El mapa autonómico se ha teñido de azul igual que en 2019 se tiñó de rojo. El Partido Popular ha ganado las elecciones en 7 de las 12 Comunidades que entraron en liza este domingo. Alberto Núñez Feijóo ha superado las expectativas cocinadas en la calle Génova y, a partir de ahora, se abrirá un periodo de negociaciones que determinará cuántos gobiernos caen en manos de su organización... y su relación con Vox.
Visto desde el otro lado de la trinchera, el resultado es todavía más demoledor para Pedro Sánchez: el PSOE sólo ha ganado los comicios en Castilla-La Mancha, Extremadura, Asturias y Canarias. Pero en las islas podría prosperar un pacto entre el PP y Coalición Canaria; y en Extremadura podría hacer lo propio un acuerdo PP-Vox.
Dicho de otra manera: de los doce procesos electorales recién consumados, sólo tres auguran gobiernos socialistas: Emiliano García-Page en La Mancha, Adrián Barbón en Asturias y María Chivite en Navarra. El primero en solitario con mayoría absoluta, el segundo mediante un acuerdo con Podemos y la tercera a través de la alianza con el nacionalismo –incluido Bildu–.
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Sin embargo, será difícil para Moncloa vender como victoria el triunfo de Page, ya que éste ha centrado buena parte de su campaña en desprestigiar la política de alianzas y la idea de España del presidente del Gobierno.
La Comunidad de Madrid, tal y como preveían las encuestas se ha erigido en el principal pilar de esta nueva era autonómica. Isabel Díaz Ayuso ha logrado la mayoría absoluta. En solitario, ha sumado más escaños que el PSOE y Más Madrid en conjunto. Los de Santiago Abascal, que se han dejado tres escaños, han perdido toda influencia parlamentaria. También La Rioja ha dado un espaldarazo a la táctica de Feijóo: allí, Gonzalo Capellán ha desbancado a la que era presidenta, Concha Andreu, en virtud de otra mayoría absoluta.
Las ciudades autónomas han corrido la misma suerte. Mayoría absoluta del PP en Melilla, que recupera así este gobierno; y mayoría simple en Ceuta, donde Vox tendrá la llave de la investidura.
Feijóo sigue exhibiendo su objetivo de llegar a La Moncloa sin la atadura de Abascal. Ya ha dejado claro que su estrategia pasa por alejar a Vox de la vicepresidencia. En el balcón de Génova, el gallego habló de "centralidad". Sin embargo, son muchas las Comunidades en las que necesita el apoyo de la derecha radical.
Aragón, Valencia y Baleares son tres grandes muestras de ello. En estas tres regiones, el PP no puede certificar la investidura en solitario. Jorge Azcón, Carlos Mazón y Marga Prohens necesitan los votos de Vox. Y los tres dejaron claro en distintas entrevistas su deseo de evitar esa tesitura.
En Extremadura ocurre otro tanto, aunque sin haber sido el PP el ganador de las elecciones. María Guardiola, la candidata extremeña de Génova, podría desbancar a Vara a través de una alianza con Vox.
En Murcia, López Miras no ha conseguido la mayoría absoluta, pero suma en solitario más escaños que toda la izquierda en conjunto. De ahí que su investidura no esté en manos de Abascal.
Los estrategas de Génova avanzaron en campaña la estrategia que seguirá Feijóo a partir de ahora: ofrecerá a Sánchez los gobiernos de las listas más votadas. Una forma de librar a los distintos gobiernos de las influencias de Vox y Podemos.
Pongamos por caso Extremadura o Canarias: en estos dos territorios ha ganado el PSOE, pero la mayoría PP-Vox puede desbancar a la izquierda. Feijóo podría ceder esas dos presidencias a Vara y Ángel Torres respectivamente –los candidatos más votados– para que Sánchez no le obligara al PP a depender de Vox en Valencia, Aragón o Baleares.
Del mismo modo que Sánchez ha venido recriminando a Feijóo haber pactado con Podemos y los nacionalistas por no haber encontrado la mano tendida del PP, el líder gallego hará lo propio con los números proporcionados por el ciclo autonómico.
Si los socialistas rechazan investir a los candidatos ganadores del PP, Feijóo podrá justificar los acuerdos con Vox exactamente en la misma clave que lo ha venido haciendo Sánchez.
Sin embargo, Feijóo intentará romper esa dinámica según la cual sólo se pueden alcanzar los gobiernos en virtud de acuerdos con los extremos. De hecho, Génova no descarta intentar pactos con formaciones regionalistas para dejar de lado a Vox. Tales son los casos de Cantabria o las islas Canarias.