Francisco Javier Álvarez García, principal asesor de Pilar Llop para reformar la Ley de Libertad Sexual, era contrario a la tramitación del sólo sí es sí. El catedrático, encargado de redactar la propuesta del Ministerio de Justicia que mantiene bloqueados a los socios de Gobierno, defiende la vuelta al Código Penal anterior y critica el espíritu del nuevo, el cual considera "un teatro".
"Hay algunos que creen que el Código Penal constituye un tratado teórico que da soporte a sus construcciones dogmáticas; otros, que se trata de un lugar en el que plasmar programas ideológicos", criticaba en 2022. "Se ha querido construir un concepto ideológico/ontológico de lo que sea violación y convertirlo en normativo. Así, sería violación cualquier penetración no plenamente consentida", continuaba.
Hace un año, cuando el sólo sí es sí era apenas un anteproyecto, Álvarez García publicó diversos artículos académicos atacando la norma y se posicionó muy claramente en su contra; sobre todo, en lo tocante al artículo 178 que regula las agresiones sexuales. En sus textos, adelantados por EL ESPAÑOL, el penalista advertía que si se aprobaba la ley –"lo que espero que no suceda"– la libertad sexual estaría "en peligro".
[El principal asesor del PSOE para reformar el 'sí es sí' califica de "teatro" el "consentimiento"]
El catedrático se preguntaba "cómo se puede cumplir" ese artículo 178, que castiga la agresión sexual y que desde el Ministerio de Igualdad consideran el eje vertebrador de la norma. Él mismo se respondía:
"Pues únicamente una posibilidad se me ocurre: que junto a la decisión normativa de vetar a los ciudadanos acariciar a sus parejas cuando éstas se encuentran dormidas en el lecho común, el Legislador ha decidido excluir las miradas, los gestos labiales, el enarcar las cejas, etc., como formas válidas de prestar el consentimiento", resumía.
Fuentes cercanas a la negociación sugieren que la falta de acuerdo escenificada esta semana se debe a la mano de Álvarez García, que llegó a liderar el grupo de expertos del ministerio hasta el pasado mes de diciembre.
Las discrepancias se deberían, así, a su empeño por volver a distinguir el abuso de la agresión, como hacía la ley anterior, e impedir que toda conducta sexual realizada sin consentimiento sea considerada agresión. Esto, aseguran fuentes del Ministerio de Igualdad, eliminaría el foco del consentimiento, el cual Álvarez García considera "confundido".
"En el significado de una mirada va desde un beso o un azote hasta penetraciones en grupo", subrayaba el catedrático en sus artículos, para luego incidir: "El ejercicio del derecho a la libertad sexual no debe verse limitado por exigencias de prueba", expresaba.
Dicho de otra manera, se oponía a que la ley obligue a una persona a demostrar consentimiento a lo largo de una relación sexual. Esto, a su juicio, atenta contra "el derecho fundamental a la libertad sexual" y lo limita. "Eso no es aceptable", asegura.
"Quedan también prohibidos los siguientes comportamientos, entre otros muchos: acercarse a la pareja, subrepticiamente, y abrazarla, dándole así una sorpresa cariñosa; hacer, con engaño, que la pareja dirija sus ojos hacia arriba (¡mira!, ¡un lince ibérico volador!), y aprovechar que el mentón apunta al cielo para depositar en sus labios un enternecedor ósculo. Todos esos comportamientos, y muchos más de similar factura, quedan amenazados con una pena de prisión", auguraba el asesor.
La revisión de sentencias a raíz del sólo sí es sí ha provocado más de 360 rebajas de condenas a agresores sexuales y cerca de 30 excarcelaciones sorpresivas. Sin embargo, antes de aprobar la ley el Ministerio de Justicia –entonces dirigido por Juan Carlos Campo– realizó más de 100 revisiones sobre casos reales y concluyó que no se producirían estas rebajas, tal y como publicó en exclusiva EL ESPAÑOL.
El propio Álvarez García reconoce en sus textos académicos que "las impulsoras" de la ley del sólo sí es sí trataron de "poner coto [a] sentencias en no escasas ocasiones poco meditadas o, directamente, transgresoras [...] y poco respetuosas con el exacto reflejo y significado de la realidad de lo sucedido".
Sin embargo, el catedrático señaló que "erraron en el diagnóstico", ya que tratar de "encasillar" el consentimiento –concepto que Unidas Podemos considera el núcleo de su norma– "proporcionaba más inconvenientes que soluciones".
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