Pedro Sánchez compareció pasadas las 2.00 de la madrugada en Bruselas, tras un larguísimo Consejo Europeo que trató sobre temas clave para la UE: la guerra de Ucrania -con Volodímir Zelenski presente-, la política migratoria y las reformas para defender la competitividad de Europa y responder desde el continente a la Ley Biden. Materia más que de sobra para haber estado negociando con los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete más de 12 horas.
Sin embargo, como muchas veces pasa en Bruselas, los avances no debieron de ser sustanciales. Porque si el presidente dio algún titular fue en negativo: "No. No se contempla la ruptura del Gobierno de coalición", dijo taxativo a preguntas de la prensa sobre el escándalo de la rebaja de penas a delincuentes sexuales por la ley del Sólo sí es sí. "Hay una alarma social, y lamento esta situación, evidentemente. En primera persona".
Sánchez parecía especialmente empeñado en mostrar su arrepentimiento por la norma, que entró en vigor el pasado mes de octubre. Utilizando todo tipo de expresiones y gestos en tono personal, explayándose en el "recuerdo a las víctimas", o prometiendo que este apoyo debe "expresarse no sólo con palabras, sino con hechos".
Y los hechos, dijo, se demuestran "resolviendo entre los grupos del Congreso, y con acuerdo, esta alarma social". Ése, añadió, "es mi compromiso con las víctimas y con el resto de la ciudadanía".
Sin respuestas
Sin embargo, repartió responsabilidades y halagos, negándose a responder, hasta en dos ocasiones, a nada que tuviera que ver con el enfrentamiento abierto entre dos ministras de su Ejecutivo que no se hablan: Irene Montero, titular de Igualdad e impulsora de la norma, y Pilar Llop, responsable de Justicia y de la reforma presentada por el Grupo Parlamentario Socialista.
¿Ha hablado con Montero en las últimas horas para que baje el tono? Silencio: "Es un tema que está en el Congreso ya". ¿Va a hacer algo para mediar entre dos departamentos de su propio Ejecutivo? Silencio de nuevo: "Corresponde a los grupos darle solución". Vale, no hay ruptura del Gobierno. Pero, ¿hay estabilidad? Silencio otra vez: "El propósito de la ley, sin duda, era completamente distinto del que estamos viendo".
Tampoco quiso contestar a la pregunta expresa de si es posible que vaya a aprovechar la inminente remodelación del Ejecutivo por las salidas de Reyes Maroto y Carolina Darias, para hacer una crisis más profunda. Esa cuestión fue la última y ni siquiera la atendió. Sólo había dicho, minutos antes a este respecto, que "por supuesto, todos los miembros de mi Gobierno tienen mi respaldo".
Era de madrugada, en un día histórico en el que Zelenski había visitado Bruselas, y tras más de 12 horas de negociaciones, de las 11 preguntas que se le hicieron, ocho fueron sobre el Sólo sí es sí. Un escándalo que ya ha provocado la rebaja de penas de más de 500 agresores y la excarcelación de más de 40 condenados por delitos sexuales.
"Lo importante es que hay una solución que va a resolver la alarma social provocada", concluía Sánchez mientras repetía el acto de contrición de admitir el error. "Ni lo esperábamos ni lo deseábamos, por supuesto, en el Gobierno ni los grupos que votaron la ley. Es más, ni siquiera los que no la votaron. Pero es una ley buena, que protege más a las mujeres y que tiene un problema técnico que vamos a arreglar".
Según el presidente, la proposición de ley "impulsada por Justicia y vehiculada por el grupo socialista" es equilibrada. Porque no entra en el "aspecto político" de la ley, "que es el consentimiento como núcleo de la norma". Sino que se limita a proponer una "cuestión técnica" para reubicar las penas donde estaban antes de la entrada en vigor del texto de Igualdad.