Vox ha celebrado este fin de semana el festival Viva22, un evento en el que pretendía movilizar a sus bases y reivindicar su postura combativa, la de la derecha sin complejos, en la llamada batalla cultural. Sin embargo, al albur de lo que ha sucedido, los de Abascal se han pasado de frenada y han conseguido el rechazo frontal de su único socio político posible: el Partido Popular.
Fuentes del PP señalan a EL ESPAÑOL que la intención de su partido de disputar el centro del electorado y alejarse de la formación de Santiago Abascal queda más que reforzada viendo lo ocurrido este fin de semana el Valdebebas. "Que Vox se dedique a esos enaltecimientos nos deja más espacio y carrera para lo que tenemos que hacer nosotros", aseguran.
En concreto, los populares se refieren a situaciones como la aparición del expresidente estadounidense Donald Trump, que según el Congreso de su país intentó un golpe de Estado y que no reconoció las elecciones que le desalojaron de la Casa Blanca.
Pero también hacen referencia a exaltaciones guerracivilistas, como la canción que reza "vamos a volver al 36" del grupo Los Meconios o la asistencia de gente con pegatinas de la bandera republicana en las que se leía 'Subcampeones 1939'. Tampoco han gustado gestos arrabaleros como la colocación de felpudos con la estelada catalana para que los visitantes se limpiasen los pies, entre otros.
Las fuentes del PP dicen que el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, va a intentar evitar toda referencia a lo que ha sucedido, tras la primera reunión que mantuvo el pasado mes de septiembre con el líder de Vox, Santiago Abascal. Pero internamente el festival patriótico de Vox ha provocado una enorme incomodidad en la sede de Génova.
"Es terrible y un error para Vox ese acto. La ultraizquierda y la ultraderecha comparten barbaridades en muchas ocasiones. España no está ni para el 36 ni para el 33", comenta a EL ESPAÑOL una de las voces consultadas.
"Todos sabemos lo que hace Trump y cómo se las gasta", dice otra fuente del PP. "Él no es un ejemplo del que sentirse orgulloso. Además, por cómo ha tratado a España. Nuestras relaciones con Estados Unidos se estropearon en 2018 y 2019, porque nos puso aranceles a las exportaciones de aceite de oliva y vino. Que ahora sea uno de los que luzcan ahí… ¡Si ha fastidiado al campo español! Muchos golpes de pecho, mucho defender a España y su campo, pero llevar a Trump no concuerda", añade.
Y recuerdan la frase que dijo Feijóo, cuando aún sólo era presidente de Galicia y su partido formó un Ejecutivo junto a Vox en Castilla y León: "A veces es mejor perder el Gobierno que ganarlo desde el populismo". "Feijóo no va a decir nada, no le van a pillar en un renuncio. Él ha sido valiente a la hora de distanciarse de Vox y sabe lo que quiere. Él va al centro y del centro no se mueve", añaden las mismas fuentes del PP.
"Que se vayan al carajo"
El Viva22 se ha convertido este fin de semana en una especie de parque temático de la ultraderecha. Bajo el marco de un ambiente festivo y, en teoría, familiar se ha reivindicado de forma nostálgica el Imperio español, había símbolos de los tercios, banderas con la Cruz de Borgoña, merchandising con fechas señaladas como 1492…
Sin embargo, una de las cuestiones que más polvareda ha generado es la interpretación de la canción Fachas héroes, en la que se han coreado estrofas como "¡Vamos a volver al 36!". Aunque los autores aseguran que se trata de una parodia, la difusión de este cántico en un acto político ha levantado una enorme polémica y varios colectivos han instando a la Fiscalía a actuar.
Así, en definitiva, ha sido el marco en el que se han producido los discursos de Trump (en un mensaje por videoconferencia en el que agradeció la labor de Vox y Santiago Abascal) y otros mandatarios internacionales de la ultraderecha. El expresidente de EEUU ha dicho que "España es un gran país" y que, para seguir siéndolo, hay que "defender nuestras fronteras".
[Trump felicita en un vídeo a Abascal y se identifica con Vox: "Hay que defender las fronteras"]
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha hablado de no permitir que "millones de inmigrantes ilegales invadan estados de la Unión Europea" para "velar por nuestra cultura y nuestra forma de vida". Y el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha reivindicado la "civilización cristiana" y ha dicho que "debemos tener una herencia de las civilizaciones que nos han hecho prosperar".
Santiago Abascal, por su parte, tampoco se ha quedado corto y ha pronunciado un discurso, casi a gritos, criticando que el debate político de esta semana haya sido lo sucedido en el Colegio Mayor Elías Ahúja. Lo ha hecho para sostener que "en el Congreso de los Diputados defienden ideologías criminales como el comunismo, que defienden el golpismo, el separatismo, que defienden a ladrones, a agresores".
"Esos políticos del Congreso se atreven a dar lecciones a jóvenes de España, a jóvenes que probablemente habían bebido de más. Igual había que pensar en hacer algunas pruebas toxicológicas en el acceso al Congreso de los Diputados. Ya está bien de debates falsos en una España que han arruinado, que están dividiendo, en la que han destruido las libertades. Ya está bien. ¡Que se vayan al carajo!", ha culminado Abascal.
Viaje al centro
Esta exaltación por parte de Vox ha llegado en un momento en el que el Partido Popular tiene la firme determinación de luchar por el centro del espectro ideológico aprovechando el viraje a la izquierda del PSOE de Pedro Sánchez. El objetivo de Feijóo es centrar al partido para atraer a antiguos votantes de los socialistas, reivindicando la capacidad de gestión y la moderación de los populares como activo.
El momento coincide también con las voces de la dirección del PP, cada vez más numerosas, que se sienten incómodas por el pacto suscrito con Vox en el gobierno regional de Castilla y León. A fin de cuentas, el objetivo a largo plazo de Feijóo es llegar a la Presidencia del Gobierno de España sin tener que apoyarse en Vox.
Actos como el de este fin de semana no hacen sino alejar más las dos posturas. "Enfervorizar con ciertas cuestiones a unos seguidores así está fuera de lugar. No es lo que los tiempos necesitan", reconocen desde el PP. "Con ciertos himnos no se arreglan los problemas de precios, ni de la crisis energética, ni los problemas de la España real", añaden.
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