Ramón Tamames y Francisco Umbral. También en la foto: Fernando Rey y Antonio Buero Vallejo.

Ramón Tamames y Francisco Umbral. También en la foto: Fernando Rey y Antonio Buero Vallejo.

Política MOCIÓN DE CENSURA

Tamames visto por los ojos de Paco Umbral: "La vida de Ramón es un continuo autohomenaje"

El escritor fue íntimo amigo del hoy candidato a la moción de censura de Vox desde los días de la Transición.

12 marzo, 2023 02:26

A Francisco Umbral no le habría sorprendido lo de Tamames y Vox, igual que no le sorprendió lo de Tamames y el CDS de Adolfo Suárez. Cuando su amigo abjuró del comunismo para militar en el centro, escribió: "Ramón es un cometa Halley de la política". Por aquello de ajustar su credo a galaxias distintas. Umbral y Tamames se conocían desde los años setenta. Esta es la historia de una amistad. Este es Ramón Tamames visto por los ojos de Umbral.

Año 1976. Estamos en casa de Tamames. Umbral ha venido para hacerle una entrevista que va a publicar en Hermano Lobo, la revista que mejor desafía la censura. Se conocen desde hace unos años, no sabemos cuántos. Esta es la primera referencia que hemos encontrado.

Umbral se topa con "una gran foto de Marx, una colección de monedas, un dibujo firmado de Picasso y muchas novelas de Baroja". Tamames ya es un hombre best seller, además de dirigente del PCE. Se han lanzado varias ediciones de Estructura Económica de España, un tocho ya conocido como "el Tamames".

Hay algo de mitológico en Tamames. Pese a su juventud, ha pasado varias veces por la cárcel. Es el nombre más conocido de los que impulsaron la revuelta estudiantil contra la dictadura en 1956.

En las fotos, el "profesor Tamames" aparece vestido de traje y corbata. Con gafas de pasta oscuras y bien peinado. Es el antónimo de muchos de sus camaradas, que han aprendido la política en las fábricas, y no en la universidad.

"Ramón Tamames tiene echada la cuenta a lápiz de lo que costó a España cada bala disparada en la guerra civil", escribe Umbral. Y lo volverá a escribir un montón de veces. Umbral, igual que Camba, reciclaba como nadie sus artículos.

En la conversación, Tamames carga contra "el consumismo y los mass media". Parece un comunista de verdad, capaz de adaptar lo de "la religión es el opio del pueblo" a "la televisión es el opio del pueblo".

La foto que ilustró la entrevista de Umbral a Tamames en 'Hermano Lobo'.

La foto que ilustró la entrevista de Umbral a Tamames en 'Hermano Lobo'.

A partir de ahí, se produce un enamoramiento entre los dos. Tamames se incorpora a las negritas de Umbral como un personaje de esa "guapa gente". Además, casi siempre en una vertiente positiva. Las críticas que le hará tendrán que ver con el ego y el afán de protagonismo. Dos rasgos que el propio Umbral reconoce en sí mismo.

Los dos van a inaugurar un juego divertido. Uno será a los periódicos lo que el otro a la política y la economía. El carácter de Tamames que delineó Umbral es el que explica su "sí" a Abascal. Tamames y Umbral son parecidísimos.

La siguiente referencia que encontramos data de ese mismo 1976. Esta vez en un libro. Se titula Los políticos. Hay "un rumor en Madrid". Ramón Tamames ha almorzado con el ministro de Hacienda, Villar Mir. Es una noticia que un dirigente del PCE comparta mantel con un ministro de Arias Navarro.

Umbral aprovecha la coyuntura para razonar lo siguiente: "Hay actualmente, en el país, una curiosa situación de duplicidades, según la cual tenemos no sólo el positivo de cada ministro, sino también su negativo o contrafigura. Así, Marcelino Camacho es como el antípoda de Martín Villa, y Ramón Tamames como en antípoda de Villar Mir".

