Vox avanza en su reestructuración orgánica con el fin de devolver, en el mínimo tiempo posible, la estabilidad al partido tras el huracán Olona y la notable insatisfacción de los territorios con la formación.
Tras retirar hace unos días a Javier Ortega Smith de la secretaría general del partido, el siguiente afectado por los cambios será su número dos y amigo del servicio militar, Tomás Fernández, todavía vicesecretario de Organización.
A su sentencia tan sólo le falta la rúbrica y el partido sopesa cuál es el momento idóneo para ejecutarla, aseguran a EL ESPAÑOL fuentes cercanas a la vicesecretaría de Organización del partido. "La situación es delicada teniendo unas elecciones tan cerca", confirman.
El nuevo hombre fuerte del aparato orgánico, Ignacio Garriga, también portavoz en el Parlamento de Cataluña, echó balones fuera el pasado viernes sobre si seguirá manteniendo a Tomás Fernández como vicesecretario.
Sin embargo, dentro del partido su salida es vox populi y su relevo podría producirse en cuestión de días. El descontento en diversas demarcaciones con su gestión es notorio. Son multitudes las voces que piden su cambio y escasos quienes cierran filas en torno a él.
Fuentes de la dirección nacional de Vox indican a este periódico la "total libertad" de Garriga para acometer un baile de sillas entre "los vicesecretarios que dependen de su área".
Dejan, además, la puerta abierta, sin ofrecer nombres que puedan suplirlo: "Hasta donde sabemos, sigue siendo nuestro vicesecretario nacional de Organización, pero está claro que va a haber algunos cambios".
Menos público en Viva 22
El partido aún respira el ambiente festivo de lo vivido este fin de semana en su festival Viva 22. No obstante, hay datos que hablan por sí solos. Alrededor de un 60% menos de público, según fuentes presenciales, y unas 35.000 personas siguiendo el directo de Santiago Abascal cuando presentó el documento 'España decide'. En la anterior edición fueron alrededor de 100.000 los seguidores de la presentación de la Agenda España.
Tras este respiro, la formación verde tratará de quemar otra etapa después de trascender que fue el propio Ortega Smith quien protagonizó la pugna de Macarena Olona en Andalucía, impidiéndole volver a Madrid con un cargo de responsabilidad como ella pedía.
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Tras acrecentarse la polémica con numerosas declaraciones por parte de la abogado del Estado desde que abandonara la formación en verano, Ortega Smith ha terminado perdiendo el poder orgánico. Ahora este camino lo recorrerá también su número dos, si bien por el momento tan sólo hay quinielas sobre su sucesor o sucesora.
Fernández, que estuvo afiliado al PP entre 2003 y 2011, quedará fuera de las decisiones de calado que marcarán los próximos meses, los previos al intenso ciclo electoral que abrirán las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023, como la confección de las listas electorales.
Esta situación es la que venían demandando varios cargos y excargos de todos los niveles consultados por este periódico sobre el considerado líder de los 'Los hombres de negro', así conocidos en el argot de la militancia por su manera de actuar.
Su trayectoria en Vox
Como desveló EL ESPAÑOL, la trayectoria de Tomás Fernández en Vox es sorprendente por vertiginosa. La de alguien desconocido entre los militantes antes del 2 de enero de 2019, pero que dos meses más tarde ya ocupaba la vicesecretaría de Organización del partido.
Y si en abril fue cabeza de lista al Congreso de los Diputados por Huelva -provincia con la que no guarda ninguna relación-, en diciembre del mismo año, tras la repetición electoral, obtuvo el escaño.
"Llevo 20 años viajando debido a mi trabajo. Tengo buenos amigos en Ayamonte o en Lepe. Ten en cuenta que en Madrid somos muy rocieros", justificó en una entrevista para el Grupo Joly en abril de 2019.
¿La explicación de su ascenso? La amistad forjada con Ortega Smith cuando ambos sirvieron como voluntarios en la Compañía de Operaciones Especiales de Colmenar Viejo (COE 13). Una abreviatura que Ortega lleva tatuado en el brazo.
