Ramón Tamames, "alucinado", se despide bastón en alto: "Creí que Sánchez me saludaría"
El presidente del Gobierno no estrechó la mano del viejo profesor. Sí lo hizo, "muy cariñoso", Gabriel Rufián.
23 marzo, 2023 03:26Ramón Tamames aseguró estar "alucinado" tras concluir la moción de censura este miércoles por el hecho de que Pedro Sánchez no se hubiera acercado a su escaño a estrecharle la mano: "Creí que me saludaría".
Le extrañó que el presidente no hubiese saludado a un candidato a la moción que apenas se puede mover del escaño y que, en cualquier caso, es un protagonista de la Transición. "Yo me hubiera acercado a él de no tener problemas de movilidad", dijo ayer en su entorno.
El presidente no le había estrechado la mano el día anterior, y tampoco lo hizo al principio de la segunda jornada. Por el retraso en la entrada, cabría pensar, pues Sánchez apareció cuando la presidenta Meritxell Batet ya había reanudado la sesión.
Tamames había llegado al Congreso como el día anterior: sostenido por un ujier. Los médicos no debieron de verle tan mal en su estreno porque el martes estaban preparados desde las nueve y ayer se rezagaron un poquito. Cuando, por fin, se derrumbó en el escaño, miró al butacón del presidente, que estaba vacío.
Hacia el final de la sesión, Tamames miraba a Sánchez y, según ha podido saber EL ESPAÑOL, preguntó a Santiago Abascal, a Iván Espinosa de los Monteros y a otros diputados: "Hombre, el presidente me saludará... ¿no?".
Tamames confió desde el primer momento en cierto fair play, y por eso invitó a Sánchez a cenar antes de levantarse el telón. Pero Sánchez declinó el ofrecimiento alegando que era mejor evitarlo para no desvelar mutuas estrategias.
Gabriel Rufián fue durísimo con Tamames en la tribuna, pero le reconoció como sabio y le dijo sin ironías: "Ni en dos vidas leeré tanto como usted". Cuando dejó el micrófono, bajó las escaleras, se acercó a él, le estrechó la mano y le dedicó unas palabras cariñosas.
Llegó el momento. Acabó la moción. Tamames volvió a mirar de reojo a Sánchez. Cómo no le iba a saludar. Acabada la votación, el presidente se puso en pie y comenzó a agradecer los aplausos de los suyos. Descendió los dos peldaños... y se marchó.
Tamames se había quedado sin su foto con el presidente. Sánchez le había acusado un día antes de haberse vendido a los "herederos de Blas Piñar". El viejo catedrático contó a algunos diputados que el líder de Fuerza Nueva era, por ejemplo, muy amigo de Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra.
Tamames soñaba con el intercambio de camisetas que sucede al pitido final en los partidos de fútbol. ¿No se parecía el Congreso al balompié? Fueron pasando muchos a despedirse de alguien que acababa de anunciar que era su última vez (con vida) en el Congreso de los Diputados.
Foto final
A modo de cierre, se hizo una foto con los diputados de Vox. De pronto, gritó un hombre desde la tribuna: "¡Ramón! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!". Todos respondieron con un "viva". Tamames lo hizo bastón en alto. Quizá se viera, como pronosticó su amigo Fernando Sánchez Dragó, cual De Gaulle. Con el hemiciclo casi vacío, añadió: "¡Viva la moción!". Y Sánchez, desde algún lugar, debió de responder: "¡Viva!", dada la rentabilidad que parece haberle supuesto.
Tamames ya había cocinado su pequeña venganza. Ayer mismo, por la tarde, sus editores ponían a la venta "el discurso de Tamames" en Amazon. Como si fuera un libro, con portada y todo. "Por una España de todos", se titulan las cuarenta páginas agavilladas que, según el profesor, presentan un "modelo de país". A 4,80 euros. 4,74 si se tiene cuenta premium.
El no-saludo de Sánchez no fue la única falta de decoro. Para muestra, otro botón. Irene Montero, al tiempo que Cuca Gamarra hablaba en la tribuna, llegó a ponerse los cascos -blancos, inalámbricos, bien visibles- para escuchar el móvil.
Tamames no tiene redes sociales y no maneja el móvil. Por eso no tenía escapatoria. Cuando alguien subía a la tribuna, escuchaba. No hubo diputado que de veras prestara atención a las intervenciones. Y menos enteras. Salvo el candidato, que ya cuenta a sus amigos que el parlamentarismo ha desaparecido del Parlamento, donde en lugar de hablar, se lee.
Miquel Iceta, Félix Bolaños, Isabel Rodríguez y otros ministros cuya butaca estaba cerca de Tamames sí mostraron amabilidad con el candidato a la moción. Igual que Inés Arrimadas, que anduvo pendiente en todo momento de un hombre que tiene la misma edad que su padre.