Las desavenencias entre PSOE y Unidas Podemos sobre cómo proteger a los perros de caza es una bomba de acción retardada en el seno del Gobierno de coalición. Este jueves, al albur de la reforma del Código Penal, incluso se planteaban la posibilidad de que la Ley de Bienestar Animal decayese, convirtiéndola en la primera norma fallida del Ejecutivo en lo que va de legislatura.
Al final, los socialistas han aplazado el debate sobre los animales hasta el próximo martes para darle más plazo a la negociación. No es para menos, ya que el PSOE se encuentra en tierra de nadie después de dar marcha atrás a una ley que ya tenían pactada con los morados y que consideraba a los perros de caza como "animales de compañía". Ningún otro grupo les apoya.
"Desgraciadamente, el PSOE se está colocando del lado de los maltratadores, de las personas que apalean, torturan y maltratan perros y animales, incluidos los de caza. Están del lado de las personas que cuelgan galgos o que entierran a cachorros en cal viva".
Así se refirió este jueves a sus socios Lilith Verstrynge, secretaria de Estado para la Agenda 2030, al reprochar que hayan roto el acuerdo para sacar adelante la Ley. Hace una semana, la ministra Ione Belarra propuso a sus socios que los perros de caza queden excluidos de la protección doméstica sólo mientras participan en actividades cinegéticas —esto es, la caza— pero no el resto del tiempo. Es la misma normativa que defiende Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha.
En una jornada en la que prácticamente todos los focos apuntaban al Tribunal Constitucional, las fuentes socialistas consultadas no entran a valorar si tienen o no las pezuñas manchadas de cal viva, pero concretan que todavía queda tiempo "hasta el martes" para arrancar el apoyo de otros grupos parlamentarios. También de la derecha, si hiciera falta.
A la reflexión de Verstrynge se han sumado el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien recalcó en los pasillos del Congreso que la ley es de "máxima importancia" y que es un "salto cualitativo" en términos de protección y "avance ecológico".
Desacuerdos constantes
Todas las discrepancias vienen de allí. La ley fue aprobada en el Consejo de Ministros y después enmendada por el PSOE a su llegada al Congreso para excluir a los animales que trabajan en actividades deportivas, cetrería, perros pastores, de rescate y a los perros de caza y rehalas.
No consiguieron apoyos suficientes y, este miércoles, los socios del Ejecutivo llegaron a un segundo acuerdo para incluirlos también. Con dicha medida, los canes de caza se regirían además por las leyes autonómicas que tendrían que homologarse a la ley estatal.
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El problema es que este acuerdo duró apenas unas horas y, antes de que terminara el día, el PSOE volvió a descolgarse de lo pactado y a defender su enmienda original, la que excluía por completo a los perros de caza.
Los socialistas contaban con los votos de PP y PNV para la enmienda, pero no para el dictamen. Así, el PSOE necesitaría de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, que ya han avisado de que no lo aceptarán bajo ningún concepto.
"Llegados a este punto, lo único que le podemos pedir al PSOE es que vuelva al acuerdo que ellos mismos propusieron bajo riesgo de que dejen caer la ley. A día de hoy, ningún grupo progresista apoyaría la ley en los términos que plantea el PSOE", explicó Verstrynge.