La negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2023 ha abierto la puerta a la "reforma fiscal" prometida por el PSOE en el programa electoral con el que ganó las elecciones del 10-N de 2019. Según ha podido confirmar este periódico en fuentes gubernamentales, el Ministerio de Hacienda estudia hasta cuatro medidas para cumplir esa promesa de "mayor justicia fiscal, sin perjuicio para familias de ingresos medios y bajos".
María Jesús Montero ya tiene sobre su mesa documentos para diseñar una "subida sustancial" en el IRPF que acerque los tipos impositivos entre los rendimientos del trabajo y los del capital. Además, Hacienda acepta negociar un nuevo cambio en el Impuesto de Sociedades, al que ya se puso un suelo del 15% en el último ejercicio, pero fuentes socialistas del Ejecutivo admiten que "el actual diseño del tributo no logra el objetivo buscado".
La ministra y vicesecretaria general del PSOE ya anunció la semana pasada que llevaba "semanas trabajando" en esta reforma fiscal, que incluirá un "impuesto a las grandes fortunas". Este lunes insistió, en una rueda de prensa en la sede socialista de Ferraz que, en breves días, anunciaría "otras medidas fiscales" que prevé añadir en el diseño de las cuentas públicas del año que viene.
Así, según ha podido saber este diario, Montero también negociará una de las tradicionales demandas de los socios minoritarios del Ejecutivo: la bajada al tipo mínimo del 4% del llamado 'IVA rosa', es decir, el que grava los productos de higiene íntima femenina.
Carrera electoral
El PSOE entró en la batalla electoral por los impuestos el mismo día en que el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, abogó por recentralizar la fiscalidad, hoy cedida en parte a las Comunidades Autónomas. Un planteamiento radical, alejado del concepto de "armonización" que promueve Montero, para "evitar el dumping fiscal de las autonomías del PP".
En todo caso, los barones socialistas han roto la disciplina y "unidad de acción" que les reclamó hace sólo 10 días Sánchez en su último cónclave en Zaragoza. Uno de los líderes más cercanos al presidente del Gobierno, Ximo Puig, anunciaba este martes que deflactará la tarifa del IRPF a las rentas inferiores a 60.000 euros... algo similar a lo propuesto por Feijóo a nivel nacional, y rechazado de plano por Moncloa.
Mientras, el Partido Popular parece haber iniciado su campaña electoral de cara a los comicios autonómicos y municipales de mayo de 2023 con sucesivas propuestas y anuncios de reducción de la presión fiscal: de Feijóo a nivel nacional y de sus presidentes en las CCAA donde gobierna.
Desde ese momento, desde Moncloa y el partido se lanzaron acusaciones al PP de "favorecer a los poderosos" e incluso de "traición fiscal" al llevar en el ADN "subir los impuestos a las clases trabajadoras".
La semana pasada, Juanma Moreno confirmó que su Gobierno de la Junta andaluza "bonificará al 100%" el impuesto de Patrimonio, siguiendo la senda de la Comunidad de Madrid.
Isabel Díaz Ayuso, por su parte, impulsó la deflactación de "todos los tipos del IRPF en el tramo autonómico". Y Fernando López Miras confirmó que aplicará una medida similar en la Región de Murcia.
[Feijóo pide bajar del 10% al 4% el IVA de los productos básicos: carne, pescado, conservas...]
El PSOE estudia presentar este mismo jueves, como mínimo, alguna de estas cuatro medidas en una carrera por defender que "con más ingresos públicos se protege a las clases medias y trabajadoras" y no bajando impuestos.
Los datos
En el último ejercicio, el tipo máximo era del 47% en rendimientos del trabajo (para contribuyentes con ingresos superiores a 300.000 euros) y del 26% para las plusvalías procedentes de cambios patrimoniales o rendimientos de activos mobiliarios (intereses, acciones, dividendos, etc.) e inmobiliarios (por ejemplo, alquileres).
La negociación entre PSOE y Unidas Podemos buscará un acuerdo que "grave más a quienes más ganan no por su trabajo, sino por mover su dinero", indican las fuentes. El IVA rosa bajaría la tributación de las compresas, los tampones, las copas menstruales y demás productos de higiene íntima del actual 21% al 4%.
Esta "reforma fiscal", postergada por decisión de Moncloa una vez que la crisis del coronavirus trastocó todos los planes de Sánchez y "hasta que la recuperación económica lo permita", llega en pleno año electoral y cuando todas las encuestas (salvo el último CIS) insisten en una debacle de las formaciones en el Gobierno frente al PP de Feijóo.
El empeño de Hacienda es el de ahormar sus medidas fiscales a la campaña ideológica lanzada desde Moncloa, la del "Gobierno de la gente" que protege a las "clases medias y trabajadoras". Y eso, combinado con la necesidad de cumplir, aunque sea formal, del acuerdo de coalición con Unidas Podemos para sacar adelante los Presupuestos Generales de 2023.
Por un lado, el pacto inicial de la legislatura entre PSOE y Unidas Podemos -además de los programas electorales de ambas formaciones- habla expresamente de una "reforma fiscal" y de "justicia fiscal". Ambos conceptos, enfocados en el sentido de que "los más ricos paguen más", ahora traducido en que "las cargas de la crisis no recaigan sobre los de siempre" y que "los que se están beneficiando de la crisis hagan un esfuerzo".
Dudas en el PSOE
Por otro, el PSOE sabe que los de Yolanda Díaz -sean éstos quienes sean, bromean con malicia desde las filas socialistas- y, sobre todo, los de Ione Belarra -Podemos necesita hacerse ver como partido- no pasarán por el aro de aprobar unas cuentas públicas para el año que viene sin poder venderle a sus bases lo que también era un compromiso programático.
[Yolanda Díaz pretende que el impuesto a las grandes fortunas sea permanente]
Y según fuentes internas de los morados, insistirán en sus propuestas "ahora que el PSOE por fin acepta negociarlas" porque "es lo correcto" y esencialmente, porque "sin cumplir esta promesa" no podrían presentarse para pedir el voto: "La única lógica de que hayamos estado en el Gobierno es que seamos útiles", explica un miembro del Gobierno de Unidas Podemos. "Para eso entramos y, el PSOE tiene que entender eso... entre otras cosas, porque sin nosotros no tiene Presupuestos".
Pero desde las filas socialistas, parte del equipo más cercano a Pedro Sánchez detecta una trampa -como mínimo electoral- que lo atrapa en un laberinto dialéctico: los datos económicos no dejan de empeorar, el mismo presidente y sus ministros admiten que la guerra de Ucrania "va para largo", la inflación está desbocada en dos dígitos... "y le hablamos a la gente no de cómo ayudarles a llegar a fin de mes, sino de subir impuestos".
Mientras el Partido popular mantiene su ofensiva política para ser identificado como el posible Gobierno que bajará impuestos para aliviar la carga de la inflación a los ciudadanos, "el PSOE, empeñado en nada más que confrontar al PP, ha olvidado que quien tiene el BOE es Moncloa". Es decir, que debería ser Pedro Sánchez el que marcara la agenda política, en lugar de "limitarse a atacar a Feijóo".
Fuentes de la dirección del PSOE critican la actual espiral en la que ha entrado su partido y, con él, el Gobierno de Sánchez, "cae en una trampa que, además, no está funcionando" en los sondeos.
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