Pedro Sánchez recibió este lunes en el palacio de la Moncloa a medio centenar de ciudadanos anónimos. Lo hizo para iniciar junto a ellos el curso político, con un atípico formato que consistió en escuchar las inquietudes de cinco de los allí presentes. Sin embargo, ninguno preguntó por el precio de la luz ni de los alimentos.
Tan solo una interviniente, profesora jubilada, expresó de forma genérica su preocupación por la subida de la inflación: "Necesitamos seguridad sobre nuestras pensiones ya que estamos pasando momentos difíciles, los precios cada día son más altos, agudizan nuestros problemas y muchos no llegan a fin de mes", dijo.
El resto de discursos estuvieron enfocados en otras cuestiones que marcan la agenda gubernamental, como la lucha contra el cambio climático, la igualdad de género, los problemas derivados del sobrepeso o la precaria situación laboral de las empleadas del hogar.
Inesperado guía
Según ha trascendido, los cincuenta invitados forman parte de la larga lista de 250.000 personas que, en los últimos años, se han dirigido hacia el presidente del Gobierno por carta. Una vez que el anfitrión terminó el discurso, se convirtió en un inesperado guía de sus huéspedes, a quienes enseñó el complejo presidencial.
Esto impidió que los medios de comunicación, acreditados en el acto, pudieran intercambiar impresiones con los ciudadanos anónimos para conocer de primera mano todos los detalles de su visita a la sede del Gobierno de España.
Los periodistas recibieron la indicación de trasladarse a un edificio que se encuentra en el interior del recinto para terminar de realizar su trabajo desde allí. Ya en una de las puertas de salida, algunos reporteros al quite sí consiguieron recoger testimonios.
Fuentes del Gobierno definen a EL ESPAÑOL el acto como "precioso, cercano, inédito y en línea con lo que está haciendo el presidente". Desde el entorno de Sánchez destacan que se trató de "una puesta en escena muy real, dando coherencia al mandato del Gobierno, que es hablar de lo que preocupa a la gente".
Sin embargo, las referencias a la factura de la luz, que sigue registrando récords históricos; o al encarecimiento de los alimentos, fueron inexistentes. En ninguno de los testimonios se mencionaron estas cuestiones que, tal y como reflejan las encuestas, se sitúan a la cabeza de las principales preocupaciones de los españoles.
Desde Moncloa matizan a este periódico que no se había pactado el contenido de cada intervención. Aunque cuando llegó la alocución de Sánchez, en el telepronter que proyectaba su discurso había menciones expresas a cada cuestión que le habían trasladado sus predecesores en el turno de palabra.
Es decir, que el presidente del Gobierno era conocedor de lo que iban a hablar los cinco ciudadanos elegidos y tenía una respuesta preparada al hilo para cada uno de ellos. Por lo que no hubo lugar a la improvisación en ningún momento.
"Poderes económicos"
Sánchez anunció la aprobación del derecho a paro para las empleadas del hogar, pidió realismo ante las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania, se comprometió a subir el salario mínimo, presumió de la buena marcha del mercado laboral y, sobre todo, volvió a cargar contra "los poderes económicos".
El presidente del Gobierno, al igual que está haciendo en el PSOE, recorriéndose las calles de España con la campaña "El Gobierno de la Gente"; busca revertir la tendencia de las encuestas con una imagen institucional más cercana a la ciudadanía y alejada del establishment político y económico.
De ahí que este lunes eligiera el eslogan "Gobernamos contigo" para su primer acto del curso político. A partir de ahora, será esa la frase que aparezca en las pantallas de Moncloa y en el perfil oficial de Twitter del Ejecutivo.
En anteriores ediciones, cabe recordar, este inicio del curso ha tenido lugar en la Casa de América, contando con un nutrido grupo de representantes del mundo político, sindical y empresarial, como la presidenta de Banco Santander, Ana Patricia Botín.
Ahora Sánchez, con un formato asambleario, asume como propias las propuestas de su vicepresidenta Yolanda Díaz y pide luchar contra la "percepción asumida de que algunas voces de poderes que no se presentan a las elecciones son las que influyen y deciden sobre las políticas que se ponen en marcha desde el Gobierno".
En su nuevo papel se rodea de estudiantes, universitarios, trabajadores o pensionistas; todo ello para transmitir que su principal objetivo es mejorar la vida de "la clase media y trabajadora". Aunque en su primer acto no haya habido mención a un problema enquistado en este espectro social: la inasumible factura de la luz.
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