"Estamos en el teatro y de repente se han encendido las luces. Ahora todos nos vemos las caras". Son palabras de un dirigente de Ciudadanos sobre la batalla por el liderazgo que acaba de abrir en canal al partido.
Los cargos de la formación liberal van decantándose por uno de los dos bandos que se dibujan. Pronto, tras el 26 de diciembre –cuando acabe el plazo de presentación de candidaturas–, el debate lo dirimirán los militantes.
Desde que se inició el proceso de la refundación, los cuadros técnicos desplegaron un enjundioso trabajo para armar un programa electoral y un modelo de partido. En esos dos aspectos, apenas ha habido discrepancia.
Sin embargo, la cercanía de las elecciones de mayo ha ido empujando a quienes no creían ya entonces en Inés Arrimadas como persona idónea para el próximo ciclo electoral. Quien capitaliza ese descontento, según las fuentes consultadas por este diario, es Edmundo Bal, todavía mano derecha de la jerezana.
"Cuando empiezan a jugarse estas partidas de ajedrez, siempre ocurre lo mismo. El final se desencadena porque se produce un movimiento extraño. Ocurre algo que a nadie se le pasaba por la cabeza", detalla a este periódico un miembro de la Ejecutiva naranja.
Ese "movimiento" ha sido el de Edmundo Bal, hasta ahora uno de los más acérrimos defensores de Arrimadas. Pese a ser un fichaje de Albert Rivera, el abogado del Estado decidió quedarse para intentar resucitar el proyecto junto a Arrimadas. Han sido uña y carne.
Bal defendió como nadie a su presidenta delante y detrás de las cámaras. Pero algo se ha roto, la confianza se ha diluido y el portavoz nacional de la organización ya recaba apoyos a espaldas de su jefa.
"De Edmundo no nos lo esperábamos", sostiene un mandatario fiel a Arrimadas. "Si quería postularse, debería haberlo hecho tras hablar con ella", remacha esta fuente.
Madrid y Barcelona, con Arrimadas
En el lado de Bal, los cargos que están detrás de lo que podría cristalizar en una candidatura critican que la dirección "estigmatice a Edmundo": "Cuando se presente, si finalmente lo hace, todo formará parte de la normalidad. Es un proceso abierto por el liderazgo. Lo raro sería que no hubiese una alternativa a Inés".
"¿Qué pretenden que hagamos? Viven fuera de la realidad. Todas las encuestas nos auguran la desaparición e Inés no aparece por ninguna parte. No dice siquiera si se presentará. No podemos seguir así", refieren algunos de los entrevistados que ven con buenos ojos el proyecto de Bal.
El ambiente en la Ejecutiva se ha enrarecido. El ambiente en el grupo parlamentario del Congreso se ha enrarecido. Se respira la desconfianza. A grandes rasgos, todos saben quién permanece leal a Arrimadas y quién prefiere a Bal.
Los fieles a Arrimadas tratan de llamar a la calma: "La gente con la que cuentan no es mucha. Las militancias de Madrid y Barcelona están con Inés. Por utilizar esa jerga de batalla, no tienen tropas para echar a Inés en unas primarias".
En el grupo pro Arrimadas se encuentran, por ejemplo, Guillermo Díaz (uno de los diputados naranjas con más notoriedad), Daniel Pérez (líder en Aragón), Fernando Giner (candidato a la alcaldía de Valencia), Carlos Carrizosa (líder en Cataluña) o Begoña Villacís.
Detrás de Bal estarían Paco Igea (líder en Castilla y León, adversario de Arrimadas en las anteriores primarias), María Muñoz (portavoz económica) o Adrián Vázquez (portavoz en Europa). También la práctica totalidad del grupo parlamentario en el Congreso.
Los dos últimos de cada lista, Villacís y Vázquez, jugarán un papel clave en lo que está por venir. La primera porque es la única líder de Cs a la que las encuestas le son halagüeñas. Además, siempre ha mantenido una gran sintonía con la militancia, no sólo en Madrid. El segundo, porque ha sido uno de los más implicados en el proceso de refundación y porque sería la mano derecha de Bal en la presumible candidatura.
