Podemos da por hecho que miembros de Sumar han decidido ya excluirles para las elecciones generales
Yolanda Díaz presenta el domingo su plataforma con 15 partidos, pero con la ausencia de los morados, que creen que se persigue su desaparición.
1 abril, 2023 02:51"El domingo se reúnen en Madrid casi todos los que se consideran víctimas de Pablo Iglesias para presentar un proyecto que busca superar o acabar con Podemos y que, finalmente, servirá para desafiar o aislar a Podemos".
Esa es básicamente la explicación de un diputado de Podemos del acto del domingo en el que Yolanda Díaz pondrá en marcha la plataforma electoral Sumar, apoyada en unos 15 partidos, pero con la ausencia de representantes del partido morado.
Su explicación, que coincide con la de otros miembros del grupo parlamentario, sirve para argumentar una visión desde Podemos según la cual los partidos que formarán parte de Sumar no tienen ninguna intención de formar una candidatura con el partido que ahora dirige Ione Belarra y nunca la han tenido.
[Sumar divide a Podemos: líderes morados irán con Más País, Compromís e IU al acto de Yolanda Díaz]
En esa plataforma estará Más País, la formación que fundó Íñigo Errejón, una de las bestias negras de Podemos, purgado en su momento por Iglesias, según la visión de sus partidarios. Basta asomarse un momento a las redes para comprobar el sentimiento de rechazo que provoca Errejón en las bases de Podemos.
No se le perdona que en noviembre de 2019 hiciera caso a los cantos de sirena del entorno del PSOE y presentara su candidatura en las generales para romper a Podemos. Se quedó en dos escaños y evitó que la izquierda sumara más diputados en el reparto de restos.
¿Es posible imaginar un mitin de cierre de campaña en el que compartan escenario Errejón y Belarra o Irene Montero?
Basta también escuchar las palabras recientes de Iglesias, constituido en portavoz extraoficial de Podemos, al asegurar, como argumento crítico, que Yolanda Díaz está más cerca de Errejón que del partido que dirige Belarra.
De hecho, una foto de Yolanda Díaz con Errejón en octubre de 2021 motivó la formalización de la ruptura de Iglesias con la vicepresidenta.
Ese mismo ejercicio puede hacerse respecto a otros líderes que apoyan a Díaz. Por ejemplo, Joan Baldoví, candidato de Compromís a la Generalitat Valenciana aseguró recientemente en El Periódico de España que "Yolanda Díaz sí genera ilusión, pero de una alianza con Podemos ya salimos escaldados".
También Alberto Rodríguez, exdiputado de Podemos que encabeza el Proyecto Drago y apoya a Díaz, ha sido repudiado por los morados.
Por supuesto también hay que seguir la pista de Enrique Santiago, diputado y secretario general del PCE, destituido por Belarra como secretario de Estado por su proximidad a Yolanda Díaz. O la de Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, entregado a Sumar.
A la vicepresidenta segunda se le reprocha desde Podemos cierta sobreactuación al fotografiarse en las últimas semanas abrazando a Alberto Rodríguez y a Errejón. De hecho, según explican, el acto que protagonizó con el líder de Más País parecía muy forzado porque realmente no se presentaba nada concreto y más bien buscaba un cierto desafío a Podemos.
Acabar con Podemos
Todo ello, sirve a dirigentes de Podemos para explicar que el acto del domingo será la constatación de que los partidos que compondrán Sumar tienen claro desde el principio que, en realidad, lo que buscan es acabar con Podemos, sin intención de permitir su participación.
A lo más que están dispuestos es a esperar a que un Podemos deshilachado tras las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo "llame a la puerta de Sumar para entrar pero con un papel irrelevante". Es decir, para disolverse y desaparecer en la plataforma de Yolanda Díaz.
"Lo que se llama pasar por debajo del futbolín", en palabras de una ministra socialista.
Siempre según la versión de Podemos, esa ha sido siempre la intención de Yolanda Díaz, pese a la narrativa pública y retórica de los llamamientos a la unidad.
En esa operación estaría también Pedro Sánchez, de acuerdo con su vicepresidenta segunda, al ir quitando cada vez más terreno a las dos ministras de Podemos (Belarra e Irene Montero) dentro del Gobierno.
Por eso, Díaz tuvo un papel destacado en la moción de censura de Ramón Tamames y por eso Moncloa se encarga de impedir comparecencias de Montero y Belarra en las ruedas de prensa del Consejo de Ministros. Sin clemencia, ni complejos para ahogarlos. Sin echarlas del Gobierno, pero indicándoles que si quieren se vayan y asuman el coste de esa decisión, que en todo caso serviría para centrarle antes de las elecciones generales.
El objetivo de Sánchez, según explica Podemos, es tener en el futuro un socio liderado por Díaz, mucho más dócil y que le dé menos problemas. Como ha explicado Iglesias públicamente, que no haya una parte del Gobierno que le incomode, por ejemplo al distanciarse de la posición de Sánchez sobre Ucrania y la OTAN. De hecho, no se conoce posición de Díaz sobre este asunto.
Ese escenario descrito por los morados lleva a concluir que la pugna entre Sumar y Podemos busca en definitiva acabar con este partido y es una pugna de poder, pero también estratégica y contenido ideológico.
Estratégica porque Podemos rechaza la decisión de Yolanda Díaz de acudir a las elecciones casi como marca blanca del PSOE o como una especie de UTE (Unión Temporal de Empresas), lo considera un suicidio para el espacio a la izquierda de los socialistas. "La barca pegada al trasatlántico y a su estela tendrá dificultades", explican.
E ideológica porque Belarra, Montero, Pablo Echenique y también Iglesias han mantenido posiciones sobre temas concretos más radicales que las de Díaz.
[Yolanda Díaz y el PSOE esperan una desbandada de cuadros de Podemos tras el 28-M]
En ese planteamiento, la diferencia sobre las primarias termina siendo un macguffin o señuelo para justificar que no haya acuerdo. Se invoca como la principal diferencia, pero, en realidad, lo que les separa es la voluntad de Sumar de acabar con Podemos y la de Podemos para intentar mantenerse como fuerza hegemónica del "espacio a la izquierda del PSOE".
A partir de ahí les queda también otra batalla sobre algo a lo que Podemos siempre ha prestado especial atención: la del relato. Las dos partes necesitan no aparecer como responsables de un hipotético gobierno de PP y Vox si la izquierda no suma 176 escaños por no haber ido juntos a las elecciones.