Como ya ocurrió el pasado 8-M, el feminismo ha vuelto a fracturarse este viernes, Día Internacional contra la Violencia de Género, a razón de la llamada Ley Trans y con la ministra de Igualdad en el epicentro de la polémica por las 36 condenas sexuales rebajadas a fecha de hoy.
Si Irene Montero era recibida con cariño y apoyo en la manifestación de Vallecas, la pancarta de otra que recorría el centro de Madrid –a la que asistieron varias ministras socialistas– pedía su dimisión.
La misma tónica se ha evidenciado en las últimas horas: homenajes y muestras de apoyo salpimentadas por críticas férreas. El movimiento feminista camina separado y, si bien Montero no es la causa, sí personifica a una de las partes.
De las docenas de manifestaciones organizadas este viernes sólo en Madrid, la del centro –la más visible– fue la única organizada por el sector del feminismo opuesto a la ministra. Este es, el que representan Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres, Movimiento Feminista de Madrid y, sobre todo, Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que nació precisamente para batallar contra la ley.
En medio de esta marabunta, en su propio bloque, iba el PSOE. Las ministras socialistas Nadia Calviño, Isabel Rodríguez y Reyes Maroto se dejaron ver brevemente por la Puerta del Sol, que no tuvieron nada que ver con los gritos ni las pancartas que pedían la dimisión de Montero.
Apoyos y ataques
Las fracturas van mucho más allá de la manifestación. Durante la entrega de los premios Meninas 2022 contra la violencia de género, Montero fue acogida al grito de "¡Irene! ¡Hermana!" por algunas asistentas.
Un día antes, en su llegada al Congreso de los Diputados tras los ataques de Vox, los trabajadores de Podemos le entregaron un ramo de flores y le brindaron una gran ovación.
"Todo lo que hacemos es posible porque somos un partido, una organización y una fuerza colectiva. Aquí nadie resiste sola. Resistimos todas juntas aunque un día nos toque dar la cara a unas y otras veces a otras", respondió Montero, muy emocionada. Ese mismo día todos los partidos –a excepción del PP y Vox– se sacaron una foto para mostrar su apoyo.
[Historia de un desencuentro: quién es quién en el conflicto entre Podemos y Yolanda Díaz]
En paralelo, las muestras de cariño han quedado eclipsadas por un aluvión de críticas a la ministra, como consecuenca del goteo de sentencias rebajadas por la ley del sólo sí es sí.
Políticamente, el mayor balón de oxígeno se lo propocionó el miércoles en el Congreso Carla Toscano (Vox), que provocó el cierre de filas del Gobierno y de los grupos parlamentarios que lo apoyan .
Polémica interna
Ante el goteo de rebajas de penas a violadores, la primera estrategia de Montero fue atrincherarse, negar la existencia de un problema en la ley del sólo sí es sí y culpar de todo a la interpretación machista de los jueces. Su enroque, no obstante, ha levantado algunas ampollas dentro de Unidas Podemos, que sigue apoyando a su ministra contra Vox pero recelando de la norma. En privado.
El escándalo no podía llegar en peor momento para el grupo confederal, enfrascado en una guerra sin cuartel que enfrenta a la líder del espacio, Yolanda Díaz, con el núcleo duro de los morados, representado por Ione Belarra y la propia Montero. Esta semana, se ha firmado un armisticio para "salir juntas" del escándalo, pero las heridas siguen abiertas.
Recientemente, la ministra de Igualdad había emergido como posible alternativa a Díaz como candidata electoral si el divorcio llegaba a efectuarse. Hace dos semanas, Podemos amenazó con que la vicepresidenta ya no era la líder de consenso y propulsó a Montero, que en aquel momento gozaba de aires renovados tras la conflictiva pero fructífera Universidad de Otoño.
Ahora, nadie tiene claro si está en un buen o mal momento. Este sábado, Podemos ha convocado un acto en Madrid para arropar a Montero contra la violencia política, otra muestra de apoyo. Ahí se verán las intenciones del partido con su –¿posible?– candidata.