La historia del Gobierno de coalición se puede explicar a través de sus vivencias cada 8 de marzo. En el Día Internacional de la Mujer está casi todo: la pugna por quién se quedaba el Ministerio de Igualdad, la gran manifestación previa a la pandemia, el empuje para aprobar la ley del sólo sí es sí y, ahora, la última fractura del feminismo y los socios antes de terminar la legislatura. Este, más que nunca, promete ser el 8-M de tres enfrentamientos.
El primero, porque PSOE y Podemos llegarán divididos. Ambos irán a la misma manifestación "oficial", la que convoca la Comisión 8-M, pero con distancia de por medio.
El segundo, porque esta misma marcha coincidirá en prácticamente el mismo espacio que la del Movimiento Feminista de Madrid, una organización contraria al movimiento trans, la prostitución, el Gobierno e Irene Montero.
El tercero, por la división interna del PSOE entre las "feministas clásicas" y las que actualmente ostentan cargos orgánicos.
La Delegación del Gobierno de Madrid permitió que ambas concentraciones se organizaran en las inmediaciones de la Glorieta de Atocha, a menos de un kilómetro la una de la otra, por ser el punto emblemático donde han empezado la mayoría de manifestaciones del 8-M. El miedo es que la cercanía entre ambas derive en choque entre las dos cabeceras, que seguirán recorridos distintos.
La manifestación organizada por la Comisión 8-M, a la que asistirán las ministras moradas y socialistas, recorrerá a partir de esa hora el trayecto entre Atocha y Plaza de España, recuperando así el itinerario que hacía antes de la pandemia. La del Movimiento Feminista de Madrid, por su parte, discurrirá por la calle de Atocha para finalizar en las plazas de la Provincia y de Santa Cruz.
Incluso aunque las manifestaciones no se crucen, la polémica reinará igualmente dentro de la manifestación "oficial". Este martes, durante la aprobación de la toma en consideración de la reforma de la ley del sólo sí es sí en el Congreso, una dirigente de Podemos expresaba su rechazo a la postura del PSOE y anticipaba la división. "Si ellos han roto la mayoría feminista, que la arreglen ellos", sentenciaba.
En realidad, los socios de Gobierno llevan semanas preparándose para ir divididos al 8-M. En la coalición todos tienen claro que la disputa sobre el sólo sí es sí no es simplemente una batalla legal, sino una disputa sobre quién podrá enarbolar la bandera del feminismo este año. En Podemos, en concreto, se ven fuertes en este sentido.
"El PSOE no puede presentarse a la manifestación ese día en contra de la ministra de Igualdad, no les interesa", valoraban hace unos días fuentes de la formación. Sobre todo, tanto los morados como los socios de la investidura consideran que Irene Montero es la promotora de la ley, que cualquier reforma debería llevar su sello y que el PSOE no saldrá bien parado del 8-M.
Aunque el PSOE acudirá a la misma manifestación que el Ministerio de Igualdad, hay algunas destacadas feministas socialistas que irán a la crítica con el Gobierno. Es el caso de Matilde Fernández, exministra en el Ejecutivo de Felipe González. Ella acudirá como miembro de FeMeS, la organización de feministas socialistas.
Su presencia choca con las pretensiones del Gobierno. El pasado sábado, Pedro Sánchez participó en un acto en el que el PSOE se reivindicó como el principal partido feminista del país y contó con Fernández como invitada especial.
De la misma asociación, FeMeS, es la consejera de Estado propuesta por el PSOE Amelia Valcárcel. Y no se descarta la presencia de algunas otras socialistas feministas como Susanna Moll, que rompió la disciplina de voto en el Senado posicionándose contra la Ley Trans. También acudirá a la crítica Ángeles Álvarez, que fue secretaria de Igualdad del PSOE en el Congreso, y es parte de la organización como miembro de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres.
El PP, con las críticas
El Partido Popular ha confirmado su asistencia a la manifestación convocada por el Movimiento Feminista de Madrid. Aunque la presencia de altos cargos del partido será mínima: tan sólo acudirá de la dirección popular la vicesecretaria de Políticas Sociales, Carmen Navarro. Está previsto que hagan lo propio diputadas y senadoras de la formación conservadora.
Con el PSOE y Podemos agonizando en su división, en el principal partido de la oposición reconocen que no hay intención alguna de acaparar protagonismo. Al contrario, han decidido mantener un perfil mínimo en esta convocatoria para ceder todo el foco mediático a los líos en la izquierda, que experimenta un clima de tensión inédito.
En Génova interpretan esta marcha como una oportunidad única para asaltar la bandera del feminismo. Fuentes de la dirección del partido consideran que el Gobierno de coalición, tras las polémica del sólo sí es sí o la Ley Trans, "ha dejado de representar" al feminismo. De ahí que se lancen a por este espectro social con una estrategia que persigue apuntalar el trasvase de votantes procedentes del PSOE, que ya reflejan diversos estudios demoscópicos internos.
Este martes, durante el Pleno que debatía la toma en consideración de la propuesta del PSOE para corregir los errores de la ley del sí es sí, la número dos de Feijóo, Cuca Gamarra, ahondó en la división dentro de la coalición y dijo que "por primera vez un Gobierno se censura a sí mismo".
En esa línea, recalcó a la ministra Irene Montero que "sí se puede dimitir", y a los miembros del PSOE que "se puede cesar". "Lo que no es admisible es que mañana el Gobierno siga igual. Se debe cesar del Consejo de Ministros a aquellas que ni siquiera están dispuestas a derogar con su voto esta ley", apostilló.