Los hermanos gemelos García-Page: Emiliano y Javier.

Los hermanos gemelos García-Page: Emiliano y Javier. Cedida por el entrevistado a EL ESPAÑOL

Política ENTREVISTA

Dos Pages a por la victoria: Emiliano y su gemelo, a la vez contra el PP y contra Sánchez

García-Page habla de sus creencias religiosas, sus hijos, sus padres, su complicidad con Feijóo o la intimidad que nunca ha tenido con Sánchez.

13 mayo, 2023 02:50

Es raro que un político comience una entrevista revelando una debilidad. Además, una debilidad física, que son las que no se pueden resolver. “No veo por este ojo. ¿Os parece si me siento yo en la otra silla? ¿Así estoy bien? ¿Adónde tengo que mirar?”. Emiliano García-Page (Toledo, 1968), en el Palacio de Fuensalida. Dispuesto a meterse en un confesionario, como tantas veces hizo su madre.

La madre de Emiliano –ahora lo veremos– tuvo que mentirle al cura una vez. En realidad, tuvo que ocultarle un pedacito de verdad. Tratándose de una campaña electoral, nos conformaremos si logramos escuchar un relato de características similares al de la matriarca de los García-Page y su sacerdote. Casi toda la verdad.

“Un perfil más íntimo”, fue la petición trasladada al gabinete del presidente de Castilla-La Mancha. Aceptó primero su equipo y ahora parece aceptar él cuando cuenta lo de su ojo. Es una oportunidad para abrir el camino a una charla distinta, a lo que los ojos no ven.

Emiliano García-Page, en la intimidad. José Verdugo

García-Page es el villano más temido por Ferraz. La izquierda buena bajo el prisma de la derecha. La izquierda acomplejada en el imaginario de Podemos. ¡Qué vueltas da la vida! Page llegó a la presidencia de su tierra con el apoyo de Podemos. Pero esa es otra vida, la política, que aquí va a interesar poco. Todo va muy rápido, todo es complejo. Todo es esa "ceremonia de la confusión" que escribió Arrabal.

Antes de venir, hemos abierto el álbum de fotos de la familia García-Page. Hay algunas en que resulta imposible distinguir a Emiliano de Javier, su hermano gemelo. Emiliano sabe decirnos quién es quién porque a él se lo dijo su madre.

Los hermanos gemelos se determinan. Más todavía los que se llevan bien. “No puedo opinar de lo que significa no tenerlo, pero me miro en los demás y sí que parece muy distinto”, saluda.

El lugar más bonito del salón es una gran chimenea de piedra, pero hace mucho calor y el gabinete del presidente prefiere sentarnos enfrente, al lado de la ventana, porque “estamos en verano y parecería raro”. Pero Page mira a la chimenea cuando habla de su familia, como si entonara una canción de Navidad.

“Es una cosa verdaderamente preciosa. No te sientes solo nunca en la vida. Además, establece un orden de jerarquía relacional. Somos cinco hermanos, pero los otros tres saben que por un lado estamos Javier y yo; y luego ya los demás”, dice.

En las fotos se ve a unos niños ya crecidos, pero sumidos en el asombro del mar. Asomados al balcón de un edificio muy alto, en Cullera. Sus padres, niños de la guerra, tardaron mucho en irse de vacaciones. Emiliano no vio el azul más ancho hasta que cumplió los quince.

Encuentre las diferencias: Emiliano y Javier, de chavales, en sus vacaciones.

Encuentre las diferencias: Emiliano y Javier, de chavales, en sus vacaciones. Cedid por el entrevistado a EL ESPAÑOL

–Cinco hermanos.

–Mis padres, como no tenían dinero, sólo buscaron el primero. Luego fuimos naciendo los demás… Mi madre, muy practicante, se fue a ver al cura y se lo dijo: “No quiero tener más hijos”. ¡Ya tenía cinco! El cura era de los del Concilio de Trento: “Tendrá usted los que Dios le mande”.

–Pero no tuvo más, ¿no? 

–Eso mismo le preguntamos nosotros: “Madre, ¿cómo lo arreglaste?”. Contestó: “Dejé de ir a confesarme hasta que me hice más mayor y ya no podía quedarme embarazada”. Ahí sí, volvió a confesarse.

–Valiente.

–¡Era tremenda!

–Murió hace dos años. 

–La muerte de una madre es una de las peores soledades, pero yo nunca me sentí solo del todo. Por mi hermano gemelo. Sé que es difícil de explicar.

