Tomás Serrano

Política 23-J

Sánchez pondrá a prueba su bloque de investidura en la votación secreta a la Mesa del Congreso

Los socialistas tendrían tres puestos y PP y Vox aspiran a cuatro, pero necesitan un acuerdo si hay pacto de la izquierda y los independentistas.

2 agosto, 2023 03:13

El PSOE trabaja desde hace días para que el primer paso de la nueva legislatura, la constitución del Congreso y la elección de la Mesa le sea favorable. Para eso ha contactado ya con el resto de partidos, salvo el PP y Vox, para llegar a acuerdos en las votaciones que tendrán lugar dentro de 15 días, el 17 de agosto.

Para el PSOE es fundamental lograr la Presidencia del Congreso -previsiblemente de nuevo para Meritxell Batet- y, además, tener mayoría en la Mesa con sus eventuales socios de investidura para poder afrontar la difícil legislatura que se avecina.

Los socialistas necesitan para eso coordinar los votos de sus 122 diputados con los de Sumar, ERC, PNV, Junts y BNG.

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El PP, por su parte, considera imposible tener la Presidencia o la mayoría de la Mesa, pero sí aspira a tener cuatro puestos de los nueve que componen el órgano de gobierno del Congreso. Pero necesita un acuerdo con Vox que, a su vez, le pide que uno de esos puestos sea para ellos, con pocas opciones de lograrlo.

La Mesa está compuesta por la Presidencia, cuatro vicepresidencias y otras cuatro secretarías, y funciona por mayoría para tomar sus decisiones.

En la legislatura de 2019 el PSOE tuvo la Presidencia y dos puestos más con 120 escaños; el PP tuvo dos con 89 diputados; Unidas Podemos tres con 35 diputados y Vox uno con 52. Entonces hubo acuerdo entre el PSOE y sus socios, pero no entre los partidos de derecha y extrema derecha, lo que penalizó a los de Santiago Abascal.

Ahora el PSOE podría tener la Presidencia y dos más con 122 escaños; el PP cuatro o tres si cede uno a Vox con 137 escaños y Sumar podría tener dos con 31 diputados. Y podría haber uno de los socialistas o de Sumar que fuera para alguno de los partidos nacionalistas o independentistas que apoyen a Sánchez, si es que lo piden y el PSOE acepta.

Meritxell Batet, presidenta del Congreso, y Pedro Sánchez, en el hemiciclo.

Meritxell Batet, presidenta del Congreso, y Pedro Sánchez, en el hemiciclo. Efe

De esa forma, el nuevo bloque de investidura tendría cinco y la oposición de la derecha cuatro. Pero para eso le es esencial al PSOE pactar con el resto de partidos.

Una de las dificultades es que el voto es secreto en papeleta y es difícil controlar el cumplimiento de los acuerdos y no hay disciplina de grupo posible, aunque se les reparten las papeletas a cada diputado. Además, para las vicepresidencias y las secretarías es necesario calcular y dividir el voto de los grupos parlamentarios entre diferentes candidatos.

El día 17 se votará primero la Presidencia del Congreso. Primero para mayoría absoluta y si no sale ninguno, se repite para lograr mayoría simple, es decir, el más votado. Con acuerdos con izquierda e independentistas, el PSOE lo tendría garantizado.

Luego se votan los cuatro vicepresidentes. Cada diputado pone un nombre en un papel y salen elegidos los cuatro con más votos. Si los diputados del PSOE votan en bloque a su candidato sin acuerdo se garantizan la elección de un vicepresidente socialista, pero no es seguro que salga el de Sumar si el PP ayuda a Vox.

A su vez, Vox podría quedarse fuera si no pacta con el PP y el PSOE pacta con Sumar y el resto de partidos.

Por último, se votan los secretarios con idéntico procedimiento.

La gran baza del PSOE para lograr acuerdos es que Sumar es socio de Gobierno y que ERC y Junts necesitan que la Mesa les autorice una artimaña para poder constituir grupo parlamentario, puesto que no tienen los escaños y votos suficientes.

Hay precedentes en los que se admitió esa artimaña legal, por ejemplo, con UPyD, con ERC y con CiU. Pero también precedentes contrarios, porque en una ocasión el PP impuso su mayoría en la Mesa para evitar que Amaiur -antecedente de Bildu- usara ese procedimiento para tener grupo propio.

No tener grupo parlamentario hace que los diputados se integren en el Grupo Mixto, donde pierden medios materiales, económicos y personales; tiempos de intervención; cupos de iniciativas y preguntas; y presencia en las comisiones, entre otras.