La primera fila de la sala de conferencias del Club Siglo XXI, sumada a la mesa de ponentes, parece sacada de 2015. Entonces, Ciudadanos (Cs) eligió ese mismo espacio para celebrar su entrada en el Congreso de los Diputados, cuando todo iba bien.
Este miércoles, esa vieja guardia de expolíticos ha vuelto a los orígenes para recibir al antiguo capitán del barco, Albert Rivera, tres años después de decir adiós a la vida política.
El fundador y expresidente de los liberales ha reaparecido en un momento difícil para el partido, inmerso en un proceso de refundación que supervisa la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, a petición de la líder, Inés Arrimadas. El problema es que la primera presentó el acto, introdujo a Rivera en el Club y se sentó a su lado, y la segunda se enteró del evento por terceros.
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Albert Rivera volvió además rodeado de los antiguos primeras espadas: Juan Carlos Girauta, Marcos de Quinto, José Manuel Villegas, Melisa Rodríguez, Beatriz Pino y Miguel Gutiérrez. También estaba Guillermo Díaz, el diputado más longevo del partido que, precisamente, es el encargado de conducir el proceso de refundación. Sólo faltaba una persona en la reunión de viejos amigos, Inés Arrimadas, quien ha atribuido su ausencia al estar fuera de Madrid.
"Me marché hace tres años y no me he pronunciado nunca. No he querido ser un incordio o un Pepito Grillo. Yo no soy Pablo Iglesias", recordó el fundador en referencia a otra reaparición, la del antiguo dirigente de Podemos, para dejar recados a su formación. Él no quiere imitarlo, al menos de viva voz.
A Inés Arrimadas le contrarió el acto, según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes internas de Ciudadanos. Igual que a su núcleo duro. De puertas hacia fuera, el aparato intenta quitar hierro al asunto: "Es su amigo y se trata de un evento carente de relevancia política", defienden. Sin embargo, el mensaje fuera de micro fluye por la herida.
Foto polémica
El diagnóstico que hacen Arrimadas y sus colaboradores más estrechos es el siguiente: después de tres años fuera de la política, Rivera no ha mostrado ni un solo gesto de apoyo al partido que fundó pese a atravesar ahora momentos complicados. Ni siquiera cuando Pablo Casado y Teodoro García Egea efectuaron su opa hostil. "No quiso poner ni un tuit de apoyo a su amigo Carrizosa en la campaña de las últimas catalanas", reseña un dirigente de la formación.
En cualquier caso, y a falta de primarias, existe un debate abierto en torno a las dos posibles líderes, Villacís y Arrimadas. "Begoña sabe que su foto con Albert va a generar problemas en los medios. Porque ella misma está en el foco. Se le presenta como posible candidata. Todo eso unido a su amistad con Rivera puede invitar a conclusiones erróneas", destacan las fuentes consultadas.
"¿Y ahora va Begoña y le presenta en sociedad? Es incapaz de renunciar a ser el foco de atención, no desperdicia ni una ocasión para ser noticia. Le habría sido muy sencillo poner cualquier excusa y ausentarse", critican sus compañeros. La fotografía de Villacís y Albert Rivera en el Club Siglo XXI inquieta a la dirección de Ciudadanos en pleno proceso de refundación.
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En el entorno de la vicealcaldesa madrileña, no obstante, niegan la mayor. Aseguran que Villacís aceptó la proposición de Rivera simplemente porque es su amigo: "Begoña es leal con sus amistades. No se relaciona con la gente por una cuestión de interés. Muchos de los que ahora la critican eran los que alababan a Albert en los mejores días del partido".
"No vuelve"
Ahora bien, ¿cuál es la razón de todo esto? Tras más de dos horas de coloquio, a nadie le quedó demasiado claro para qué vuelve Albert Rivera, más allá de figurar en la foto con la antigua plana mayor del riverismo.
Los rumores sobre su vuelta a la política fueron silenciados desde el minuto uno por boca de Villacís, que acalló la expectación antes de cederle el micrófono: "No le hemos perdido para el proyecto, pero no, no vuelve a la política", aclaró, tajante. Una cosa no quita la otra, pero, después de tres años callado, tanto sus palabras como su imagen tendrán eco en Ciudadanos.
"Segundas partes nunca fueron buenas", reincidió Rivera, aunque sí se detuvo a recordar el porqué de su repentina dimisión. "La victoria tiene muchos padres pero la derrota sólo tiene uno, que es el líder", dijo referenciando a Kennedy y, según algunas interpretaciones, mandándole un recado a Arrimadas, que ha perdido los cuatro gobiernos autonómicos del partido desde que asumió su liderazgo en 2019.
Por lo demás, Rivera dedicó su tiempo a comentar la situación política nacional e internacional y, sobre todo, a criticar la reforma del Código Penal para derogar la sedición y rebajar la malversación.
"Nunca apoyé nada de esto y fui muy claro. El Código Penal no se debe modificar en favor de nadie, son temas muy serios, de Estado, que se tienen que mirar de forma responsable", atacó.
En general, el análisis amable de los asistentes era que, en realidad, el expolítico sólo quería dar su opinión. Dos horas dan para dar muchas opiniones y Rivera no se calló ninguna –excepto las que tienen que ver con el proceso de refundación, por aquello de no ser un Pepito Grillo–, todas en clara referencia al programa político de los naranjas y en contra de Pedro Sánchez.
"Yo ya lo advertí", sentenció este miércoles, criticando que el populismo se haya adueñado de los debates parlamentarios. "El rey está desnudo y nadie lo dice".