Irene Montero y Belarra diseñan la campaña sin contar con Yolanda Díaz y con más de un acto al día
A pesar de que las relaciones entre Podemos y Sumar se han pacificado, la vicepresidenta y las ministras moradas siguen sin compartir sus planes.
4 mayo, 2023 02:43Las ministras de Podemos no esperarán a Yolanda Díaz para preparar el 28-M. Ione Belarra e Irene Montero están ultimando sus agendas dando por hecho que la vicepresidenta no coincidirá con ellas en ningún acto, pero abiertas a que lo haga si así lo decide en el último momento. Por lo pronto, la secretaria general de la formación y ministra de Derechos Sociales ya tiene programados 15 eventos para los 14 días que durará la campaña, tres más que los de la ministra de Igualdad.
Mientras tanto, la dirección morada sigue sin noticias de Sumar. Fuentes de los dos partidos coinciden en que las conversaciones se han pacificado en los últimos días —nada que ver con la tensión por la candidatura de las generales—, pero se han llegado a pocas conclusiones. Principalmente, porque Yolanda Díaz se niega a compartir su calendario de campaña con Belarra y Montero, que iniciarán el ciclo electoral en Valencia y lo terminarán en Madrid.
Sumar no se presenta a las elecciones autonómicas y la vicepresidenta tiene libertad total para elegir qué candidatura defender en cada lugar. Además, la inmensa mayoría de partidos de izquierdas se rifan una aparición, por lo que también puede imponer cuándo y de qué manera mostrar su apoyo. Lo único que la limita, dicen desde su equipo, es que no quiere molestar a la maraña de formaciones que se verán las caras entre ellas el 28-M y que, el día de mañana, esperan fundirse en Sumar durante las generales.
Mientras Díaz agota los tiempos, a Podemos se le agota la paciencia. La comunicación entre ambos ha mejorado en los últimos días, pero desde la franja morada se quejan de que nunca se pone negro sobre blanco, que la vicepresidenta va a su aire y que no cuenta con ellos para organizar sus actos electorales, que serán alrededor de una docena.
"No hablan con nosotros. Lo poco que sabemos nos lo han dicho los territorios", señalan fuentes de la dirección estatal de Podemos. La semana pasada Ione Belarra recibió llamadas de sus delegados en País Vasco, Navarra y Extremadura avisándole de que el equipo de Díaz se había puesto en contacto con ellos para diseñar la campaña. Sin embargo, la vicepresidenta no se puso en contacto con ella en ningún momento.
La cúpula de Podemos lleva meses insistiendo en programar algún acto de campaña en el que las ministras y la vicepresidenta puedan coincidir para apoyar a la misma candidatura. El plan empezó a mediados de marzo, cuando la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, envió al jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, un "borrador de calendario" con el que cuadrar agendas, pero no recibió respuesta.
La intención de los morados, dicen fuentes cercanas, era tender la mano a la vicepresidenta para que apoyase "las candidaturas del espacio político al que ya representa", en referencia a la marca Unidas Podemos. El problema es que esa negociación coincidió con otra algo más complicada, la de Magariños, en la que Podemos se negó a participar en la presentación de Sumar. Aquella trifulca escenificó más que nunca la guerra entre ambas direcciones, esa que ahora se acalla por motivos electorales.
Silencio programado
Que el hacha de guerra entre Podemos y Sumar está enterrada es algo compartido entre ambos espacios. El nerviosismo de las candidaturas autonómicas y municipales —tanto las de Podemos como las de unidad de la izquierda—, sumado al choque escenificado durante la Fiesta de Primavera y la entrevista de Yolanda Díaz en laSexta, han calmado los ánimos. Todos asumen ya que la batalla puede esperar, como mínimo, hasta verano.
Es precisamente por las federaciones que el choque ha rebajado el tono en los últimos días. Diferentes líderes autonómicos cercanos a los dos partidos pidieron a Belarra y Díaz que se dieran una tregua para no comprometer los resultados de las elecciones, donde la sombra de la abstención podría pasar la factura de seis gobiernos autonómicos con sello de izquierdas.
De momento, el único pacto ha sido el silencio programado de los últimos días. La cúpula de Sumar mantiene desde hace semanas que "hablar de la interna y estar a malas no nos viene bien a ninguno", un diagnóstico que comparten desde Podemos. Sobre todo, porque el cruce de acusaciones de unos a otros pone en una situación complicada a los propios candidatos de mayo, más centrados en las urnas que en la vida orgánica de los partidos.