No resulta sencillo orientarse en el polvorín de Ciudadanos. Porque las caras han cambiado y porque los líderes tradicionales afrontarán el proceso interno en segunda línea.
Las primarias se celebrarán el 11 y el 12 de enero. El mismo día en que se acabe el plazo de votación, los liberales conocerán a sus nuevos líderes. En plural, ya que el modelo de partido será bicefálico, similar al del PNV. Habrá un "portavoz político" y un "secretario general".
Existen cuatro preguntas capitales cuya respuesta será totalmente distinta en función de la candidatura que triunfe. ¿Cuál será el futuro de Inés Arrimadas si gana Edmundo Bal? ¿Y el de Bal si gana Arrimadas? ¿Qué relación tendrá Ciudadanos con Pedro Sánchez? ¿Y con el Partido Popular? ¿Quién será el candidato a las elecciones generales?
Antes de abordar ese análisis, conviene trazar un breve árbol genealógico: quién se enfrenta y por qué. En un lado, la identificación resulta más sencilla. Bal, mano derecha de Arrimadas hasta hace un telediario, es el candidato alternativo. Le acompañan la mayoría de diputados en el Congreso, Francisco Igea y el número dos de Begoña Villacís en el Ayuntamiento de Madrid, Santiago Saura. Su principal fin es apartar a Arrimadas definitivamente y hacer de Ciudadanos "un partido de centro-centro", sin predilección por derecha o izquierda.
En el otro, encontramos dos nombres nuevos para el público general: Adrián Vázquez y Patricia Guasp. El primero es el actual líder de la formación en Bruselas y sería secretario general en caso de vencer. La segunda es la dirigente de los naranjas en Baleares y se convertiría en portavoz política. Están bendecidos por la propia Arrimadas y por Villacís. Se presentan como una "candidatura de unidad" en busca de una "transición tranquila".
Futuro de Arrimadas
–Si gana Edmundo Bal: el abogado del Estado no esconde a lo largo de esta campaña que uno de sus principales objetivos es apartar a Arrimadas de la primera línea política. Sostuvo en una entrevista con La Vanguardia que el cambio sólo será posible si la gente, al encender la televisión, ve que ella ya no está. Por tanto, no habrá integración posible en ese sentido. Si vence Bal, Arrimadas estará fuera de la Ejecutiva y perderá la portavocía en el Congreso. Aspiraría, como máximo, a permanecer como diputada rasa hasta diciembre.
–Si ganan Vázquez y Guasp: Arrimadas conservaría la portavocía en el Congreso. No dirigiría el partido, tampoco tendría un papel en la Ejecutiva, porque así lo ha querido. Por eso, no dirigiría el rumbo político de la organización. Pero sería la mejor colocada para ser la portavoz del partido.
Futuro de Bal
–Si gana Bal: será el portavoz político de Ciudadanos. El hombre al que acudirán los medios cuando necesiten cosechar la opinión de la organización sobre los distintos temas de actualidad. También se adjudicará la portavocía en el Congreso.
–Si ganan Vázquez y Guasp: existiría una mínima posibilidad de integración. La Ejecutiva naciente, según las fuentes consultadas, podría ofrecer al abogado del Estado que, aparte de su labor como diputado, ostentara una vocalía en el Comité Nacional. Sin embargo, este órgano se reunirá una vez al mes y nada tendrá que ver con lo que hoy se entiende como Ejecutiva del partido. Por otro lado, viéndose derrotado, no es descartable que Bal regresara a su trabajo como abogado del Estado o que fichara por un gran despacho. Ya ha tenido ofertas para ello.
Relación con Sánchez
–Si gana Bal: Ciudadanos seguiría negociando con el Gobierno, tal y como lo hizo con los Presupuestos. Bal considera que, en aquel momento, el partido tuvo las mejores expectativas electorales desde la debacle de 2019. Ahí entra la definición que hace de partido de "centro-centro" y no pone límites a la relación con Moncloa. Un dato interesante: antes de recalar en Ciudadanos, Bal fue votante del PSOE. Sin embargo, responde así cuando se le achaca una predilección por el presidente actual: "¿Cómo voy a ser sanchista? ¡Si me arruinó la vida!". En referencia a su purga como abogado del Estado.
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–Si ganan Vázquez y Guasp: en esta candidatura son más los que prefieren limitar al máximo las negociaciones con Sánchez. Consideran al presidente incompatible con el liberalismo. Arguyen que no es que ellos se hayan alejado del centro, sino que el líder del PSOE se ha movido a una posición lejanísima a ese centro. Al contrario que Bal, Arrimadas no ha sido votante del PSOE. Viene de un ambiente político distinto.
Relación con el PP
–Si gana Bal: dejará de existir una preferencia a la hora de negociar con el PP, tal y como ocurre desde los últimos tiempos de Albert Rivera. Bal entiende que, hoy, Ciudadanos es una fuerza percibida como de "derechas", que busca infructuosamente competir en ese espacio. No quiere decir que, si gana, romperá con Feijóo. Simplemente, otorgará a PP y PSOE la misma posibilidad de acordar.
–Si ganan Vázquez y Guasp: al ser el proyecto bendecido por Arrimadas, no se esperan demasiados cambios. La jerezana, por el momento, ha descartado cualquier lista conjunta con el PP. Sin embargo, en esta candidatura, a tenor de lo contrastado por este periódico, hay más dirigentes que en la otra proclives a fiar su supervivencia a una suerte de integración, siempre y cuando mantengan la marca de liberales y conserven su independencia. Conclusión de brocha gorda: la candidatura de Bal está más a la izquierda y la otra más a la derecha.
Candidato a las generales
–Si gana Bal: no habrá duda. Él decidiría intentar ser candidato de Ciudadanos a las elecciones generales, que actuarán como prueba definitiva de la supervivencia del partido. Bien es cierto que las autonómicas y municipales de mayo anticiparán en gran medida las conclusiones. El verbo "intentar" es importante, porque en estas primarias no se está decidiendo el candidato, sino el liderazgo del partido. Cuando lleguen las generales, habrá de nuevo primarias. Pero Bal sería el único de los suyos que daría el paso.
–Si ganan Vázquez y Guasp: el candidato a las generales no estaría claro. Basta con charlar con cualquiera de los dirigentes que apoya esta candidatura para darse cuenta de que se trata de un liderazgo "de transición", hasta cierto punto "provisional". Muy pocos creen que Vázquez o Guasp tengan entidad como para ser cabeza de cartel. En esta tesitura, se antojan más probables estos dos caminos: que Arrimadas, llegado el momento y al conservar la portavocía en el Congreso, se presentara a las primarias; o que se intentara un gran fichaje.