El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha asegurado este martes en Nueva York que no contempla una repetición electoral, que todos sus planes pasan por trabajar por un Ejecutivo progresista y que hablará claro sobre exigencias como la amnistía cuando reciba el encargo de intentar su investidura.
Sánchez ha hecho estas consideraciones en una conversación informal con los periodistas que cubren su participación en diversos eventos en Nueva York en el marco del inicio del nuevo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
El jefe del Ejecutivo español ha recalcado que es razonablemente optimista para lograr un acuerdo que le permita ser investido y que ese es su plan a, b y c, que haya un Gobierno de coalición progresista porque cree que se dan los números para ello.
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Pero ha insistido en respetar los tiempos porque ahora estima que es el turno del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuyo intento de investidura será los próximos 26 y 27 de septiembre. Lo previsto es que el líder del PP no consiga los 176 escaños necesarios para convertirse en presidente del Gobierno y, por ende, que Sánchez reciba el encargo del Rey de intentar una investidura en los días posteriores.
No será hasta ese momento cuando hablará de posibles negociaciones y de exigencias de formaciones políticas como Junts sobre una amnistía y por la que le han preguntado los informadores.
Nada ha avanzado al respecto, pero ha asegurado que en todo el proceso de investidura hablará en público, que lo hará de forma clara, sin dar pábulo a ningún tipo de especulación, que se le va a entender perfectamente y que va a garantizar en todo momento el respeto al marco constitucional.
Un argumento que ha reiterado al plantearle si exigirá a los partidos independentistas que renuncien a la vía de la unilateralidad a cambio de tramitar la amnistía.
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Está determinado a conseguir los apoyos necesarios para seguir apostando por la convivencia y la concordia en Cataluña tras considerar avalada su política de forma mayoritaria por el electorado de esa comunidad.
Un electorado que, según ha explicado que evidencian las encuestas, en menos de un 10% apuesta por la unilateralidad, por lo que ha dicho que hay que hablar al 90% restante, porque esa es la responsabilidad de las fuerzas políticas.
No piensa en apurar los plazos para su debate de investidura aunque no aventura cuándo puede ser.
Ante las críticas de exidirigentes socialistas como Felipe González o Alfonso Guerra, el jefe del Gobierno está convencido de que no hacen mella ni en el electorado progresista ni en la militancia.
Ha querido reiterar que aunque discrepe de algunas opiniones de González siempre va a tener su respeto y ha recordado su argumento de que lo que él está haciendo ahora en el PSOE y en el Gobierno es lo mismo que hicieron tanto Felipe González como José Luis Rodríguez Zapatero: transformar el partido y hacer avanzar al país.
Está convencido de que tanto los órganos como las bases del PSOE, a las que se consultará según los estatutos del partido en caso de un acuerdo, lo avalarán de forma rotunda.
Afirma Sánchez que él y la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, están coordinados para lograr el objetivo de un Gobierno progresista, aunque no comenta si estaba coordinada la visita de la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones al expresident de la Generalitat Carles Puigdemont en Bélgica.
Sánchez ve a Feijóo sin autonomía política, actuando al dictado del ala dura del PP, en la que enmarca a José María Aznar e Isabel Díaz Ayuso, y atrapado en una red de alianzas con Vox que no supo parar en diversas comunidades.
Además, considera un dislate el acto convocado para el próximo domingo por este partido en contra de la amnistía y opina que es una demostración de esa falta de autonomía.
Respecto al proceso para considerar en las instituciones europeas lenguas oficiales al catalán, el euskera y el gallego, Sánchez ha considerado muy importante haber empezado un proceso de reconocimiento de las mismas.
Ha hecho hincapié en que España ha ofrecido asumir el coste y ha rechazado que se esté relegando a algunas de esas lenguas, aunque ha justificado que se priorice el catalán por el número de sus hablantes.
La actitud de los diputados de Vox dejando este martes sobre el escaño del presidente del Gobierno el auricular de traducción en el pleno del Congreso la considera propia de la forma de actuar de la ultraderecha y cree que a quien deja mal es al PP.