Sólo hacía falta una foto y un guiño, mucho más de lo que hicieron en campaña, y que el público respaldase la tregua. Y sorprendentemente ocurrió. A partes iguales, más de 7.000 personas corearon por igual el "presidenta, presidenta" ante Yolanda Díaz y el "sí se puede" al paso de Ione Belarra, algo impensable a principios de semana. Entremedias, Sumar cree más que nunca que la remontada es posible.
"Creed que podemos ganar, porque el PP y Vox lo saben. Las encuestas les van mal. Tengo datos, no van a ganar. Están nerviosos", clamó Díaz en un auditorio Tierno Galván lleno hasta la bandera. La vicepresidenta ha sacado oxígeno de los tracking internos que les dicen que el 23-J hay partido, que no está todo el pescado vendido y que las últimas horas han despertado a la izquierda. Realmente lo piensa.
Por otro lado, la gran novedad de este viernes es que casi se puede hablar por primera vez de la coalición de Sumar en singular, sin entrar en matices de qué partido dice qué o sobre quién, al menos hasta la semana que viene. Ocurrió la foto de la unidad, los militantes de una formación aplaudieron a la de más allá y, aunque Belarra asomó el fantasma de Irene Montero, tanto Díaz como el público respondieron con aplausos.
Bajo un sol de justicia, mientras sonaba el Miña Terra Galega de Siniestro Total, con un youtuber de ultraderecha dándose por vencido y con un parque Tierno Galván más parecido al Tomavistas que a un mitin de fin de campaña, Yolanda Díaz cerró su campaña electoral en positivo, creyendo realmente que la remontada que lleva días pregonando es posible.
"Sumar ya ha cambiado el guion de la historia", enfatizó la vicepresidenta en su papel más emocional, para luego cargar duramente –lleva haciéndolo toda la campaña– contra la antigua amistad de Alberto Núñez Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado "mientras las madres luchaban contra las drogas", el tema estrella para la izquierda en los últimos días.
Si Sumar no se alza con la tercera posición en las elecciones, las opciones de revalidar el Gobierno de coalición progresista se vuelven prácticamente nulas. Sobre este mantra lleva trabajando Díaz durante toda la campaña, insistiendo en que son "la fuerza decisiva" y que su voto "vale doble". La campaña, que empezó con el ruido de las negociaciones con Podemos y el veto a Irene Montero, acabó consiguiendo movilizar cada vez a más gente.
"La derecha salió convencida de que iba a ganar estas elecciones y nosotras hemos cambiado el guion de la historia", ha declarado Díaz. Por eso remarcó, en su mensaje final, que "la única formación política que ahora mismo es la bancarrota del PP es el auge de Sumar".
La reconciliación
El viernes 21 de julio la izquierda volvió a subirse unida a un escenario, aunque las caras fueron algo distintas que las que se separaron. Ione Belarra sustituyó a Pablo Iglesias y a Juan Carlos Monedero, ya fuera de la política; Sira Rego tomó el relevo de Alberto Garzón, que se encontraba en Málaga despidiéndose de su escaño; y Mónica García hizo de Íñigo Errejón, entre el público del Tierno Galván pero sin sumarse a la foto final.
De esta forma, sólo dos dirigentes de la izquierda que sí estaba al principio, Yolanda Díaz y Ada Colau, protagonizaron el esperado –uno nunca sabe si poner el participio entre paréntesis, entre interrogaciones o en cursiva– retorno de la banda y su reconciliación. La sorpresa fue tal que entre algunos de los militantes había miedo de que todo fuese teatro, pero incluso ellos quedaron sorprendidos por la actuación de la unidad, si es que la hubo.
Esta vez, la primera, esa unidad ocurrió bajo un sol de justicia, con la entrada de Siniestro Total, la salida del youtuber de ultraderecha y el escenario del Tierno Galván con aires festivaleros, pero hubo paz y nadie se salió del guion, de existir. Hoy sonrisas, ya habrá miedo la semana que viene. Éche o que hai.