Primero lo dijo Donald Trump, en la ONU. Lo replicó Santiago Abascal medio año después, en el acto de Vistalegre que sirvió como lanzadera para Vox. Este lunes, la última en decirlo ha sido Giorgia Meloni, la ultraderechista que ha sacudido la Unión Europea con su triunfo en las elecciones italianas: "El futuro pertenece a los patriotas".
En España, sin embargo, el discurso del principal partido de la oposición todavía se pronuncia con la boca pequeña. Fuentes cercanas a la dirección nacional del PP reflexionan que el resultado de los comicios italianos esconde una verdad bien diferente: "No ha ganado la extrema derecha, ha perdido el socialismo".
Los de Núñez Feijóo debaten a puerta cerrada si el efecto italiano podría afectar a España y contagiar una nueva ola de la extrema derecha. Desde dentro, las mismas personas reconocen que les hubiese gustado "una opción más centrada" que la de Meloni, líder de la coalición que une a Silvio Berlusconi y Matteo Salvini. Pero la lectura del argumentario es otra.
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El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha sido el único que ha admitido que esperaba otro resultado para su partido hermano -Forza Italia-, miembro de la coalición ganadora. "Ahora lo que esperamos todos es una estabilidad política en ese país", ha agregado.
Otro que también ha dado la cara ante los medios ha sido el presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, quien ha señalado que "las opciones de la izquierda radical y los gobiernos socialistas han dejado al país con datos nefastos parecidos a los de España". "Es una muestra de que el socialismo pasa de moda en Europa y se están abriendo alternativas", que en el caso de España representaría Feijóo.
Núñez considera que es una muestra de que el socialismo "pasa de moda" en Europa y abren paso a nuevos cauces, que en el caso de España representaría el PP. "Desde el respeto a la democracia, los italianos han decidido y queda claro que el socialismo trae ruina a Europa. Hay un cambio de tono desde el socialismo hacia otras alternativas", ha señalado.
Meloni en España
En España, Giorgia Meloni empezó a ser conocida a partir de su discurso durante la campaña de Vox en Andalucía el pasado mes de julio. Entonces, la candidata era su homóloga a todas luces en la política nacional, Macarena Olona, pero su camino en la formación acabó la semana pasada de forma abrupta.
Ahora, y salvo sorpresa de última hora, Meloni se prepara para ser la primera mujer en sentarse en el Palazzo Chigi tras cuatro años de discreta oposición. Vox, por su parte, se aferra a la pujanza de la ultraderecha europea y espera un efecto contagio en España en un momento en que la fuga de voto hacia el PP se empieza a volver preocupante.
La misma Andalucía que perdió Olona, piensan, marcó un antes y un después de la movilización del voto en favor de Juanma Moreno. La lectura en Génova es que Feijóo podría llegar a la Moncloa aupado por Abascal en un pacto que la izquierda comparará con la coalición de Meloni, a pesar del abismo ideológico entre el gallego y la romana.
Así, la resaca de la victoria en Italia será una borrachera de expectativas para dos socios que están llamados a entenderse pero que todavía no han dado pasos. En julio, admiten fuentes populares, hubo un acercamiento telefónico entre los dos líderes de la derecha, pero todavía no han cuadrado agendas para sentarse en la misma mesa.
Para Feijóo no corre prisa. Llegó a Madrid con la idea de reunificar a la derecha y hoy por hoy, Ciudadanos al borde de la extinción y Vox en recesión permanente, por primera vez parece posible. En el horizonte sólo temen que el efecto Meloni, de existir, signifique el ascenso de la ultraderecha. No tanto la caída del socialismo.