"Con las cervezas no se negocia en serio, pero se veía que la gente tiene ganas de que esto salga adelante". Son palabras de un dirigente político que ha participado este miércoles en la recepción del Palacio Real. Un cóctel "largo", de más de dos horas, donde al principio estuvieron "todos muy apretados". Hasta que el salón se fue vaciando gradualmente.
Ya en la tribuna del desfile, se tomaron la medida unos a otros. Alberto Núñez Feijóo charló con Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso. También hubo mezcla de presidentes autonómicos. Dentro se ha pasado al postre, a lo mollar. Allí, el jefe de la oposición se ha mostrado convencido de que su postura se acabará imponiendo.
"Espero que el Gobierno se comprometa por escrito a que se cambie la ley y los jueces puedan elegir a los jueces". Esa ha sido la idea angular de lo dicho por Feijóo. Los populares creen que, dimitido Carlos Lesmes, Sánchez se ve "forzado" a aceptar esta condición si quiere que la mayoría del poder judicial pase del conservadurismo al progresismo.
Mientras tanto, en otro lugar del salón, el presidente le respondía casi en directo: la negociación actual (la renovación de los vocales y del TC) no puede albergar "condiciones previas".
No es que hayan sido parcos en palabras, pero sí en argumentos. Han repetido casi lo mismo que verbalizaron Félix Bolaños y Esteban González Pons al concluir la reunión en Moncloa. Y eso, según dirigentes de PP y PSOE, es señal de "discreción": la prueba irrefutable de que la negociación avanza.
En el silencio y la falta de concreción de los altos cargos iba prendiendo lo que ya comenzó a intuirse tras el mencionado encuentro entre Sánchez y Feijóo: el acuerdo para renovar el Poder Judicial se está cociendo de alguna manera que todavía no ha trascendido. "Ahora sí que vamos en serio", llegó a decir Bolaños. "Es como si el buen final se diera por hecho", relatan algunos de los presentes.
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No obstante, y a falta de conocer cuál será el punto de llegada, Sánchez, Feijóo y sus respectivos equipos sí han tratado de convencer a los periodistas de quién tiene la culpa y de quién se desgastará más mientras el pacto no culmine.
El Gobierno (por boca del presidente, pero también de otros de sus dirigentes) ha entonado una frase que se veía acuñada anteriormente: "Feijóo debe elegir entre la vía de la Constitución del 78 y la vía Casado". Moncloa considera que el anterior líder del PP ha quedado en la opinión pública como alguien incapaz de negociar y pretende arrimar a Feijóo a ese perfil.
El razonamiento del PP es diametralmente opuesto. Lo explica así uno de los cargos de más confianza de Feijóo: "Con la dimisión de Lesmes, Sánchez se ha dado cuenta de que ya no tiene otro camino para obtener la mayoría en el TC y el CGPJ que pactar con nosotros. Y nosotros vamos a exigirle la reforma de la ley para que los jueces elijan a los jueces. Él tiene mucha más prisa que nosotros".
El camino esgrimido por el PP se parece más al que establece la Constitución de 1978. De hecho, fue el PSOE, en 1985, quien desarrolló la norma que funciona hoy. Si Sánchez se aviniera a firmar el papel que le pide Feijóo, estaría enmendando la plana a Felipe González justo cuando se cumplen cuarenta años de su primera gran victoria electoral.
Otro motivo de Sánchez (este más soterrado y menos cacareado en los medios) para rechazar la reforma legal que le propone Feijóo tiene que ver con su creencia de que la magistratura es una profesión eminentemente conservadora. Si se dejara en sus manos, razonan los socialistas, el PP siempre tendría más influencia en el CGPJ.
Pese al buen ambiente de la jornada, ha habido una nota enrarecida. Tal y como adelantó este diario, el Gobierno envió casi sobre la bocina las invitaciones al desfile a los vocales del CGPJ. Muchos de ellos se lo tomaron como un desplante. No ocurrió así con las invitaciones al Palacio Real. De hecho, la mayoría no ha asistido al primer acto, pero sí al segundo.
"No ha habido charla distendida entre los vocales y los políticos. Los vocales han estado casi todo el tiempo en grupo, hablando entre ellos o con algún otro magistrado", revela una de las fuentes consultadas. La autonomía de poderes suele ser habitual, pero este año tenía un motivo. Y ese motivo casi se podía palpar.