El ex secretario general, ahora uno de los tres vicepresidentes de Vox, a la espera de que el comité ejecutivo nacional decida sus competencias; sumó pronto a Fernández a la caravana de excursiones territoriales con la que reclutaba militantes para un partido aún en obras.
Fueron pocos días los que tardó en ganar una inmensa influencia en el aparato. ¿Su obsesión? Profesionalizar el partido, segar cualquier voz discordante y controlar a la militancia para evitar corrientes internas a través de su red de informadores.
Fuentes cercanas a Macarena Olona, en conversaciones recientes con este periódico, se mostraban muy críticas con el tándem que ambos han formado durante los últimos tres años y medio en el mascarón de proa del aparato.
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"El Congreso es un espacio en el que Ortega no tiene influencia. La ejerce a toda España desde Bambú porque tiene el partido tomado a través de la Secretaría General. Tomás Fernández es sólo un peón que sigue instrucciones. En la ejecución es el gran hombre de negro, pero es un siervo de su amo", describían sobre el modus operandi de los dos líderes orgánicos.
Las mismas fuentes apuntan al diputado Luis Gestoso y a la asesora del partido Nerea Alzola como los emisarios enviados por el secretario general para atacarla "públicamente". Alzola también sería la "gran instigadora" de la cruzada del partido contra Olona en las redes sociales.
Varios concejales consultados por este periódico aseguran que desde la cúpula "el caciquismo es total y descarado" y "simplemente, te pueden quitar si no le caes bien al coordinador local", quien finalmente tiene que dar las razones al propio Tomás Fernández.
De hecho, muchos de ellos aún no saben si repetirán en las listas para las elecciones municipales a siete meses de la cita porque tienen que pasar el filtro de todas las instancias del partido, lo que convierte al proceso en una auténtica yincana.
Tintes de despedida
Muchos de ellos coincidieron el pasado viernes en Madrid, un día antes del Viva 22, para recibir una formación obligatoria en un conocido restaurante de la capital frecuentado por el partido.
Fuentes presenciales aseguran que más que una formación fue una charla con tintes de despedida al trasladarle que al igual que Ortega Smith había dado un paso atrás, muchos tendrían que darlo para que figuren candidatos mejores.
Otros, en cambio, ya han abandonado el barco. De los 530 concejales que obtuvo la formación en mayo de 2019, casi la mitad, más de 200, se han ido o han sido expulsados de la formación que lidera Santiago Abascal. Se trata de una auténtica sangría de ediles, inédita en cualquier otro partido político en tan sólo tres años.
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Fernández, junto a otros diputados con peso como Rocío de Meer, fue una de las ausencias más destacadas el pasado jueves, cuando la bancada de Vox en el Congreso se conjuró en un restaurante cercano a la madrileña Plaza de Colón. Su ausencia generó diversas interpretaciones entre los presentes.
Su pasado laboral
El futuro de Tomás Fernández en la organización es ahora una absoluta incógnita. Nada se sabe acerca de una posible reubicación de sus funciones en Bambú, donde se ubica la sede nacional del partido.
Este periódico ha sabido que Fernández ha intensificado en la última semana su vinculación con los cuadros en Huelva, provincia por la que es diputado, en un intento por fortalecer su posición entre los militantes onubenses de Vox.
Fernández, según figura en el currículum consultable en la web del partido, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, está colegiado por el ICAM y es Máster GESCO en Dirección Comercial y Marketing por la Escuela de Negocios ESIC.
También que ha desarrollado su carrera profesional durante los últimos 25 años vinculado a grandes compañías nacionales e internacionales, desempeñando puestos ejecutivos centrados en la dirección comercial y de operaciones, sintetiza la web sobre su hoja de servicios.
Lo cierto es que Fernández desarrolló el grueso de su carrera, entre 2001 y 2016, al frente de diferentes áreas de Móstoles Industrial, una empresa manufacturera de mobiliario de cocina vinculada a la Fundación Ramón Areces.
En cualquier caso, en los próximos días o semanas dejará su cargo en Vox, una cuestión que ha sido aplaudida por diversos sectores del partido, quienes creen que aplica "una dictadura del miedo" en los aparatos provinciales ayudado por implacables subordinados.