–Inténtelo.

–Esa sensación de que sabes lo que él piensa acerca de todo y en todo momento... No por telepatía ni nada de eso, sino por una empatía muy especial. Tiene su sentido. Es una empatía prenatal. Eso, como les decía, marca un punto de diferencia respecto a los demás hermanos. No merma el cariño ni mucho menos, pero es diferente. Ellos lo entienden.

Doña Gregoria, la madre de García-Page, falleció en plena pandemia. Dio positivo en coronavirus. La ingresaron y superó la enfermedad. De vuelta a casa, recayó, ingresó de nuevo y falleció.

Por aquellos días, se viralizó un vídeo en donde el presidente de Castilla-La Mancha aparecía raro, como alterado. Sus detractores lo llamaron “borracho”. Él acabaría confesando que estaba atiborrado de medicación. No dormía. Page, en realidad, es insomne desde hace años, pero las cuatro o cinco horas diarias de descanso se redujeron a tres.

La pandemia lo empujó al estribo. Un lugar donde no había estado nunca. También en aquel tiempo trascendió a los medios de comunicación su divorcio. Es él mismo quien, tras unos cuantos segundos de silencio, continúa con la conversación: “Lo pasé fatal con la pandemia. Estuve muy medicado, no dormía nada. ¿Y saben qué?”.

–Diga. 

–Cuando he tenido problemas tan duros, mis hermanos hablaban con mi gemelo en lugar de conmigo. Creían, y acertaban, que ese era el camino más eficaz para saber cómo estaba yo, qué necesitaba.

–También funciona a la inversa, seguro. 

–Eso es. Cuando ha sido Javier el que ha estado mal, mis hermanos me preguntaban a mí. Es muy bonito, muy hermoso todo esto, qué voy a decir.

[Aun a riesgo de quebrar el clima de chimenea, lanzamos una flecha a ver qué pasa]

–Pero Pedro Sánchez, por ejemplo, si quiere conocer sus inquietudes, ¿también llama a su hermano gemelo?

–¡No, no! [suelta una carcajada]. Pero les voy a contar algo: un día, mi hermano se vino conmigo a una reunión que tuve con Sánchez en Ferraz. 

–Venga ya. 

–Sí, sí. Fue tras aquellas generales en las que el PSOE intentó la investidura mediante un pacto con Ciudadanos. Tenía que apoyarlo desde fuera Podemos, pero no lo hicieron y la operación fracasó. Bueno, pues en aquel momento, primero tuvimos que decidir qué venía primero: si pactar con Ciudadanos y luego pedir apoyo a Podemos; o pactar con Podemos y luego pedir apoyo a Ciudadanos. 

–¿Y qué le dijeron usted y su hermano a Sánchez? 

–Le planteamos que pactara primero con Ciudadanos [finalmente lo hizo, aunque luego no sirviera de nada porque Podemos votó en contra]. Alguna vez, Pedro se ha encontrado a mi hermano en un mitin y lo ha saludado.

–Pero, ¿lo ha saludado por error pensando que era usted o lo reconoce?

–Sí, sí nos distingue. De adultos es más fácil. De niños, resultaba complicadísimo. Íbamos siempre en el mismo carrito. De broma, suelo decir que llevábamos el banderín del PSOE en el carrito. Nuestra afición a la política es muy vocacional. 

–¿Su hermano también tiene esa vocación? 

–Sí, mi hermano también es socialista. Y tiene vocación política, pero con otro planteamiento vital.

Los gemelos García-Page, un poco más mayores que en la imagen anterior.

Los gemelos García-Page, un poco más mayores que en la imagen anterior. Cedida por el entrevistado a EL ESPAÑOL

Una misma visión de Sánchez

Los hermanos Page nunca pudieron hacerse pasar el uno por el otro. Porque iban juntos a los sitios. Al colegio, a la universidad, con los amigos. “Si había examen, lo teníamos los dos”.

Lo que peor lleva Javier –cuenta el presidente de Castilla-La Mancha– es que se le cuadre la Guardia Civil. Va Javier tan tranquilo por cualquier pueblo de su tierra y, ¡plas!, se le cuadran. “No le disgusta, dice que está bien, ¡pero le inquieta!”. 

–Nos han contado que su hermano gemelo tiene ascendencia política sobre usted, que su opinión le importa.

