Algo parecido a ese estereotipo del gallego según el cual al encontrarlo en la escalera no se sabe si sube o si baja, es lo que suscita la ferrolana Yolanda Díaz en el PSOE y Unidas Podemos. Mientras cruje la relación entre los dos partidos del Gobierno por la reforma de la Ley de Libertad Sexual, conocida como ley del sólo sí es sí, la vicepresidenta no termina de posicionarse públicamente.
Yolanda Díaz volvió a pedir la semana pasada que los dos partidos "cuiden la relación" y lleguen a un acuerdo. Además, solicitó "discreción" en las negociaciones. Sin embargo, socialistas y morados empiezan a exasperarse con esta actitud: consideran que está poniéndose de perfil mientras los demás se desgastan en una guerra fratricida que ya se está cobrando sus primeras víctimas.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, deslizó en una reciente entrevista que Yolanda Díaz le había trasladado "todo su apoyo", y que compartía con ella la visión de que el consentimiento tiene que seguir en el centro de la norma, aunque se reforme. Pero en público, la vicepresidenta no traslada ninguna postura concreta y se desmarca de la posición de sus compañeros de grupo.
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Varias voces entre los morados le achacan tibieza en sus pronunciamientos. A pesar de que la vicepresidenta ha vuelto a acercarse a Podemos en privado –las relaciones han mejorado, sobre todo con Montero– todavía se echa en falta más apoyo delante de las cámaras, principalmente cuando se trata de confrontar al PSOE.
Tampoco olvidan que tardó en pronunciarse para defender la ley cuando empezaron a conocerse las rebajas de penas a condenados por delitos sexuales ni que, junto a Ada Colau, fue de las primeras en hablar de la conveniencia de abordar su posible modificación. Ahora, con las relaciones pacificadas, su postura es más clara que hace unos meses, pero sigue siendo insuficiente.
En Moncloa creen que Yolanda Díaz ya no tiene capacidad para influir en Unidas Podemos y acercar un acuerdo. Dicen que sus palabras de distensión sirven de poco porque "no traslada nada". Y la realidad es que las conversaciones para la reforma del sólo sí es sí las mantienen directamente con Igualdad, dejando a un lado a la vicepresidenta segunda.
Los socialistas interpretan que su postura, nadando entre dos aguas, es consecuencia de su preocupación por encontrar su propio espacio con Sumar. De hecho, varios diarios han publicado que Yolanda Díaz y Pedro Sánchez intervinieron en las conversaciones entre ambos partidos para intentar desbloquear la situación, pero que todo cambió en cuanto las negociaciones se hicieron públicas.
La pugna entre los socios de Gobierno continúa, aunque desde el PSOE ya empiezan a sospechar que Unidas Podemos no está tan abierto como dice a reformar la Ley del sólo sí es sí. Acusan a los morados de haber estado bloqueando sus propuestas sin ofrecer alternativas posibles. "¿Dónde está la propuesta de Podemos?", dicen.
Mientras, Yolanda Díaz ni está ni se le espera. ¿Sube o baja?, se preguntan unos y otros.
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