La Ley Trans ha sido aprobada este jueves en el Congreso de los Diputados. La exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, sin embargo, ha roto la disciplina de voto del PSOE y se ha abstenido durante la votación.
Calvo es quien lidera el sector feminista ortodoxo dentro del partido, que se había mostrado muy crítico con la redacción de la norma tal cual salió del Ministerio de Igualdad. Uno de los puntos más criticados era la cuestión de la autodeterminación de género en el caso de los menores de edad.
La ley ha salido adelante gracias al sí de 188 diputados, 150 en contra y siete abstenciones. Ahora tendrá que ser ratificada por el Senado.
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Además de Calvo, también se ha abstenido Edmundo Bal, mostrando un criterio contrario al resto de diputados de Ciudadanos, que han votado en contra. Esto, sin embargo, no supone ninguna afrenta a la dirección del partido naranja, ya que habían dado libertad de voto.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha acudido tras la votación a una manifestación frente a la puerta de los leones del Congreso de los Diputados donde, al grito de "¡Hay Ley Trans!", distintos colectivos LGTBI han celebrado la aprobación de la norma.
A la puesta en escena también han acudido diputados del PSOE, aunque en un plano secundario. Ha destacado la presencia de la exdiputada socialista Carla Antonelli, una histórica activista trans, que abandonó el PSOE por las vacilaciones de su partido frente a la norma. Antonelli se ha mostrado muy cercana a la ministra Montero, con quien ha estado hablando entre abrazos.
Con la aprobación de la norma, el PSOE espera ahora dar un carpetazo definitivo a la división interna generada a consecuencia de la Ley Trans. El sector liderado por Carmen Calvo se mostró muy crítico desde el inicio con la redacción del texto porque consideraban que contribuía al borrado de las mujeres y que daba inseguridad jurídica a los menores.
Durante la tramitación de la norma, los socialistas intentaron calmar los ánimos de sus filas presentando distintas enmiendas, entre ellas la que ponía coto a la autodeterminación de género.
Los socialistas defendieron que se hacía para dotar la norma de una mayor "seguridad jurídica" en el caso de los menores y ante los previsibles recursos frente al Tribunal Constitucional. Sin embargo, ante la inmovilidad de Unidas Podemos, el PSOE acabó cediendo para que la ley no cayese.
Aunque se contaba con que el sector feminista del partido acatase con la disciplina de voto y no se desmarcara de las líneas trazadas por la dirección, siempre se especuló con que sería imposible que Carmen Calvo votase a favor, por principios, ya que había liderado la campaña interna contra la ley.