–Sí, es cierto. Entre las opiniones que uno recibe, están las de Primera, las de Segunda y las de Tercera. Las de mi hermano son de Champions. Además, en nuestro caso, y no tendría por qué ocurrir, compartimos una perspectiva muy parecida de las cosas.

–¿Va a hacer campaña con usted?

–Quizá se venga a algún mitin, pero no lo sé. Normalmente, no le gusta mucho acudir. Porque, aunque la gente sabe que es mi hermano, terminan pidiéndole la foto e incluso pidiéndole más cosas. A la postre, no tiene mucho que ganar en esos sitios [se parte de risa].

Emiliano y Javier, en una de sus escapadas.

Emiliano y Javier, en una de sus escapadas. Cedida por el entrevistado a EL ESPAÑOL

–Usted y su hermano gemelo son del PSOE. ¿También comparte él la “deriva” de la dirección nacional? 

–Sí, mi hermano piensa como yo. Tiene muy claro que, en mi toma de decisiones, combino factores que él no maneja. Dicho de otro modo: yo acumulo más piezas del puzle. Pero me ayuda a componerlo. 

–Jode, por si Sánchez no tenía suficiente con un Page… ¡ahora tiene dos!

–Hay mucho más que dos Pages. Mucha gente [se refiere a socialistas] que piensa en una dirección diferente. Y debería ser lo normal. El PSOE tiene que ganar en heterogeneidad. Ha habido momentos donde las opiniones distintas eran más toleradas. Si un partido se recluye, se considera el ombligo del mundo y acaba en un proceso de ensimismamiento. 

–Como por ejemplo concediendo entrevistas siempre a la misma emisora.

–Yo atiendo a todas. No de la misma manera porque obviamente hay códigos de comportamiento en función de lo que esperas. Pero no hay que tener miedo a los medios. Frente a la libertad de preguntar está la libertad en la respuesta.

Pedro Sánchez, en un mitin pasado, con un Page a cada lado.

Pedro Sánchez, en un mitin pasado, con un Page a cada lado. EP

–Les hemos visto en una foto a los tres. Pedro y los dos Pages: Emiliano y Javier. Todavía la relación era buena. Usted dijo: “Pedro es tan grande que necesita dos como yo”. 

–Oiga, ¿pero les he enviado yo esa foto?

–No, pero circula por ahí. Es de hace varios años.

–Cómo han cambiado las cosas, sí. Pedro es alto. Mi hermano Javier y yo somos la parte más alta de la familia, pero aun así...

–¿El resto de sus hermanos también son socialistas? ¡Tendrá que haber alguno de derechas! 

–Todos votan PSOE [la seguridad con la que lo dice es apabullante]. Puede ser, en buena medida, por mi presencia. Compartimos cierta mentalidad. No es que nos lo inculcaran en casa porque mis padres son de esa generación que lleva tatuado el trauma de la guerra. 

–Antes hemos hablado de su madre. Hable ahora de su padre, Doroteo.

–Se quedó huérfano a los siete años porque a mi abuelo lo fusilaron los republicanos. No es que fuera un convencido de la causa ni nada de eso. Tenía muy buena relación con los frailes carmelitas y los protegió. Al final, fusilaron a los frailes y a mi abuelo. Con siete años, mi padre iba recogiendo mondas de patata y colillas para sobrevivir [para un momento, se emociona].

–No hablaba de política, imagino. 

–Ni siquiera buscaba la democracia. Tenía un pánico atroz a la política. Luego, pasado mucho tiempo, se sintió orgulloso de mí y me apoyó. 

–Por el lado materno, la guerra también le dejó una huella imborrable.

–Sí, en este caso al revés. Los franquistas tuvieron a mi otro abuelo represaliado durante cuatro años, construyendo un pantano. Ninguno de los dos me inoculó odio o rencor. La política estaba ausente de las discusiones familiares. Cuando se enteraron de que empezaba a ir a reuniones, me decían: “Ten mucho cuidado”.

–Esas heridas de la guerra determinan la historia familiar. 

–Sí. Sobre todo, en aquellos niños de la guerra que fueron nuestros padres y madres. Su único planteamiento era que sus hijos vivieran una vida mejor que la suya. Todo era esfuerzo y entrega absoluta. Fueron la generación del “por si acaso”. 

