Correos lleva en el ojo del huracán desde que se convocaran las elecciones para el 23 de julio. Esta empresa pública es la encargada de gestionar los votos de quienes quieren emitirlo por correo. La cercanía del verano y las vacaciones han elevado a máximos el uso de este método, provocando un cuello de botella en las oficinas receptoras. Una situación que algunos han aprovechado para intentar generar dudas sobre el proceso.
Los comicios de la semana que viene han pillado a mucha gente fuera de su residencia habitual y eso ha aumentado la petición del voto por correo, que acaba este jueves, día 13. Hasta el momento, se han contabilizado unos 2,5 millones de solicitudes, según los sindicatos mayoritarios de la entidad. En las pasadas elecciones autonómicas y municipales no llegaron a las 900.000, luego casi se va a triplicar el número.
Se han podido ver carteles en las calles de Madrid anunciando una supuesta compra de votos en Ferraz, sede del PSOE. Y Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha puesto también en duda la capacidad organizativa de Correos para llevar a cabo la tarea. "Mañana es el último día para pedir voto por correo", indicó este miércoles el líder del PP, dirigiéndose posteriormente al personal de la compañía: "Les pido a los carteros de España que trabajen al máximo, mañana, tarde y noche y, aunque no tengan los refuerzos suficientes, que sepan que custodian algo que es sagrado para los españoles, que es su voto".
Feijóo siguió su discurso pidiendo que "con independencia de sus jefes, repartan todos los votos antes de que venza el plazo, para que los españoles podamos votar". "Me comprometo a que si no les pagan las horas extra, en el primer Consejo de Ministros les pagaré todas las horas extras", sentenció, justo el día en que Correos había anunciado una ampliación de horarios y cuando se había informado desde hace semanas que había contratado a más de 20.000 empleados de refuerzo. Estas palabras han encontrado como respuesta la ratificación de que el proceso es "totalmente seguro", según insisten desde Correos.
¿Cómo es el desarrollo completo?
Para aclarar el trayecto desde la oficina a la urna, Correos ha elaborado un comunicado donde detalla cada paso. El documento, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, establece los plazos para solicitarlo, para recogerlo o entregarlo y las condiciones obligatorias (como que todo debe ser personal, sin nadie que lo lleve por el titular). Señala también que "todos los sobres con los votos por correo admitidos, además de la papeleta, incluyen el certificado de inscripción en el censo, lo que garantiza la identidad del votante y del proceso".
Justo después los sobres "son enviados a la unidad de reparto adscrita al colegio electoral correspondiente en la que se depositan y se custodian debidamente" hasta su posterior entrega durante el día de las elecciones en las mesas electorales correspondientes". Durante el 23 de julio, avisan, habrá dos equipos: uno que porte los votos por la mañana y otro que los lleve al final del día, con los que aún están recibiendo.
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Una vez allí, aclaran, Correos se encargará de recoger, en cada una de las mesas electorales, el tercer sobre, con una copia del acta del escrutinio. Asimismo, custodiará dicho sobre y su entrega a las Juntas Electorales correspondientes. La empresa advierte de que una vez emitido el voto postal, no podrá ni cambiar la papeleta ni votar presencialmente: esas opciones quedan anuladas.
La normativa electoral (art. 73 de la LOREG) establece que el Servicio de Correos conservará hasta el día de la votación toda la correspondencia dirigida a las mesas electorales y llevará un registro de la documentación recibida, que estará a disposición de las juntas electorales.
Vigilancia hasta el escrutinio
Aparte, Correos explica el procedimiento para los residentes en el extranjero y anota que los sobres van cerrados y se "extrema su custodia". Según fuentes de la entidad el trayecto desde el mostrador hasta la urna es "totalmente seguro" para "avalar que se cumplen todas las garantías democráticas". "Va en el ADN de la plantilla", inciden, "y queremos que se transmita ese mensaje: el voto por correo es muy fiable".
"En la misma oficina de Correos donde se haya entregado el sobre con el voto, se guardan ambos en una caja fuerte hasta su retirada a última hora de la tarde. En concreto, se almacenan en un depósito cuya clave la tiene únicamente la directora o director de la sucursal", declaran estas fuentes a EL ESPAÑOL.
Cuando se recogen, los sobres con los votos se trasladan a un gran centro de admisión masiva o a la sucursal determinada, dependiendo de la población. "No es lo mismo en una ciudad, que se guardan todos y se reparten el mismo día, que un municipio. Lo que está totalmente claro es que todo va perfectamente registrado y que hay hasta flotas especiales por tierra y aire para hacerlos llegar", puntualizan desde Correos. Allí llegan dentro de una caja precintada y un mapón, es decir, un documento en el que deben ir anotados los detalles del paquete: el número de sobres, el remitente de cada uno y la conducción de entrega en cada oficina.
Todas esas cajas se descargan en una habitación concreta del centro, donde una persona de seguridad ajena a Correos controla todo el desarrollo. En este cuarto, empleados de la empresa postal que se hayan presentado voluntariamente para ese trabajo mapean el contenido. Comprueban uno a uno que la información es correcta y, después, organizan cada sobre según el colegio electoral al que va destinado.
Cuando ya está hecha la selección, las furgonetas oficiales los distribuyen a cada unidad de reparto adscrita a cada colegio electoral. En estas sucursales, otra vez, se guarda el voto bajo llave, en las cajas fuertes. Lo custodian los directores de cada una hasta el 23 de julio, día de las elecciones.
En los colegios, como ya se ha mencionado, hay dos equipos encargados. Ambos con las cajas custodiadas bajo llave. Las abren y entregan los sobres ante la mirada de todos los presentes. El otro grupo conduce los que lleguen a lo largo de la jornada, pues aunque el día 20 es el último día, puede haber alguno que se retrase. Al final del día, los vocales los introducen en la urna y firman el acta. Correos también vigila este documento y la recepción en la Junta Electoral de turno.