Este miércoles en el Congreso de los Diputados, ha sobrevolado, en todo momento, un interrogante sin resolver: "¿Qué es lo que oculta Pedro Sánchez con Marruecos?". Uno de los motivos de la comparecencia del presidente del Gobierno, de hecho, era dar cuenta de la última cumbre bilateral que España mantuvo con el país vecino en Rabat, a principios de febrero.
De forma casi excepcional y de izquierda a derecha, todos los grupos de la Cámara, salvo el PSOE, han mostrado una unanimidad atípica. Tanto los partidos de la oposición como los socios habituales del Gobierno, también Podemos -que directamente forma parte de la coalición-, han coincidido en disparar contra Sánchez por su política con Marruecos.
Sin embargo, de poco han servido las retahílas de preguntas y los reproches. El jefe del Ejecutivo ha concluido el Pleno sin atender a ninguna de las cuestiones que le han formulado sus señorías y durante su larga intervención tan sólo ha remarcado el éxito de la buena relación que mantiene nuestro país con los socios marroquíes.
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En su alocución inicial, Sánchez ha enfatizado que Marruecos, además de "país amigo", es un "aliado esencial". En el año 2022, ha subrayado, el Gobierno adoptó "una nueva hoja de ruta" que se ha materializado con "20 acuerdos" para cooperar en dos áreas: controlar la inmigración y consolidar la recuperación económica y comercial.
Pero estas palabras poco han convencido a sus señorías, que han insistido en pedir al presidente que aclare todas las dudas que sigue habiendo en cuestiones como el cambio de política en el Sáhara. O la incógnita con el cese de la anterior ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que permitió la entrada en España del líder del Frente Polisario.
Las preguntas del PP
La primera en cargar contra Sánchez por este asunto ha sido Cuca Gamarra. La portavoz parlamentaria y número dos del PP ha dejado caer, incluso, que el robo de datos en el móvil de Pedro Sánchez está relacionado con el giro que, después, profirió el Gobierno con la postura de España en el Sáhara de forma unilateral, sin contar con nadie.
"¿Cesó a la ministra de Exteriores a petición de Marruecos? ¿Ha adoptado más decisiones en solicitudes similares a lo anterior? ¿Cambió la política exterior del Sáhara sin consultar por motivos ajenos a los intereses generales? ¿Tiene algo que ver con todo esto la información, por lo visto, robada de diferentes móviles entre ellos el suyo y el de varios de sus ministros? ¿Sí o no?", ha interrogado la dirigente popular.
En una línea similar se ha manifestado el presidente de Vox, Santiago Abascal. Y la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que ha reprochado que la política exterior de Sánchez en Marruecos significa que Argelia ha congelado las "relaciones económicas y comerciales" con España, provocando hasta 800 millones de euros en pérdidas económicas en el país y con un "desplome" del gas importado del 40% en 2022.
En cuanto a los grupos de la izquierda. Por ejemplo, el diputado Javier Sánchez Serna, portavoz de Podemos, ha censurado la posición de Sánchez en Marruecos al defender que el pueblo saharaui "no merece" que España le dé la espalda "por muchos chantajes" que reciba el Gobierno del que su formación forma parte.
ERC y Bildu
Con más contundencia se ha mostrado ERC. "Cada vez cuesta más dinero mantener esta frontera. Europa y España pagan cientos de millones para que hagan su trabajo sucio. Europa y España pagan y Marruecos mata", han sido las palabras de la portavoz republicana María Dantas, en referencia a la tragedia de Melilla el pasado mes de junio.
Mientras tanto, el diputado de Bildu, Jon Iñarritu, también ha echado en cara al Gobierno la tragedia de la valla. En su opinión, es "la peor catástrofe que ha ocurrido en una frontera en las últimas décadas". Sobre el Sáhara, ha mencionado que existe un amplio consenso político para volver a la posición histórica. Es más, ha pedido a Sánchez que "si tan seguro está del cambio" lo traiga al Parlamento "para que se vote".
La portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, directamente ha afirmado que la relación de Sánchez con Marruecos es la "crónica de una claudicación en la que una de las partes impone lo que quiere y cuando quiere". En su intervención, ha advertido a Sánchez de que está poniendo en juego "de forma irresponsable" el futuro de Canarias, Ceuta y Melilla.