El equipo de Alberto Núñez Feijóo ha llegado al final de curso cumpliendo cuatro meses, unos 120 días, al frente del PP, tras el proceso que defenestró a Pablo Casado.
Llega con las encuestas a favor y con un plan para el próximo curso político que se inicia en septiembre y terminará en junio con las elecciones autonómicas y municipales, como previa a las generales previstas para diciembre.
En ese plan hay expectativas no hechas públicas que fijan la posibilidad de recuperar un mínimo de tres comunidades autónomas y la pretensión de llegar a los 150 escaños en el Congreso, lo que permitiría a Feijóo gobernar con relativa tranquilidad.
En las elecciones andaluzas, el equipo de Juanma Moreno, a cuyo frente estaba Elías Bendodo, aplicó una estrategia que llamaron “objetivo 200.000”. El plan del ahora número tres del PP estudió minuciosamente el territorio andaluz y analizó en qué lugares era posible incidir para lograr 200.000 votos procedentes del PSOE y así lograr la victoria.
El plan, basado en big data y análisis de elecciones anteriores, fue tan exitoso como que terminó en la mayoría absoluta en Andalucía. Moreno consiguió reducir a la nada a Ciudadanos, frenar el ascenso de Vox y dejar al PSOE en su peor situación en la comunidad y en el resto de España.
La misma idea prepara ahora el equipo de Feijóo para las elecciones de 2023.
En las generales, obviamente, es hoy una quimera la mayoría absoluta pero, a partir de ahí, el PP tiene un primer objetivo que es sumar más de 176 escaños con partidos que le puedan dar la investidura, es decir, Vox y Ciudadanos.
Prácticamente todas las encuestas, incluidas las del CIS, dan muy probable esta posibilidad.
La 'línea del éxito'
La estrategia es tener la mayor fuerza posible para que el acuerdo de investidura no tenga que convertirse en una coalición o un pacto en condiciones de debilidad. Esa línea de éxito para el PP está en unos 150 escaños, a 26 de la mayoría absoluta.
La primera parte de su análisis es que todos los procesos electorales del último año, es decir, las de Madrid, Castilla y León y Andalucía, y todas las encuestas muestran que los votos de Ciudadanos van prácticamente en bloque al PP.
Eso supone que, sobre los resultados de 2019, el PP podría pasar del 20% a casi el 30% de los votos. Hay que tener en cuenta que la fragmentación del voto penaliza y, por tanto, aglutinar los sufragios en una sola candidatura llevaría el número de escaños muy cerca de los 120, solo con los datos de 2019.
El objetivo es hacer como en Andalucía y recoger votos del PSOE y, en segundo lugar, frenar a Vox. Para lo primero, el PP entiende que Pedro Sánchez les está dejando el centro libre. Y para lo segundo insistirán, como hizo Moreno, en el voto útil en el PP frente a la izquierda.
Entienden que les favorecen las tensiones en Vox con Macarena Olona, la radicalidad de algunas de sus posiciones -como la identificación con la extrema derecha italiana- o los errores en el Gobierno de coalición en Castilla y León.
Necesitan también aplicar un plan específico para Cataluña y País Vasco, con nuevos candidatos y mensajes. Los últimos resultados en esas comunidades fueron desastrosos y Génova considera que hay margen de crecimiento para las generales.
El PP logró con Rajoy 123 escaños en 2015 y 137 en 2017. Lo logró con Ciudadanos en 32 escaños y con Vox por debajo del 1%.
El puzle autonómico
Respecto a las comunidades autónomas y ayuntamientos, además de reforzar los que ya tienen como Madrid (Comunidad y Ayuntamiento), en el objetivo preferente están autonomías como Extremadura, Castilla-La Mancha y Valencia.
La dirección del PP confía también en que la “ola de cambio” se traslade a esos comicios y que el desgaste del Gobierno de Sánchez arrastre a los candidatos socialistas y, por eso, no temen una campaña en clave nacional.
Cuentan también con la caída de Unidas Podemos y la división de las opciones de izquierdas, ya que Yolanda Díaz ya ha anunciado que Sumar no competirá en esos comicios.
En Castilla-La Mancha, en las generales de 2019, el PSOE ganó al PP por cinco puntos, pero la suma de los populares con Ciudadanos sitúa en primer lugar a la derecha.
El porcentaje de PP, Ciudadanos y Vox superaría el 53% de los votos, siempre teniendo en cuenta la dificultad de extrapolar datos de unas generales a unas autonómicas.
En las autonómicas de 2019, el PSOE tuvo el 44,1% de los votos y mayoría absoluta. La suma de los tres partidos de centro, derecha y extrema derecha llega al 47%.
En las últimas autonómicas de Extremadura, los socialistas obtuvieron el 46,7% de los votos y la derecha sumó el 43%. Pero en las generales posteriores, PP, Ciudadanos y Vox llegaron al 49% de los sufragios.
[Vuelco en la Comunidad Valenciana: el PP ya aventaja en 6 puntos al PSOE y Compromís se desinfla]
En la Comunidad Valenciana, en generales las derechas sumaron el 49%, y en autonómicas el 46%. En este caso, entienden que les favorece el desgaste de Compromís por el escándalo de Mónica Oltra.
No descarta el PP otras comunidades como Aragón, en la que gobierna el socialista Javier Lambán con una coalición de tres partidos.
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos