La portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, ha descartado este lunes que algún miembro del PNV pueda presidir la Cámara Baja esta legislatura, una opción que tanto el PP como del PSOE llegaron a tantear a cambio del apoyo de los nacionalistas. En las últimas semanas, el bloque de la derecha ha empezado a barajar esta posibilidad (negociar un puesto a cambio de su apoyo) como el mal menor el próximo 17 de agosto, una posibilidad que pierde fuerza a medida que se acerca el día de constitución de las Cortes.
"No está sobre la mesa ni como posibilidad. Tampoco tenemos constancia de que lo hayan pedido", ha señalado Aizpurua antes de recoger su acta en el Congreso. "No somos de poner líneas rojas, pero queremos una Mesa que posibilite avances sociales y democráticos", ha indicado, sin querer mencionar expresamente al partido jeltzale.
La portavoz independentista, que tendrá esta tarde una nueva reunión con el PSOE para preparar las votaciones del jueves, ha declarado que sólo votarán a favor "de una mayoría de izquierdas y plurinacional", también en los órganos de Gobierno de la Cámara. Que haya nacionalistas o independentistas en ellos no sería un problema siempre que se garantizase la mayoría progresista.
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Paralelamente, fuentes de la formación abertzale confirman conversaciones con el PSOE para intentar mover una presidencia socialista en la Mesa y el Gobierno "cuanto antes". "Una repetición electoral no nos viene bien a ninguno", revela la misma persona, quien adelanta que no tendría problemas en apoyar una candidatura como la de Félix Bolaños.
Por su parte, la presencia del PNV en la Mesa no sería inédita en democracia, pero sí establecería una premisa complicada para EH Bildu, quienes consiguieron más representación en las últimas elecciones (algo que no ocurría desde Amaiur) pero tendrían que volver a verse las caras en los comicios vascos de 2024. Un puesto en la Mesa, qué decir de la Presidencia, daría a los jeltzales una exposición y propaganda contra la que sus rivales independentistas no podrían competir.
En cualquier caso, EH Bildu sigue siendo tan indispensable como el PNV para lograr un nuevo bloque de investidura en la izquierda, aunque menos agresivo a la hora de negociar. Aizpurua, en este caso, ya ha dado prácticamente por sentado su apoyo a Pedro Sánchez tanto en la investidura como en las votaciones del día 17, un extremo que ha concedido sin pedir nada a cambio.
"Antes de las elecciones tomamos el compromiso de cerrar las puertas a la derecha. Así lo hemos hecho y así lo haremos", declaró Aizpurua.
La Mesa del Congreso
El órgano de gobierno del Congreso tiene nueve puestos: la presidencia, cuatro vicepresidencias y cuatro vocalías. El primero se dirime en una votación nominal, secreta, en la que cada diputado de los 350 que componen la Cámara escribe un nombre en una papeleta. Si uno de los candidatos que se presentan obtiene la mayoría absoluta, es proclamado presidente; si no, se realiza una segunda votación entre los dos más apoyados y sale elegido el que tenga más votos.
Las vicepresidencias y vocalías se designan por un sistema distinto. Cada diputado pone un nombre en la papeleta y se van asignando puestos por orden de mayor a menor, según el número de votos que recibe cada candidato. Debido al propio formato, la votación se presta a todo tipo de pactos, traiciones y triquiñuelas de última hora, WhatsApp en mano.
Esto se debe a que la importancia política ahí no está tanto en quién queda primero, segundo, tercero o cuarto, sino cuántos de esos cuatro puestos caen hacia uno de los dos bloques ideológicos. En todos los casos, al ser una votación nominal y secreta, y con un Congreso tan dividido, ni las derechas ni el bloque de Sánchez podrán dar por hecho, realmente, que sus contactos han surtido efecto hasta que se haga el conteo. Eso es lo que mantendrá el suspense hasta última hora.