Luego culmina: "Ramón Tamames, un hombre de mi misma edad, más o menos, así como de mi amistad y mi admiración, que lo tiene todo para ser ministro en un capitalismo de izquierdas, en un socialismo de derechas e incluso en un socialismo socialista: juventud, talento, formación, personalidad, afán de hacer política, ideología avanzada, un staff, cultura, libros, buena pluma y hasta una mujer guapa".

¿Y si ese socialismo de derechas era Vox? Lo de la mujer de Tamames, Carmen Prieto-Castro, merece un capítulo aparte. Todos están enamorados de ella. Era la más guapa de la facultad (la conquistó Ramón y ahí siguen, cinco décadas después). Umbral le regala cactus a Carmen en el día de su santo. "Cactus con forma de falo", cosas de Umbral.

Tamames, su mujer, Carmen Prieto-Castro, y sus hijos.

Tamames, su mujer, Carmen Prieto-Castro, y sus hijos.

En el 77, cuando Tamames es elegido diputado en las primeras elecciones democráticas, le manda una carta a Umbral para agradecerle su apoyo. Lo mismo hará en 1979, cuando se convierta en primer teniente de alcalde de Madrid, en la coalición liderada por Tierno Galván.

En esa correspondencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, Tamames le dice a Umbral: "En las líneas que escribiste se reflejaba una amistad que puedes considerar absolutamente a la recíproca, en cantidad y calidad".

Las fiestas de Hafida

Saltamos a 1981, a un libro que lleva por título A la sombra de las muchachas rojas. En este tomo se describen las fiestas que organizaban los Tamames en los setenta y que continúan haciéndose hoy, aunque ahora sean comidas, y no cenas. Son fiestas divertidas, regadas por el alcohol: "Tamames pasea su comunismo de whisky y de teoría por los salones de la casa".

También hay otras fiestas, las de casa de Hafida, en el barrio de Puerta de Hierro. Hafida es una guerrillera socialista argelina, "una guerrillera intelectual que había disparado en la noche del desierto, que hablaba enganchándose en el francés y que aún le miraba a uno como por encima del velo que se había arrancado hacía mucho tiempo".

¿Qué pasa en casa de los Tamames y de Hafida? "En toda esta teoría de cenas había una como profundización de la libertad, de la democracia, un irse conociendo y entreconociendo de los hombres que iban a hacer la nueva sociedad".

Pero no son cenas aburridas, sino todo lo contrario. Suena música árabe, comen cuscús. Tamames suelta sus dicursos. Cuando la gente ya está cansada de tanto dato, Carmen y Hafida se ponen a bailar. Por ahí también pasan los hermanos Garrigues y otra gente de la jet. Tamames y Umbral sólo alternan con los comunistas en los escenarios y las fiestas del PCE.

Una de las cartas enviadas por Tamames a Umbral a las que ha tenido acceso este diario.

Una de las cartas enviadas por Tamames a Umbral a las que ha tenido acceso este diario.

Muchos años después, en La década roja (1993), Umbral se recreará con las fiestas de Hafida. Dice de Tamames: "Nos hicimos amigos cuando la santa transición (...) Íbamos a la embajada de la memorable Hafida, que nos folló más o menos a todos. Ramón era el viejo conocido con quien nos reuníamos, en mangas de camisa, a bailar la salsa democrática de la liberté con unas señoritas que estaban muy buenas y que no se sabe dónde coño han ido a parar. Hafida nos daba dátiles y Ramón nos daba marxismo a tope".

Se ha trenzado una relación de poder a poder. Tamames apoya a Umbral desde el Ayuntamiento. Umbral hace campaña por Tamames en los periódicos. Participan en los actos del otro. Se gustan en la pantalla. En una carta con fecha de 1986, Tamames le invita a Umbral a su casa para ver el vídeo grabado de un acto del Club Siglo XXI cuyos protagonistas han sido... ¡ellos dos!

