Ayudando a la Justicia.

Ayudando a la Justicia. Tomás Serrano

Política TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Moncloa da por ganada "la batalla del Constitucional" con la elección de Conde Pumpido y Montalbán

La nueva mayoría tiene el inconveniente para el Gobierno de que Campo y Díez deberán abstenerse de participar en deliberaciones clave sobre leyes aprobadas por el Ejecutivo del que formaban parte.

12 enero, 2023 03:20

Moncloa da por ganada "la batalla del Tribunal Constitucional" con la elección de Cándido Conde-Pumpido e Inmaculada Montalbán como presidente y vicepresidenta de la institución, respectivamente.

Ese pulso político se inició hace meses con el cambio legal para que el Consejo General del Poder Judicial pudiera nombrar a dos magistrados del Tribunal, siguió con el nombramiento de dos altos cargos del propio Gobierno -Juan Carlos Campo y Laura Díaz- como magistrados y continuó con el intento de modificar los requisitos para la renovación y la disputa sobre los nombres a elegir.

Fuentes del Gobierno muestran su satisfacción por el resultado y explican que lo conseguido es, en definitiva, el cumplimiento de las normas de renovación que obligaban a cambiar la mayoría conservadora por otra progresista en el Tribunal. Como debería ocurrir en el CGPJ si el PP no mantuviera bloqueada la institución.

[La elección de presidente y de un magistrado en el Senado prolongará la batalla por el TC]

Para Moncloa era importante este cambio porque el Constitucional tiene en su mano el futuro de normas vitales de esta legislatura como la de eutanasia, la reforma laboral, la ley del sólo sí es sí o la Ley Trans, entre otras muchas.

El anterior Tribunal había sido hostil al Gobierno en decisiones como las de los estados de alarma, siempre según la versión del Gobierno.

Esta mayoría progresista debe durar al menos nueve años, hasta que se consumen sucesivas renovaciones.

Ese proceso de cambio de mayoría debía cerrarse, según los planes del Gobierno, con la elección de Conde-Pumpido como presidente y Moncloa nunca ha negado que era claramente su candidato.

Para eso, los vocales progresistas del CGPJ presentaron como candidato para el Constitucional a José Manuel Bandrés, con respaldo del Gobierno. Sin embargo, los conservadores le vetaron y sólo fue posible el nombramiento cuando ellos mismos propusieron a la magistrada progresista María Luisa Segoviano, con la idea de que ella no votaría a Conde-Pumpido, sino a Maria Luisa Balaguer.

Todo el esfuerzo del PP, a través de esos vocales conservadores, era evitar la presidencia de Conde-Pumpido y daba por hecho que podría lograrlo.

Sin embargo, no sólo no lo ha conseguido, sino que la respuesta de los magistrados progresistas es saltarse la costumbre de que presidente y vicepresidente no sean del mismo sector y han elegido a Inmaculada Montalbán.

Por eso, Moncloa no oculta su satisfacción por el resultado final, aunque en todo el proceso haya quedado dañada la institución en un pulso sin precedentes. Ahora asegura que su intención es pasar página a la espera de que el PP acceda a renovar el CGPJ, lo que considera muy improbable. De ahí que no presenta la propuesta de cambio del sistema de elección de magistrados del TC por el CGPJ, reforma que ya resulta innecesaria.

La reacción del PP es la contraria, tras haber perdido el pulso con el Gobierno. Así, fuentes del PP aseguran que “lamentablemente, a día de hoy, es una institución también debilitada por los efectos del sanchismo y comprendemos que entre la opinión pública puedan suscitarse dudas acerca de su independencia”. 

“Esperamos que el TC pueda blindar su actuación ordinaria de la voracidad institucional demostrada por el Gobierno a lo largo de la legislatura”, añaden.

Queda la elección de un magistrado conservador por parte del Senado, que no cambiará la mayoría del tribunal, pero matizaría el desequilibrio. Sin embargo, una vez lograda la mayoría progresista y la elección de presidente y vicepresidenta, Moncloa asegura que procederá a ese acuerdo si el PP acepta renovar el CGPJ más de cuatro años después de terminar su mandato.

La nueva mayoría tiene el inconveniente para el Gobierno de que Campo y Díez deberán abstenerse de participar en deliberaciones clave sobre leyes aprobadas por el Ejecutivo del que formaban parte. Eso reduce el margen del sector progresista.

Conde-Pumpido tenía muy buena relación con José Luis Rodríguez Zapatero cuando éste era presidente del Gobierno. De hecho, le nombró Fiscal General del Estado y llegó a participar en un Consejo de Ministros cuando se hacía frente a los controladores aéreos.

Su relación no fue inicialmente tan buena con Pedro Sánchez, aunque fuentes del Gobierno explican que ahora sí lo es. Su Presidencia terminará dentro de dos años y medio.