–Siempre con la sensación de que les iba a faltar algo: dinero, comida…

–Ya estabilizados, jubilados, mis padres no querían irse de vacaciones. Nosotros les animábamos, pero era muy difícil. “Hay que ahorrar por si acaso nos ponemos enfermos, por si acaso os pasa algo”.

–Usted y sus cuatro hermanos pudieron estudiar.

–Gracias a las becas que aprobó el gobierno de Felipe González. Lo digo muy orgulloso. Todos los hermanos sacamos carrera gracias a eso. Mis padres no podían ayudarnos con los estudios. Ya en EGB manejábamos conceptos superiores a lo que ellos sabían. 

–Su padre era encuadernador.

–Impresor y encuadernador, sí. Una profesión muy bonita. Hizo libros verdaderamente preciosos. Siempre nos decía: “Yo me dedico a cuidar los libros por fuera, pero vosotros tenéis que aprender lo que pone dentro”.

Vista de la entrevista celebrada en el Palacio de Fuensalida, Toledo.

Vista de la entrevista celebrada en el Palacio de Fuensalida, Toledo. Javier Longobardo

El monaguillo 

En una de esas ocasiones en que Page habló de la falta de democracia interna en el PSOE, vino a decir que, con la excepción de Sánchez, todos los demás en el partido eran “monaguillos”.

Fue una verdad retrospectiva. Porque el pequeño Emiliano asistía como monaguillo al sacerdote de un convento de Toledo, ciudad de la que fue alcalde entre 2007 y 2015, cuando dio el salto a la presidencia de la Comunidad autónoma. 

Hace mucho calor esta mañana en Toledo. Las calles viejas se han inundado de turistas. A Page se le ha olvidado que tenía mucho calor al entrar en la sala. Techos altos, paredes blancas. Un patio interior. Faltan los versos, ya vienen, que vamos a hablar de Dios.

–¿Ha mantenido la fe del monaguillo? ¿Sigue creyendo en Dios?

–Soy creyente. Si algún día no es posible conciliar mis convicciones personales con la militancia, optaría por dejar el PSOE. Hay muchísima gente creyente en este partido. Practicantes, seguramente menos. Pero no ya sólo en el PSOE, sino en la sociedad en general. Las creencias religiosas, en la forma, adolecen de un nivel de hipocresía tremendo. 

–Siga. 

–El PSOE a veces confunde. No es lo mismo cuestionar la jerarquía católica que los símbolos.

–Traduzca.

–No es lo mismo criticar lo que dice un obispo que meterse con la Virgen del Prado de Talavera. El respeto a los símbolos es un síntoma de madurez democrática e intelectual. Les diré algo: las dos grandes financiaciones de la iglesia llegaron con el PSOE. La primera fue de González. La segunda, de Zapatero, que es con diferencia el presidente democrático que mejor trato económico ha dado a la iglesia.

–Ahora se acaba de cerrar un acuerdo según el cual los privilegios de la iglesia se extienden al resto de confesiones. 

–Después de que se escuchara y se dijera aquello de que el PSOE iba a acabar con el concordato. A la postre, el PSOE tiene un código ideológico extraordinario, pero también un sentido práctico de las cosas. Tiene claro que no se llega a golpes a los sitios y que hay que gobernar para todos. Hablo de la inmensa mayoría, ¿eh? [cuando hace el matiz, pensamos lo que usted, lector, también está pensando]. 

–Vuelva a traducir: ahora lo del código y lo del sentido práctico.

–Si fuera a un acto y dijera que hay que acabar con el concordato, todo el mundo me aplaudiría. Pero al acabar, casi todas esas personas se acercarían para pedirme que fuera a tal romería y a tal procesión. 

–¿Quiso usted llegar a ser cura o no fue para tanto?

–No. Porque, con determinada edad, tuve claro que quería echarme novia. Cuando te haces esa pregunta y respondes de manera afirmativa, lo demás sobra.

Emiliano García-Page, durante la entrevista.

Emiliano García-Page, durante la entrevista. Javier Longobardo

¿Un Page nacional?

Cuando se acercan las elecciones, el partido en el Gobierno suele enfrentarse a las urnas amenazado por el desgaste. Ya sabemos lo que piensa Page de Moncloa, pero no sabemos qué piensa Page de lo que vendrá después en Ferraz si Sánchez cae. Porque sea ahora o en el futuro, ese momento llegará. ¿Y entonces qué? ¿Qué es el "pajismo"? Fue él quien estrenó el término en una entrevista con Alsina, pero acto seguido se dio cuenta de lo mal que sonaba y...

