España se verá abocada a celebrar nuevas elecciones anticipadas durante las próximas Navidades, si ni Alberto Núñez Feijóo ni Pedro Sánchez logran ser investidos como presidente del Gobierno, en el proceso que se puso en marcha este martes tras la primera ronda de contactos del Rey Felipe VI con los representantes de los grupos políticos.
En ese supuesto, los comicios se celebrarían bien el día de Nochebuena (24 de diciembre) o el de Nochevieja (31 de diciembre), según los plazos que marca la última reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) aprobada en 2016.
Tras ser designado por el Rey para someterse a la investidura, como ganador de las elecciones del 23-J, Alberto Núñez Feijóo ha anunciado su intención de iniciar contactos con el resto de partidos políticos a partir del próximo lunes, para intentar ampliar el apoyo parlamentario a su investidura.
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Aunque resulta difícil que pueda superar la cifra de 172 síes que ya suma su candidatura (los de PP, Vox, UPN y CC), pues el PNV sigue negándose siquiera a dialogar con los populares.
El partido de Andoni Ortuzar argumenta que no quiere alinearse con un bloque de investidura en el que está presente "la extrema derecha", a pesar de que Santiago Abascal ha ofrecido a Feijóo el apoyo de Vox "sin condiciones", sin entrar en su hipotético Gobierno.
La intención de Feijóo de abrir nuevas conversaciones para intentar ampliar sus apoyos indica que en ningún caso se someterá al debate de investidura hasta la primera o la segunda semana de septiembre.
En ambos casos, el reloj para la convocatoria de nuevas elecciones se pondría en marcha si la investidura de Feijóo resulta fallida (necesita mayoría absoluta en la primera votación, o simple en la segunda, que se celebraría 48 horas después).
Se abriría entonces un plazo de dos meses tras el que, si ningún candidato logra ser investido, se disolverían las Cortes y se convocarían nuevas elecciones, que deben celebrarse 47 días después, según la disposición transitoria séptima de la LOREG.
Por tanto, si Feijóo tiene una investidura fallida en la primera semana de septiembre, y tampoco Pedro Sánchez logra el apoyo necesario de las Cortes en dicho período de dos meses, las Cortes se disolverían el 7 de noviembre y las elecciones generales tendrían que celebrarse el 24 de diciembre, en Nochebuena.
Si el debate de investidura de Feijóo se celebra en la segunda semana de septiembre y se dan las mismas circunstancias, las Cortes se disolverían el 14 de noviembre y las elecciones generales serían el día de Nochevieja, 31 de diciembre, también domingo.
Y si todo el proceso se retrasara una semana, también con dos investiduras fallidas, los comicios tendrían que celebrarse el 7 de enero. Un calendario endiablado, después de que los españoles tuvieran que acudir a las urnas en elecciones anticipadas en pleno mes de agosto.
En su comunicado oficial, la Casa del Rey expone los motivos que han llevado a Felipe VI a designar al líder del PP para que se someta a la investidura.
Salvo en enero de 2016, cuando Mariano Rajoy declinó el encargo del Rey al no tener suficientes apoyos en la Cámara baja, "en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto por Su Majestad el Rey como candidato a la Presidencia del Gobierno", recuerda la Casa del Rey: "Esta práctica se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una costumbre".
Pero además, el presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, sólo tiene atado en estos momentos el apoyo de 158 diputados (los 121 del PSOE, 31 de Sumar y seis de Bildu), frente a los 172 de Feijóo.
Cuando ha acudido este martes al Palacio de la Zarzuela, Pedro Sánchez se ha mostrado convencido de que logrará finalmente una amplia mayoría absoluta de 178 escaños (como la que permitió el pasado jueves a Francina Armengol convertirse en presidenta del Congreso) para ser elegido presidente.
Pero no ha sido hasta este mismo martes cuando el equipo de Sánchez se ha puesto en contacto con el PNV para negociar su apoyo a la investidura. Y la Moncloa todavía necesita madurar la forma que dará a la amnistía para los independentistas procesados, que Junts exige como condición.
El hecho de que el Rey haya encargado en primera instancia la investidura a Feijóo pone en marcha el reloj para la convocatoria de nuevas elecciones... pero también permite a Pedro Sánchez ganar tiempo para cerrar los detalles de su acuerdo con Junts y el PNV.
Tras acudir al Palacio de la Zarzuela, Sánchez ha eludido aclarar ante los periodistas si aceptará la aprobación de la Ley de Amnistía que le exige Junts. El presidente en funciones se ha limitado a indicar que, en la negociación con los independentistas catalanes, "el diálogo es el método y la Constitución el marco".