Quién le iba a decir a Irene Montero que, durante la puesta de largo de su Ley Trans en el Congreso, la protagonista no iba a ser ella. Paradójicamente, los ojos recaían sobre un asiento en la bancada del PSOE, un par de filas más arriba, vacío durante horas, que sólo se rellenó unos segundos para emitir un voto. Uno vale más por lo que calla, dicen.
La ley estrella de Unidas Podemos ha pasado este jueves su primer examen parlamentario y lo ha hecho con buena nota, pero con sospechas. El Congreso de los Diputados ha rechazado, en absoluta sintonía de la izquierda, las enmiendas a la totalidad presentadas por PP y Vox . Los socios de Gobierno sacan pecho por el logro, pero la ausencia de Carmen Calvo en la foto agrieta las expectativas.
El debate de este jueves tuvo lugar ante un Congreso más o menos vacío, con sus señorías más pendientes de los Presupuestos Generales del Estado que del tema trans, pero en el PSOE aún no respiran tranquilos. Calvo, que representa al sector más crítico dentro del partido contra la ley, apareció en el último momento para votar y volvió a irse. Calló y cumplió, por el momento.
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Si a los socialistas se les pregunta en público, se congratulan por el éxito parlamentario. En privado, temen que aún queda mucha batalla por librar y que pueda liderar la oposición a la norma desde dentro del propio grupo parlamentario.
La familia del feminismo clásico capitaneada por Calvo rechaza de pleno la llamada autodeterminación de género, que es la piedra angular de la ley. Considera que la gente pueda acudir a un registro a cambiar la nomenclatura del sexo no es garantista y sus palabras en contra de la norma han abierto estos días un debate intenso dentro de la formación.
Pero el punto de fusión puede ser mayor. El texto de la ley, tramitado con urgencia para que vea la luz a final de año, pasará ahora a la Comisión de Igualdad, que tendrá plenos poderes legislativos sobre él. Lo que le quita el sueño a Podemos y medio PSOE, en este caso, es que la presidenta de esta Comisión no es otra que Carmen Calvo.
Ahí se podrán presentar enmiendas parciales —sin pasar por el Congreso—para cambiar algunos puntos. Es decir, que si alguien quiere eliminar la autodeterminación, será su momento.
Presión para enmiendas
Aunque Calvo no va a tener poder efectivo para hacer prosperar enmiendas en la Comisión de Igualdad, fuentes socialistas reconocen que está llevando a cabo una estrategia para presionar a Pedro Sánchez y que el texto se modifique.
En el partido sentó muy mal que Calvo concediera una entrevista al diario El Mundo, hace un par de semanas, en la que arremetió duramente contra el proyecto. Pero hay más: temen que este sábado termine, directamente, acudiendo a una manifestación contra la ley.
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El acto en cuestión lo organiza la recién creada asociación Amanda, contraria a algunas de las posiciones de la Ley Trans como la autodeterminación. Según ha podido saber este diario, Carmen Calvo ha sido invitada a la misma y está sopesando ir.
Quien sí ha confirmado la asistencia es, precisamente, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Tras ver caer su enmienda a la totalidad este jueves —en la que arrojaron algún guiño a Calvo—, el único resquicio que le queda a los conservadores para tumbar la ley es, de alguna manera, reunir aliados en las enmiendas parciales.
Este tipo de acción es la que temen en el PSOE. Cada vez más voces internas entre las filas socialistas anticipan que, si Calvo se lleva el gato al agua en la negociación, no hará falta recurrir a Podemos y podrán tramitar su reforma por la vía rápida: con el PP de aliado.
De hecho, en la entrevista de hace dos semanas, Calvo remarcó que a la Ley Trans aún le queda la tramitación parlamentaria y que "hay muchas leyes que salen de un Gobierno y no avanzan, ahí tenemos el caso de la Ley de Vivienda". Esas palabras no han pasado desapercibidas, ya que dicha norma se encuentra bloqueada porque Unidas Podemos presentó 55 enmiendas después de que ya hubiera pasado por el Consejo de Ministros.
Es por ello que, durante el debate de este jueves, el grupo socialista evitó citar la autodeterminación de género y la toma de contacto contra las enmiendas de PP y Vox fue relativamente descafeinada. "Es mejorable", se limitó a decir Raquel Pedraja, la encargada de soportar el discurso, otro guiño para acallar a las voces críticas.
Lo que le falta al PSOE es tiempo. La tramitación por urgencia acorta los tiempos a la mitad, por lo que el grupo parlamentario tendrá que resolver sus problemas internos a contrarreloj. Si no consiguen equilibrar el discurso antes de las enmiendas parciales, cualquier verso libre podría tumbar del todo la ley.
Pero en medio de este debate entre izquierdas, feminismos, filología y siglas descompuestas ha aparecido el Partido Popular.
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