Las próximas elecciones generales son una incógnita para la izquierda en general y para Unidas Podemos en particular. Por no saber, el partido no sabe ni bajo qué fórmula o marca se presentará a los comicios, si unido bajo las siglas de Sumar, con Yolanda Díaz como candidata, o por separado de la nave nodriza de Podemos. Hoy, por hoy, a la vicepresidenta le aprieta el calendario.
Díaz se propuso antes del verano una hoja de ruta, unos tiempos, que ahora parecen demasiado lejanos. Su plan era anunciar la candidatura de Sumar en marzo, a la vez que las conclusiones de su "proceso de escucha", pero las presiones de Podemos –con quien mantiene una guerra abierta desde hace meses– y de los territorios le piden que se apresure.
La idea original era que la candidatura se anunciara a la vez que el "proyecto de país", es decir, el programa electoral en el que está inmersa desde hace meses y que la está llevando gira por España. El problema radica en que, si bien ella no tiene prisa, el resto del país vivirá antes de unas elecciones municipales y autonómicas en las que ella no participará.
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En realidad, nadie en el Ministerio de Trabajo, en Unidas Podemos ni en el espacio que rodea a Sumar tenía dudas de que Díaz acabaría dando un paso adelante, pero la vicepresidenta nunca ha querido pronunciarse al respecto. Una y otra vez, en diferentes contextos, ha pedido "prudencia" para que la dejen trabajar según sus tiempos. Ahora empieza a barajar que ha sido demasiado paciente.
"Ha habido mucho ruido y se ha callado por responsabilidad", aseguran fuentes de su entorno. La expresión hace referencia a cómo, en las últimas semanas, la ministra Irene Montero ha empezado a perfilarse como posible candidata de Podemos a las elecciones. Esto es, en una lista diferente a la de Díaz y compitiendo con ella.
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Ambas llevan casi un año sin hablarse, recalca una persona cercana a la dirección morada, y eso dificulta los pactos. Desde el lado del Ministerio de Igualdad le echan la culpa a Díaz por no "respetar" al partido que la hizo vicepresidenta; desde Trabajo, acusan a Podemos de "insultar [y] golpear" para salirse con la suya y liderar el espacio. Las dos partes desean entenderse, pero no están dispuestas a ceder un centímetro.
A su vez, cada parte tiene su argumento de peso. Díaz, por un lado, ha sido siempre la candidata del espacio político y la única persona capaz de reconstruir los puentes dinamitados entre las izquierdas (IU, los Comunes, Más País, Compromís...). Podemos, por contra, se reivindica como el buque insignia del movimiento y el partido con más tirón electoral, al menos en unas inminentes generales.
De cara a sus círculos, la vicepresidenta ha hecho pública la decisión de adelantar la candidatura esta semana, coincidiendo con el 44º aniversario de la Constitución y la encuesta de 40dB para el Grupo Prisa. Según este sondeo, el espacio obtendría 57 diputados si se presenta unido bajo el paraguas de Sumar y sólo 32 si acude a las urnas dividido en distintas candidaturas.
Sobre este punto, la dirección de Podemos insiste en que se decida ya. Al mismo tiempo, algunas baronías moradas le piden con la boca pequeña que dé un paso adelante para evitar que la sangre llegue al río. Desde el entorno de Díaz insisten en que la vicepresidenta no se deja coaccionar por nadie, pero hay veces que la presión se vuelve insoportable.