¿Quién de entre los líderes contestatarios tiene ambición de alcanzar la secretaría general del PSOE? En realidad, en esa categoría ya sólo podríamos incluir a Javier Lambán y a Emiliano García-Page. Al segundo lo tenemos delante.

–¿Amigos suyos o dirigentes del partido le piden que dé ese paso?

–Al contrario, me encuentro a más gente que me pide que no me vaya de aquí. Y valoro más eso que lo contrario. Uno tiene que ser útil donde está. Si no quieren que me vaya, es un buen mensaje.

–Pero, ¿usted contemplaría dar ese paso para liderar el PSOE?

–No sé lo que pasará ni creo que lo sepa nadie. 

–¿Tiene usted vocación de político nacional? 

–Lo que no tengo es ansiedad. Por mi forma de ser, por la vida que he llevado, estoy enormemente satisfecho de haber llegado hasta aquí. Con lo bueno y con lo malo. Si es por vanidad, no daré ese paso. 

–¿Y si es por política?

–Si a alguien le gusta la política y dice que no quiere intervenir en el debate nacional, está engañando. Me importa y me afecta la política nacional. No me movería la ambición. Pero me prestaré a ayudar todo lo posible para que vayan bien las cosas en este país. Lo tengo clarísimo. 

–Con esa frase, muchos titularán: “Page amaga con dar el salto a la secretaría general del PSOE”.

–Yo no amago, hablo claro. Contribuiré y empujaré en la dirección que sea. Pero hay mucha gente competente en España, incluso más jóvenes. Cada generación tiene la obligación de intentar resolver los problemas que tiene delante. Es importante que salgamos de esta sensación de frentismo excluyente. 

–Hable claro. 

–Eso de que lo que hace el Gobierno lo odia la otra mitad. Da la impresión de que algunos ministros buscan que les odie la otra mitad del país que no piensa como ellos. Así no se puede. Los intereses generales de un país jamás son los de una mitad. Esa es la clave de la esquizofrenia en que vivimos. Me parecen tan peligrosos los que no tienen ideología como los que piensan que su ideología es la única que vale.

¿Cómo es Sánchez?

–Y ya que hablamos de intimidad: ¿cómo es realmente Sánchez? ¿Se corresponde en la distancia corta con ese arquetipo de hombre críptico y frío? 

–El Sánchez que yo conozco es básicamente el que se ve por la tele. Ojalá hubiera tenido la oportunidad de ir más allá. Conocer a las personas que tienen esos cargos es muy importante. Algunos me criticaron por ir a aquella cena con Bono, Zapatero, Iglesias y Errejón [cuando Podemos era un fenómeno mediático]. ¿Cómo no iba a ir?

–Sánchez. 

–Me habría gustado tener un espacio de confianza personal con él, si es que alguien lo ha tenido. Desde luego, no ha sido mi caso.

–¿Lo intentó usted?

–Soy de natural muy expansivo. Entro enseguida con quien se deja ser amigo. La imagen que tengo de él es, en el 99%, la que tiene todo el mundo. No hemos tenido un nivel de camaradería como para hablar de la familia, los amigos… No. Yo no soy un buen testigo como para responder a su pregunta.

Feijóo y Ayuso

A Page le han llovido las críticas internas por no haber hablado mal de Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. No comparte credo político con ellos, pero le caen bien. Y no lo oculta. En estos tiempos que corren, el hecho de que un político hable bien personalmente de un rival tiene bastante más morbo que lo contrario.

En una entrevista con 13TV, le preguntaron a Page a qué rival elegiría para irse de escapada rural. Escogió a Ayuso. Con la presidenta madrileña, uno no puede aburrirse. Es una política escándalo, como nacida en la canción de Raphael.

 –¿Qué tal se lleva con ella?

–Nos llevamos bien. No coincido políticamente con muchas de las cosas que dice. Supongo que ella conmigo tampoco. Pero una cosa no quita la otra. No es sólo que nos tengamos que entender por ser vecinos de Comunidad autónoma. Ayuso es un personaje que ha nacido hace poco a la política y que hace un gran esfuerzo por definir su propio espacio. Me interesan esos perfiles. No la considero una adversaria directa.

–¿Y Feijóo? 

