"No ha puesto ningún tipo de problema con Vivienda". Son las palabras que deslizan a EL ESPAÑOL fuentes de Unidas Podemos y del PSOE, por separado, cuando se les pregunta por el papel de la vicepresidenta Yolanda Díaz en la mesa de negociación de los Presupuestos.
La formación morada aceptó, a regañadientes y a última hora, sacar la Ley de Vivienda de la negociación de las cuentas anuales para poder llegar a tiempo al Consejo de Ministros.
Aun así, los altos cargos del grupo confederal tardaron apenas unas horas en llamar a las movilizaciones sociales para "empujar" al PSOE a aceptar sus enmiendas, nada menos que 55, que llevan casi un año bloqueadas en el Congreso. En el caso de la vicepresidenta segunda, decidió sacrificar la ley para no agotar el plazo de presentación, que terminaba este martes.
"Cuando uno se sienta a negociar sabe de antemano que no va a conseguir todo lo que quiere, conseguirá otras cosas", señala una fuente cercana a la negociación. Es decir, que no priorizó la Ley de Vivienda, que para Podemos sí era una exigencia.
Las últimas horas de debate a puerta cerrada obligaron a Díaz a deshechar in extremis lo que para Podemos era una exigencia histórica. Todo para salvar unos Presupuestos que, en sus palabras, suponen "la mayor inversión social de nuestra democracia". En este punto, las fuentes socialistas difieren y aseguran que la vicepresidenta está "totalmente alineada" con sus tesis.
Durante las negociaciones, Unidas Podemos pareció apagar por un momento la guerra clandestina que viven por el peso de cada uno en Sumar, el nuevo proyecto de Díaz, y fueron a una. No obstante, una vez se alcanzó el acuerdo presupuestario, el relato se impuso a los hechos y las discrepancias fueron imposibles de ocultar.
De acordar a manifestarse
La forma en la que ha transcurrido todo no ha sentado nada bien al socio minoritario del Ejecutivo. Los morados no querían unos Presupuestos sin que se desbloqueara antes la Ley de Vivienda.
Explicado de otra forma: exigían, en concreto, que se prohíban los deshaucios de familias vulnerables sin alternativa habitacional, un tope general a los precios de alquiler y que las viviendas de la Sareb pasasen al parque público. Al final no consiguieron nada, pero pasaron por el aro.
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Justo después del acuerdo, Unidas Podemos decidió optar por la estrategia de la presión en la calle y llamar a movilizaciones de los ciudadanos para ayudarles con su Ley de Vivienda.
"Quiero pediros que en los próximos meses nos ayudéis a empujar, que os movilicéis y exijáis con nosotros el desbloqueo inmediato de la Ley de Vivienda", dijo la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. "Sólo se puede explicar porque el PSOE está excesivamente alineado con los intereses de la patronal inmobiliaria y no tiene un compromiso firme con las políticas de vivienda pública", añadió este martes.
A sus quejas se sumaron también las del portavoz de los morados en el Congreso. Pablo Echenique criticóa sobre todo el aumento en gasto de Defensa -un 25%, con el objetivo de llegar al 2% del PIB que exige la OTAN- que irá incluido en los Presupuestos. También en contra del criterio del grupo confederal.
"Nosotros no vamos a romper el Gobierno por una deslealtad del PSOE, porque sería muy irresponsable cuando tenemos a Feijóo y Abascal afilando los cuchillos. Pero quiero decir claramente que nos han ocultado el aumento unilateral en el gasto en Defensa y que es una vergüenza", publicaba en su cuenta de Twitter.
Fuentes del Gobierno, sin embargo, rechazan rotundamente esta afirmación. "El equipo negociador [de Unidas Podemos] lo sabía todo", insisten. "Es un tema candente y de actualidad y evidentemente se ha hablado de eso. Otra cosa distinta es que no se lo hayan dicho a él", añaden, lo que deja aún más patente la falta de comunicación interna en Unidas Podemos.
PGE, esta semana
Una vez que se ha llegado al acuerdo presupuestario por parte de los socios de coalición, el siguiente paso es remitirlos a la Mesa del Congreso de los Diputados.
Fuentes del Gobierno dan por hecho que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, acudirá con los Presupuestos a la Cámara Baja esta misma semana. No se atreven, sin embargo, a decir un día concreto. "Es sólo una cuestión de cuadrar agenda", arguyen. Descartan que sea este mismo miércoles, pero la intención es que pueda suceder el jueves o el viernes.
De todas formas, aunque este martes se ha festejado la fumata blanca, no está todo hecho aún. El Ejecutivo, a priori, cuenta con 153 votos a favor de los Presupuestos y necesita 23 más para aprobarlos aunque sea por mínimos. La derecha ya ha expresado firmemente su rechazo, por lo que la geometría variable no es una opción.
Por otro lado, los socios habituales -ERC y EH Bildu entre otros- dicen que la música no suena del todo mal, pero que darán la batalla en las enmiendas. "El voto se suda", resumió este martes Gabriel Rufián, quien también reclama el desbloqueo de la Ley de Vivienda. En fin, que el partido no ha terminado.
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