Vázquez, en conversación con este diario, niega estar del lado de Bal. Tampoco se sitúa fiel a Arrimadas. Insiste en que su apuesta es la "unidad del partido" porque concibe que es la única manera de sobrevivir a las elecciones. Sin embargo, debido a los sucesos de estos días, ha perdido la confianza de Arrimadas. Así lo aseguran fuentes del entorno de la presidenta, que sí lo ubican detrás de Bal.
Tres caminos
Bal sabe que si tiene enfrente a Villacís, su devenir en las primarias se antojará, como mínimo, nublado. La vicealcaldesa de Madrid, que ha tenido sus más y sus menos con la dirección, nunca ha llegado a romper con Arrimadas. De hecho, cuando se le ha preguntado si se postulará como líder de la organización, siempre lo ha rechazado.
Descrito el panorama, ahora se abren tres posibilidades. La primera: que Arrimadas dé un paso a un lado para no competir con Bal y así evitar un choque de trenes apenas tres meses antes de las elecciones de mayo. La segunda: que Arrimadas sí quiera competir con Bal. La tercera: que el equipo de Arrimadas, pese a no presentarse la jerezana a las primarias, impulse a otro candidato.
Esa tercera opción obligaría a Villacís a mover ficha, porque no parece estar conforme con un partido liderado por Bal. Sobre la primera y la segunda: ambas son posibles.
De un tiempo a esta parte, la hoy presidenta de Ciudadanos ha evitado contestar a la pregunta de si se presentará a las primarias. En todo momento, mientras ha estado en marcha la refundación, ha tratado de otorgar a su liderazgo un papel de interinidad. Por lo menos en lo que se refiere a las dinámicas internas.
Tal y como se ha decidido en este proceso de remodelación, el modelo orgánico de Ciudadanos se peneuvizará: habrá una bicefalia. El puesto de "presidente" será sustituido por el de "secretario general" y, al mismo tiempo, habrá un "portavoz político". Lo lógico, llegadas las generales, será que el "portavoz político" compita en las urnas y que el "secretario general" quede a cargo de la organización.
"Moriremos matando. Si no es Arrimadas, será otro", confiesan en el entorno de la jerezana, todavía expectantes ante la decisión de su líder. "Edmundo no llegará por aclamación. Si quiere liderar el partido, tendrá que competir. Y no lo tendrá fácil. Creemos que su actitud ha decepcionado a muchos", desgranan estas fuentes.
La relación Arrimadas-Bal
Dividido el partido, todavía queda la opción de que Bal llegue a un acuerdo con Arrimadas, pero parece muy complicado a tenor de lo sabido por este periódico. Los partidarios de una y otro reconocen que la "relación está quebrada" y que va a ser "muy difícil restablecer la confianza".
Pero, ¿por qué se quebró tal amistad? La ley de Irene Montero fue la gota que colmó el vaso. Cuando se acercaba la votación, el grupo parlamentario naranja debatió al respecto. Inés Arrimadas se inclinaba por votar en contra, pero escuchó a Bal y cambió de opinión.
En gran número de ocasiones, aunque la presidenta tiene la última palabra, es el criterio de Bal el que determina la balanza. "Resulta lógico por la categoría jurídica de Bal y por su experiencia". Pero Bal "no vio las consecuencias que iba a tener la ley de Montero", le achacan los de Arrimadas.
Cuando comenzaron a producirse las rebajas de las penas a los agresores sexuales, Ciudadanos tuvo un problema: había sido uno de los partidos que había aprobado la norma. Arrimadas era la máxima responsable, pero se escudó en que Bal la había aconsejado en esa dirección.
La organización, para tapar a sus dos rostros más visibles, inmoló a Sara Giménez, que en cierto modo asumió la culpa. Pero, de puertas hacia dentro, la guerra estaba servida. El 26 de diciembre culmina el plazo para la presentación de las candidaturas.
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