–Cuando era presidente de Galicia, firmamos acuerdos importantes. Y creo que fueron sinceros. A él le daban un toque de atención los dirigentes de Génova cuando los firmaba. A mí amagaban con criticarme en Ferraz. Lambán y yo firmamos esos acuerdos con Feijóo por encima de la disciplina partidista y en favor de nuestras regiones.

–¿Y? 

–Empezaron a decir en mi partido: “¿Por qué Page no se mete con Feijóo?”. Porque Feijóo nunca me ha dado un pretexto para hacerlo. Además, si es presidente del Gobierno, a mí me interesa poder recordarle los acuerdos que firmó.

–¿Con Feijóo traspasó esa barrera de hielo que no traspasó con Sánchez?

–Hemos hablado de las vicisitudes de cada uno dentro de su partido. Los problemas que tenía cada uno en su casa eran extrapolables.

–Había complicidad, entonces.

–Sí, bastante. Me criticaron por no llamarle “insolvente”. De todo el mundo se pueden decir cosas malas, pero ¿cómo voy a decir eso de alguien que ha sido presidente de Galicia tantos años, contra viento y marea, y con unas relaciones excepcionalmente buenas con los gobiernos del PSOE? Muchos ministros de mi partido me decían que Feijóo era un interlocutor válido con el que se trabajaba muy bien.

Los gemelos Page, de boda.

Los gemelos Page, de boda. Cedida por el entrevistado a EL ESPAÑOL

El perreo de los Page

A Page no le gusta bailar, pero escucha a Bruce Springsteen y se nota. También colecciona mapas. Lo que para la mayoría de la gente es un peñazo, ¡que le regalen mapas!, para el presidente de Castilla-La Mancha es una delicia. 

Pasea por la Feria Internacional del Turismo con la avidez de un político en campaña. Todo lo guarda. Llegó a tener dos trasteros. Colecciona los mapas, le dicen sus amigos, debido a sus iniciales: García-Page Sánchez, GPS.

Page tiene dos hijos, una chica de 24 y un chico de 19. Ella es médico, acaba de aprobar el MIR. Él todavía está estudiando. Hemos hablado de toda la familia, pero no de ellos. 

–Vamos a acabar hablando del futuro. Sus hijos.

–Me tienen encantado, orgullosísimo. Cuando me llaman, aparece en el móvil: “Hija crack” y “David Top”. De verdad, ¿eh? Son muy diferentes el uno del otro. Pero los dos, más altos y más listos que su padre. Esas fueron las dos condiciones que les puse de niños y las han cumplido. Lo de ser alto y guapo ayuda mucho, ¿eh? Lo sabemos los que no lo somos. Mis hijos son el argumento definitivo para decir que la vida es más positiva que negativa.

–El apellido pesa. Y más en ciudades pequeñas, como Toledo. 

–Pasaron momentos duros en el colegio. Tenían que escuchar algunos comentarios que… Son diferentes. Mi hija ha padecido más. El chaval lo lleva de otra manera. Los dos ya conducen, pero lógicamente no lo hacen si beben. Todavía, aunque les parezca mentira, me tienen yendo a las tres de la mañana a buscarles. 

–¿La gente de Toledo se encuentra al presidente de Castilla-La Mancha al salir de la discoteca? Ahí, parado en la puerta. 

–Y lo que es más grave: en zapatillas y pantalones cortos. Hago de taxista. Mis hijos saben que tengo buen carácter. También son conscientes de que el apellido les complica la vida. Por eso, me piden cosas. Saben que voy a aceptar con tal de compensarles. Acaban abusando.

–¿Qué tal en el coche? 

–Cojo a cinco o seis y los llevo. Espero que no lean la entrevista, pero confieso que me viene muy bien llevarlos. Porque aprendo, me conecta con esas generaciones. Ya sé cómo le llaman a hacer el amor ahora y no es como se decía en mi época. Hay una cosa que sí llevo mal. 

–Cuál. 

–Cuando se montan, me cambian la música. Ponen el perreo. Me parece animado, está bien, pero las letras son infames. Sobre todo para las mujeres.

–Si venimos de fiesta a Toledo, le llamaremos para que nos venga a buscar. Así nos ahorramos el taxi. 

–Perfecto. No tendré pereza ni el más mínimo problema. Miren, los sábados, cuando estoy libre, a veces me levanto a las seis de la mañana y me voy con mi hermano gemelo a comer a Lisboa. Por la noche estamos de vuelta. ¿Lo ven? Habíamos empezado la entrevista hablando de él. Todo empieza y acaba en mi hermano.