Tal y como estaba previsto, la moción de censura presentada por Vox con el profesor Ramón Tamames como candidato a la Presidencia ha fracasado. La censura al Ejecutivo de Pedro Sánchez ha contado este miércoles con 201 votos en contra, 91 abstenciones y 53 votos a favor.
Para prosperar, la moción de censura necesitaba el respaldo de la mayoría absoluta de la cámara, pero se ha quedado muy lejos. A favor del sí han votado los 52 parlamentarios de Vox más el exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero, que se pasó al Grupo Mixto hace dos años. Por su parte, los exdiputados de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero se han sumado al PP y se han abstenido, junto a Foro Asturias. Pero la mayoría del hemiciclo, 201 escaños de los 345 emitidos -5 diputados no han participado-, ha votado en contra.
Al margen de que el resultado era el previsible, las jornadas vividas este martes y miércoles han servido para hacer lecturas políticas que condicionarán el periodo electoral de este año, con las autonómicas y municipales del 28 de mayo y las generales de diciembre.
Lo más destacado ha sido la puesta de largo de la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, como candidata a la presidencia. Tanto, que el portavoz del grupo socialista, Patxi López, la ha llegado a llamar-aparentemente por error- "presidenta segunda".
Pedro Sánchez cedió este martes parte de su protagonismo a Díaz para presentar, aunque sin mención directa, su proyecto Sumar. En un discurso trabajado al alimón con Moncloa, la vicepresidenta replicó en la parte económica a Tamames y, en la parte política, obtuvo su escaparate.
Apelando a la unidad de la izquierda, Díaz firmó un movimiento necesario para Sánchez si quiere reeditar la coalición tras las elecciones generales.
Tanto es así que los dirigentes de Vox reconocían que su moción podía haber servido para dar alas al proyecto de Díaz. "Ha sido un discurso que se desmontaba en minutos, pero entiendo que para su electorado ha podido sonar muy bien", aseguraba un alto cargo de la formación a este diario.
A lo largo de las dos jornadas se ha hablado de muchas cosas, prácticamente de todo, salvo del candidato Tamames. Cada uno de los partidos ha aprovechado la tribuna para lanzar reproches cruzados con fines electoralistas. El propio Tamames lo ha llegado a lamentar este miércoles: "Había esperado muchos más puntos de acuerdo", ha dicho, criticando el tono mitinero de unos y otros.
El PP ha dibujado su intervención, a través de Cuca Gamarra, presentándose como alternativa al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero no con la intención de llegar a la Moncloa con una moción de censura como la de esta semana, sino en las urnas. Así, han apuntado a que las elecciones autonómicas serán un plebiscito sobre el Ejecutivo central.
También ha aprovechado para criticar la "utilización de las instituciones para sacar rédito partidista" que, en su opinión, hace el PSOE. De Correos al CIS, pasando por el INE, Gamarra ha acusado a Sánchez de estar minando las instituciones y su independencia con fines partidistas.
A la contra, el PSOE, tanto a través de Pedro Sánchez como de Patxi López, se ha centrado en atacar al PP, su verdadero rival en las elecciones. Los socialistas han buscado juntar en el imaginario colectivo al PP con Vox.
Lo han hecho teniendo en cuenta que los de Alberto Núñez Feijóo necesitarán pactar con Vox para lograr gobiernos autonómicas tras el 28-M. Los socialistas consideran que ese miedo a la ultraderecha puede ayudarles en los comicios.
Sánchez ha acusado al PP y a Vox de "parecerse como dos gotas de agua" y López ha criticado la abstención del PP. "Podrían hacer otra cosa, no esconderse, votar en contra, pero no lo harán porque el futuro de Feijóo depende de Vox, está ligado a Vox", ha dicho el portavoz.
Por su parte, Vox ha intentado volver a poner al PP en un brete en el que los populares no parecen encontrar una respuesta correcta. Tanto los de Santiago Abascal como los de Pedro Sánchez han azuzado al PP por su posición, a lo que Gamarra se ha defendido diciendo que "no es ni nuestro relato, ni nuestro candidato, ni nuestro proyecto".
Ramón Tamames, aunque agradecido a Vox por la oportunidad, ha aprovechado la ocasión para abroncar a la mayoría de los partidos por el tono que han mantenido, habitual ya en el Congreso, pero extraño a veces para los de fuera. Con la sorna habitual en sus respuestas, ha pedido a la presidenta del Congreso "cápsulas de cafinitrina" para los diputados, ya que se "excitan mucho hablando".