Alberto Núñez Feijóo sacó un papel, lo firmó ante las cámaras y se lo acercó a Pedro Sánchez. El folio incluía una propuesta de pacto para que los dos se comprometieran a facilitar con su abstención el Gobierno del que saque más votos. Se impediría así el tener que pactar con Vox o con los partidos independentistas.

Al estudiado gesto teatral del candidato del PP, respondió el socialista con desdén, con risa y con la repetición -más de una decena de veces- de frases como “eso dígaselo a Vara”, en referencia al expresidente extremeño, que perdió el cargo pese a que el PSOE fue la lista más votada.

Era el recurso que Feijóo llevaba preparado para responder a los reproches sobre sus pactos con la extrema derecha y, sobre todo, para contestar a la pregunta de si pactará con Vox.

[La frase de Feijóo que marcó el debate: "Esto de los pactos lo podemos solucionar esta noche"]

Y le sirvió porque pudo eludir la cuestión y, al tiempo, dejar claro que con su desdén el presidente del Gobierno muestra que no ve posible ganar las elecciones del 23 de julio.

El único cara a cara entre los dos principales candidatos, celebrado en Atresmedia, resultó lo contrario a lo que estaba previsto. El líder del PP estuvo más contundente y cómodo, mientras que el presidente del Gobierno, que pidió seis programas de este tipo, estuvo casi todo el debate fuera de sitio.

Se esperaba que Sánchez saliera al ataque y, en realidad, quien salió a por todas fue el líder del PP. Al socialista le perjudicaron las expectativas que él mismo había creado.

Porque incluso Sánchez estuvo sobrepasado cuando se trató de hablar de economía, terreno en el que inicialmente el presidente se creía triunfador. Sin embargo, en ese primer bloque el líder del PP salió al ataque y empezó a desquiciar a Sánchez.

El candidato socialista interrumpió y mostraba gestos de incomodidad en los contraplanos, mientras que Feijóo utilizaba recursos como pedirle una docena de veces que no le interrumpiera. 

“No lea las fichas”, “no interrumpa”, “no esté nervioso”, le decía Feijóo a Sánchez, y éste respondía con expresiones como “desconocía su sentido del humor” o “esto es el festival del humor”.

Los moderadores, Ana Pastor y Vicente Vallés, pidieron en reiteradas ocasiones con notable dificultad al presidente del Gobierno que dejara hablar o que acabara su turno.

Reproches con la violencia de género

Feijóo estuvo más incómodo en los temas de igualdad y, de hecho, eludió en lo posible las referencias a las propuestas de Vox sobre violencia de género. Lo hizo con recursos estudiados como la referencia muy dura a los efectos de la ley del “sólo sí es sí”, relatando dos truculentos casos de violadores excarcelados por la norma.

“Pasará a la historia como el presidente que firmó la ley del solo sí es sí, le perseguirá siempre”, le dijo el candidato del PP a Sánchez.

“Ustedes han tragado ante Vox, es una claudicación ante el machismo con estos vergonzosos acuerdos con el partido de Abascal”, le dijo el socialista.

Sánchez, de hecho, tuvo como argumento principal el de los pactos con Vox. Llegó a decir que “en Bruselas están francamente preocupados por un Gobierno del PP con Vox”, además de expresiones como que el acuerdo del PP con la extrema derecha nos llevaría al “túnel del tiempo”.

Feijóo contestó con el gesto que supondría para los extremos que ambos se comprometieran a que gobernara el más votado. Para los socialistas supondría claudicar antes de las elecciones.

Fue un debate duro y bronco, que mostró de nuevo la falta de respeto que se tienen ambos líderes y el desagrado que se provocan mutuamente.

Sánchez hizo un amago de sacar a relucir las fotos de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado, al referirse a los viajes, y lanzó insinuaciones sobre la falta de transparencia del sueldo del líder del PP.

Y Feijóo mencionó el aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco para reprocharle que haya pactado con Bildu. Todo muy ácido e irrespetuoso.

El presidente, además, sorprendió poniendo sobre la mesa marcos que utiliza el PP contra él y que, por tanto, pueden perjudicar al socialista. Por ejemplo, Falcon y cómo José María Aznar utilizó uno para viajar a la reunión de las Azores. 

También mencionó Sánchez el marco de la frase “¡que te vote Txapote!”, utilizada contra él. En esto, el líder del PP tuvo dificultades para contestar cuando su oponente le pidió que condenara el uso de esa frase por parte de dirigentes y militantes del PP. No lo hizo.

“Usted no es creíble ni fiable”, repitió, Feijóo y ambos intercambiaron casi una veintena de veces acusaciones de mentir.

El PSOE asegura que Feijóo ha mentido al señalar, por ejemplo, que el PP votó a favor de la revalorización de las pensiones, también en algunos de los datos económicos y en achacar a la falta de colaboración del Gobierno el archivo de la investigación sobre el espionaje de su móvil con Pegasus.

Tan bronco fue el enfrentamiento que los dos tuvieron muchas dificultades para incluir referencias a sus propuestas concretas. Eso quedó en un segundo plano, tal era el ruido del intercambio.

Por ejemplo, Sánchez dedicó casi un turno a leer una declaración de Feijóo sobre los atentados del 11-M y las dudas sobre la autoría. Todo para situarle en el lado de la mentira.

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