El fantasma de la Ley Trans vuelve a recorrer el Consejo de Ministros. El proyecto estrella del Ministerio de Igualdad se ha convertido, tras varias semanas frenéticas, en un problema de difícil digestión para el Gobierno, que no consigue dar con la fórmula para complacer a los movimientos sociales y, a la vez, acallar las voces críticas que atruenan dentro y fuera de sus filas.
Unidas Podemos ha sumado ahora a todo el bloque de investidura para reescribir once apartados de la ley, que parece de nuevo abocada al atasco parlamentario. Las correcciones esconden un nuevo intento de presión hacia los socialistas, trabados en un fuerte debate interno desde hace semanas.
Entre los cambios que propone la coalición –de diez grupos parlamentarios, incluidos los morados– se pide la posibilidad de eliminar el sexo de los documentos oficiales, incluido el DNI. "Se articularán medidas que permitan omitir, a petición de la persona interesada, la mención relativa al sexo en sus documentos oficiales", recalca el texto.
[Fracasa el intento de Sánchez de pactar las enmiendas de la Ley Trans con Carmen Calvo]
El devenir de los acontecimientos no ha sentado bien al PSOE. Varios de sus ministros manifiestan ya en privado cómo el caos de la Ley Trans se les ha "ido de las manos" y desean que no salga adelante. "Es una patata caliente", dicen, que ha permitido a sus socios "dar la oposición desde dentro" con todos los aliados de la investidura.
El PSOE, además, tiene su propio conflicto. La presentación de sus enmiendas este lunes no sirvió para acallar el debate en el partido –más bien todo lo contrario–, y ya no se disimula el cisma ideológico en torno a la autodeterminación de género.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, tampoco se ha andado con remilgos. Este miércoles la creadora de la Ley Trans acusó a sus socios que "incumplir" el acuerdo firmado y les pidió que retiraran sus enmiendas. Fuentes socialistas, no obstante, aclaran a este periódico que retractarse no entra en sus planes. "Estoy muy preocupada, y así se lo he transmitido al PSOE, con esas enmiendas que afectan al corazón de la ley", declaró en los pasillos del Congreso.
Este miércoles terminó el plazo de presentación de enmiendas y el texto se está estudiando ya en la Comisión de Igualdad. Lo que quita el sueño a Unidas Podemos –y a la mitad del PSOE– es que la presidenta de la comisión no es otra que Carmen Calvo, líder de la facción socialista contraria la ley. Ahora, la falta de apoyos de una y otra parte podría suponer el gran fracaso de una norma salida del Ejecutivo. Algo grave, más aún en esta fase final de la legislatura.
Enmiendas de los socios
A última hora de la mañana de este miércoles los portavoces de Unidas Podemos, ERC, EH Bildu, Junts, BNG, PDeCAT, PNV, Más País, Compromís y Coalición Canaria presentaron en el registro oficial del Congreso un paquete de once enmiendas parciales a la Ley Trans.
El fondo de esa batería era "mejorar" la norma, sí, pero también dejarle claro al PSOE que ninguno de ellos apoyará ninguna iniciativa que rebaje el texto actual, pactado y bloqueado en el Gobierno desde hace más de dos años.
En una de estas enmiendas, a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, los grupos parlamentarios proponen modificar el texto del proyecto de ley para que la documentación administrativa y los formularios incluyan a las personas "no binarias", además de que se permita omitir, "a petición de la persona", la mención al sexo en los documentos oficiales.
Además, los grupos plantean que la atención a las personas trans se incluya "en la cartera básica de servicios" del Sistema Nacional de Salud, "cubriéndose los distintos tratamientos necesarios relacionados con los procesos de transición".
En el ámbito educativo, añaden que los alumnos menores de edad puedan tener un trato conforme al "sexo y/o género con el que se identifican en todas las actividades".
Al margen de los aspectos técnicos, es el fondo de la ley lo que ha provocado un descosido en el Consejo de Ministros, con los morados abogando por tramitarla cuanto antes y los socialistas retrasándola hasta arreglar su debate interno. Al final, se ha dado la extraña circunstancia de que ninguna de las dos partes está contenta con cómo están discurriendo los acontecimientos.
El compromiso de Sánchez, aseguran fuentes socialistas, es que la Ley Trans salga adelante, sí, pero que tenga "el aparato legal" suficiente para sostenerla. Hay miedo en el PSOE, dicen, de que un más que posible recurso del PP y Vox ante el Tribunal Constitucional pueda tumbarla por completo. Podría ocurrir, y eso sería incluso peor a que no saliera. Y más a final de legislatura.
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