridad de los trabajadores. El Partido Popular, entonces en la oposición, llevó la acusación particular en el juicio. 

Culpables

Con los incendios, argumenta el director de SocioMétrica a EL ESPAÑOL, el ser humano "lo primero que intenta es buscar un culpable". Es ahí donde entra "el lado político". Si el líder de la administración competente "sabe manejar con habilidad la situación y encuentra el chivo expiatorio, ha triunfado". 

En el caso contrario, el ciudadano proyecta su enfado cargando contra aquellos que no han sabido gestionar bien la catástrofe. Por falta de recursos, por imprevisión o por ambas cosas.  

A esto se le junta el uso sectario de los incendios. "Unos dirán que el culpable es el Gobierno central, otros dirán que las comunidades". En este caso, Gonzalo Adán apunta a que la administración más perjudicada suele ser la autonómica, que es la encargada de luchar sobre el terreno contra el fuego. 

"El Ejecutivo está volcado con la Unidad Militar de Emergencias, que funciona muy bien. Es muy difícil que tenga errores. Entonces sólo se le podría señalar por algún punto de una legislación muy concreta. O recorte. Las comunidades autónomas también critican los recortes", concluye el sociólogo. 

Moderación

Mientras tanto y desde la política autonómica, un dirigente de un gobierno regional asegura que "la experiencia demuestra que los ciudadanos valoran la moderación, la sensatez y el sentido de Estado". A su vez, expresa, "penalizan la frivolidad, la confrontación, la deslealtad institucional y el ventajismo". 

Sobre todo, considera esta fuente, "en asuntos delicados en los que están en juego las vidas de las personas y el sustento de las familias". Por ello, esgrime, "el político que se comporte con frivolidad, deslealtad institucional, enfrentamiento y tratando de sacar ventaja política, posiblemente pierda votos". 

Con este último punto coincide Jordi Rodríguez Virgili, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, que advierte que "es una visión cortoplacista el andar arrojándose las responsabilidades y las culpas con el caso de los incendios". 

En conversación con EL ESPAÑOL, comenta que en el caso de "los incendios que surgen de causas naturales, como una tormenta, y que se complican por la orografía" hacer un uso político es "un juego de suma cero que aleja a los políticos de los ciudadanos". 

Especialmente, remarca, "en un momento en el que se demandan respuestas rápidas y coordinación entre administraciones: bomberos, policías, Eejército. Que todos sumen a uno". Lo contrario, el responsabilizar por "los recortes o la falta de previsión, causa un malestar añadido al propio incendio". 

Mientras tanto, otro dirigente de Castilla y León defiende que "los incendios son una tragedia para las personas, sus bienes y el patrimonio natural", con lo que rechazan "hacer un uso partidista ni político". Añaden que las llamas "no entienden de colores políticos".

Por último, está el capítulo de las ayudas. Los expertos en comunicación política consultados por este periódico consideran que una vez pasada la catástrofe, lo más importante para el gobernante es la cercanía con los más afectados.

El seguimiento de las personas que han perdido su hogar o su negocio y el garantizar que puedan acceder a mecanismos que les ayuden a paliar las consecuencias, es fundamental para no sufrir luego un desgaste en las urnas. 

En cualquier caso, nuestro país atraviesa una situación sin precedentes. A escasos meses de una cita con las urnas clave, una cadena de incendios ha recorrido toda la geografía del país. Llegados a este punto, la magnitud de la catástrofe hace previsible un efecto en las urnas. El tiempo lo dirá. 

Contenido exclusivo para suscriptores
Descubre nuestra mejor oferta
Suscríbete a la explicación Cancela cuando quieras

O gestiona tu suscripción con Google

¿Qué incluye tu suscripción?

  • +Acceso limitado a todo el contenido
  • +Navega sin publicidad intrusiva
  • +La Primera del Domingo
  • +Newsletters informativas
  • +Revistas Spain media
  • +Zona Ñ
  • +La Edición
  • +Eventos
Más información