Suelen hablar de literatura. Acababan discutiendo. Umbral no soporta a Baroja. Y Tamames no soporta que a Umbral no le guste Baroja: "Ramón prefería quedarse en un diván, conmigo, discutiendo sobre Baroja. Ramón le ha hecho a Baroja una lectura marxista como Lukács se la hizo a Balzac, pero este tipo de lecturas sectorializadas no tienen nada que ver con lo que es la lectura, simplemente, la lectura literaria. Ramón me defendía literariamente a Baroja por razones extraliterarias, y cuando yo anulaba al vasco mediante la gran literatura, eso le parecía a Ramón que era adorno secundario".

En 1985, cuando Tamames publica Una idea de España, Umbral escribe sorprendido en El País acerca de la propuesta irreverente de su amigo: que la capital de España tenía que haber sido Lisboa o Barcelona.

Umbral va captando cada vez mejor la esencia de Tamames. Año 87, también en El País: "Sólo Ramón Tamames, vestido de Cristóbal Colón, señala el camino suyo, lógico, ramoniano".

Francisco Umbral.

Francisco Umbral.

La relación está trufada de anécdotas, como cuando se suben los dos a un escenario junto a Marcelino Camacho, el histórico sindicalista. Tamames tiene muchas ganas de hablar y le agobia que Camacho se extienda. Le dice: "Marcelino, no te dilates". Umbral se parte.

También se masacran a libros. Se mandan todo lo que publican. Tamames le envía a Umbral incluso sus reediciones. Menos mal que Umbral todavía no vive en la Dacha de Majadahonda, donde tirará a la piscina los tomos que no le sirvan. Las hijas de Tamames –revela el propio Umbral– se van al Rastro a vender los libros que recibe su padre y que no le gustan.

¿Transfuguismo?

Cuando Tamames salta de Izquierda Unida al CDS, Umbral escribe: "Luego principia la transformación de Tamames en cometa Halley de la política. Un cometa Halley con corbata de dibujitos. De IU pasa al CDS de Suárez, donde renuncia a todo papel y se dedica a su trabajo privado, su sensacional anuario de El País y a cultivar volterianamente su huerto, que por un azar es de viñedos y le da los dulces y violentos vinos que hemos compartido". Ese "anuario sensacional" suele requerir las colaboraciones de Umbral, cada una a 18.000 pesetas.

Umbral defiende a Tamames de los que le acusan de transfuguismo: "No es Ramón quien ha abandonado al PCE (sobre su despacho sigue la foto de Marx), sino el PCE quien ha abandonado a los comunistas, de modo que el fenómeno de transfuguismo adjudicado a Tamames es el contrario de cómo se interpreta".

Tamames sólo es fiel a sus principios, los suyos, por eso consigue militar en cualquier parte en función de las circunstancias. Le alaba Umbral: "Su Estructura Económica de España estaba en todos los miniapartamentos de las progres que uno se follaba en los setenta/ochenta, entre un póster del Che y una proclama feminista. Ramón nos ayudó a follar casi tanto como Marcuse. Por eso le queremos. Y por más cosas. Tú las sabes, Ramón, amor, pero no las digo".

Llegado el siglo XXI, ahora sí, Umbral constata que Tamames ha cambiado de verdad. Es el año 2004. Umbral escribe en El Mundo. Ha ido a cenar a casa de su amigo. Hay algo que le deja sin aire. ¿Dónde está Marx? "El socialismo y el marxismo le parecen a uno cosas tan graves y trascendentales que la otra noche me conmoví en casa de Ramón Tamames comprobando una vez más que el busto espectacular de don Carlos había pasado a los desvanes ínfimos de la casa".

De todos modos, y lo estábamos guardando para el final, quizá el hoy llamado tamamismo pueda resumirse con esta frase. 3 de septiembre de 2004, la última referencia encontrada: "La vida de Ramón es en sí un continuo autohomenaje".